Es el caso de este helado de avena y chía, una combinación que puede incluso ser una buena opción de desayuno o snack o tentempié entre horas en los días más calurosos, además de un original y saludable postre o capricho veraniego.
Cuando pensamos en helado pensamos automáticamente en un capricho que no tiene por qué ser saludable, pero este helado rompe totalmente con este concepto. Es simplemente como tomarte un porridge, pero en otro formato mucho más fresquito.
La avena es conocida por su alto contenido de fibra soluble, que ayuda a mantener la sensación de saciedad y a regular el tránsito intestinal. Además, es una gran fuente de vitaminas y minerales, como manganeso, fósforo, magnesio y hierro. También contiene betaglucanos, que pueden ayudar a reducir el colesterol y mejorar la salud cardiovascular.
Por otro lado, las semillas de chía son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3, con gran capacidad antiinflamatoria y fibra, fundamental para alimentar nuestra microbiota. También están cargadas de antioxidantes y micronutrientes como calcio, fósforo y magnesio.
Además, la combinación de avena y chía permite conseguir la textura perfecta para nuestro helado.
Receta
La base de esta receta se inspira en las populares overnight oats, las gachas o porridge de avena que se preparan la noche anterior y se dejan en la nevera para tomar en el desayuno.
Partimos de una receta así en la que luego mezclamos bien, trituramos y congelamos para obtener una textura cremosa similar a la del helado.
Ingredientes
- 1 taza de avena en hojuelas.
- 2 tazas de leche de almendra (u otra leche vegetal).
- 2 cucharadas de semillas de chía.
- 2 plátanos maduros.
- 1 cucharadita de extracto de vainilla.
- 1-2 cucharadas de miel o sirope de dátiles para endulzar (opcional).
Preparación
- Preparar la mezcla de avena y chía: En un bol grande, mezcla la avena, la leche de almendra y las semillas de chía.
- Deja reposar en el refrigerador durante la noche o al menos 4 horas para que la avena y la chía absorban el líquido y se ablanden.
- Procesar la mezcla: Una vez que la mezcla de avena y chía esté lista, colócala en un procesador de alimentos o una licuadora junto con los plátanos, el extracto de vainilla y el endulzante natural (opcional). Mezcla hasta obtener una consistencia suave y cremosa.
- Congelar el helado: Vierte la mezcla en un recipiente hermético y colócala en el congelador durante al menos 2-3 horas. Para obtener una textura más cremosa, puedes remover el helado cada 30 minutos durante las primeras 2 horas.
Puedes adaptar esta receta a tu gusto, aunque te dejo algunas ideas según el efecto que busques:
- Efecto antiaging: Añade 1 taza de frutas del bosque (fresas, arándanos, frambuesas) a la mezcla antes de procesarla. Las frutas añadirán un toque de acidez y color, además de aumentar el contenido de antioxidantes.
- Para los amantes del chocolate: Añade 2-3 cucharadas de cacao en polvo sin azúcar a la mezcla para convertirlo en un delicioso helado de chocolate. Puedes endulzar un poco más con miel o azúcar de coco si lo deseas.
- Toque crujiente: Incorpora 2 cucharadas de mantequilla de almendra, cacahuete o avellanas a la mezcla antes de procesarla. Al finalizar, trocea un puñado de nueces o almendras y decora. Esto le dará a tu helado un toque crunchy y un aporte extra de grasas saludables.
Endulzantes naturales
Los plátanos maduros y las frutas del bosque son excelentes opciones de endulzantes naturales, así como los dátiles deshuesados, el azúcar de coco o la miel.
Aunque contienen azúcar, este se encuentra naturalmente presente en todos ellos, por lo que son opciones mucho más saludables que el azúcar refinado, pues nos aportan también nutrientes interesantes, como vitaminas, minerales y antioxidantes.