Cuento
El Mago de la Niebla: San Francisco y la coronela
En una empinada caminata por las cordilleras nevadas varios hombres habían caído por el esfuerzo, esas alturas para algunos resultaban insoportables; pero la Coronela seguía adelante, junto a sus inseparables negras, quienes la seguían con paso firme cuchicheando entre ellas.
El Mago de la Niebla: No dar de comer a los cuervos
La ira de don Ramón Zapata lo expulsó de sus cavilaciones. Iracundo, le siguió hablando:
El Mago de la Niebla: Sócrates entre páramos
Esto contribuía a la creación de grupos de amigos que se reunían desde niños a jugar y que con el tiempo se transformarían en solidarios grupos de parranda; el de Juan estaba formado por Ramón Malpica y Lino Gil. Ellos fueron los primeros integrantes de su círculo de amistades.
El Mago de la Niebla: El Libertador y Nevado
Era una hermosa tarde de junio del año de 1813, se detuvo una escolta de caballería frente a la casa de Moconoque, sitio distante a una legua de la villa de Mucuchíes, para entonces el lugar más elevado de Venezuela.
El Mago de la Niebla: La muerte por Amor
Continuamente pensaba en lo que debió haber sentido Jesús, en las profundidades de su alma, ante el desamparo, cuando fue negado hasta por sus queridos discípulos.
El Mago de la Niebla: El Potrero
Cuando esto ocurría, todos a su alrededor sabían que la tormenta se acercaba; no sólo los Sánchez se preocupaban, sino también la gente del pueblo.
El Mago de la Niebla: Alejandro Magno y Diógenes el cínico
Decía que la humanidad se había olvidado de vivir según la naturaleza y, por eso, no había hombres amantes de la verdad en la Magna Grecia.
José Viznel Álvarez Pérez
Yo maté a Kennedy (Anecdocuento)
Cuando leyó en el periódico la noticia de la mortandad de los perros, un velo de palidez cubrió su rostro, y un sentimiento que no terminaba de ser culpa ni comenzaba a convertirse en pena se apoderó de su alma.
El Mago de la Niebla: La Virgen Soñada
Cupido flechó a Daniel y a Dolores una noche entre sorbos de ponche, mientras reían al recordar la cara del cura cuando, en plena misa, se abalanzó doña María tras sus cochinos.
El Mago de la Niebla: Duendes del Páramo
Los parameros sacaron chimó de los bolsillos mientras se santiguaban, lo envolvieron con hojas de frailejón y lo pusieron arriba de un mojón cercano. Sólo después de esto se atrevieron a caminar a través de la niebla y de la garúa a una cueva cercana.
Meghan Markle fue acusada de plagio por su libro infantil
“Leyendo la descripción y el avance del nuevo libro de la Duquesa veo que no es la misma historia o el mismo tema”, explicó Corrinne Averiss
El Mago de la Niebla: Los mojanes del Páramo
Eran ofrendas de los mojanes a los antiguos dioses, dueños de esas montañas, de quienes conocía poco y lo que sabía lo conocía por una sarta de historias sobre ellos contadas alrededor de los fogones.
El Mago de la Niebla: La epifanía de Vicenta Sánchez
Desde pequeña supo sacarle provecho a todas las circunstancias al transformar cualquier revés en una vía de poner a prueba su fe.
El Mago de la Niebla: La cofradía del sagrado corazón de Jesús
Una de las últimas veces que conversamos sobre el Hombre del Tisure, el nono Daniel habló de la Sociedad del Corazón de Jesús, fundada por el cura de San Rafael de Mucuchíes José Paredes, en esa cofradía se conocieron.
Eduardo Planchart Licea trae “El Mago de la Niebla” a PRIMICIA
El escritor publicará cada domingo un fragmento de la biografía novelada de Juan Félix Sánchez, “el Gigante del Tisure”.
Hacedor de Santos: Eduardo de los Vientos
A orillas de esta laguna en el Páramo Mariño, hogar de gnomos y demonios, he vivido desde 1958, tras paramear de laguna en laguna, de chorrerón en chorrerón.
Hacedor de Santos: El secreto de los kogi
Al regresar no aguantaba las ganas de decirle al fraile, con detalles todo lo que nos había ocurrido en la búsqueda de la milagrosa yerba dragón, pues apenas habíamos podido conversar.
Hacedor de Santos: La forja de la lanza de San Miguel
Su forja parece una cueva, no deja entrar rayos de luz, la poca iluminación brota de la incandescencia del carbón y de las chispas que desprenden los golpes de su mazo de acero para adelgazar las barras del preciado metal.
Hacedor de Santos: San Miguel, matador de dragones
Al entrar al laboratorio estabas cerca del fogón, sentado pintando de rojo hiedra, la sangre que manaba de la herida de un babeante dragón que yacía a los pies de San Miguel.
Hacedor de Santos: El adiós de un aventurero
No podíamos comprender cómo aquel hombre que vivió para superar cada día nuevos retos, se encontraba encadenado a una cama, no había medicina ni narcótico que calmara su dolor, tuvo pocos momentos de sosiego.
