Opinión

¿Y si cambio? La Salud Mental no es ser de piedra, es ser flexible

La salud mental se forja en nuestra mente en cada etapa de la vida
Yamilet Pinto
jueves, 09 octubre 2025

Al celebrar este 10 de octubre es el Día Mundial de la Salud Mental, quiero desmitificar algo crucial: la salud mental no es la ausencia de tristeza, rabia, o miedo ni estar “feliz” todo el tiempo. Es la capacidad funcional de sentir esas emociones y saber cómo manejarlas para seguir avanzando y construyendo una vida plena.

La salud mental se forja en nuestra mente en cada etapa de la vida, por lo que es importante conocer herramientas sencillas de “primeros auxilios” cognitivos para saber qué hacer cuando la adversidad toque a nuestra puerta.

Cuando tienes salud mental:

  • Gozas de la capacidad de Manejo Funcional y la flexibilidad para saber navegar emociones y adversidades de una manera que puedas seguir funcionando, aprendiendo y adaptarte con mayor rapidez y comprensión a los nuevos acontecimientos.
  • Cuentas con equilibrio entre la Mente y el Cuerpo para desarrollar la capacidad de disfrutar de la vida, establecer relaciones significativas y contribuir a la comunidad, incluso con desafíos.
  • Desarrollas una consciencia y aceptación de pensamientos y emociones, incluso los difíciles, sin juzgarlos, para luego elegir la mejor respuesta.

Esta habilidad que se aprende en el tiempo, se forja desde la infancia y se construye con la experiencia. Influyen en ella los factores Ambientales Tempranos, como el apego seguro, un entorno familiar predecible, la validación de emociones y la satisfacción de necesidades básicas en la niñez, de donde se desprende patrones o esquemas de pensamiento sobre nosotros mismos, el mundo y el futuro, los cuales si son rígidos o negativos (“soy un fracaso,” “el mundo es peligroso”), nuestra salud mental se debilita. Si son flexibles y realistas, nos protegen.

Los 3 Gigantes de la Salud Mental

Si bien hay muchos desafíos, hay tres que destacan por su prevalencia y gran impacto:

  1. La ansiedad. Cuyo origen está relacionado con la combinación de factores genéticos, estilos de crianza sobreprotectores o muy exigentes, y el desarrollo de sesgos de atención y de peligro, es decir la mente se enfoca hiperactivamente en lo que podría salir mal. Entre sus efectos están el deterioro de la calidad de vida, problemas físicos, como dolores musculares, insomnio, problemas digestivos, evitación de situaciones sociales o laborales e incluso ataques de pánico.
  2. La Depresión, causada por una desregulación química (neurotransmisores), eventos de vida estresantes o traumáticos como pérdidas o duelos; estilos negativos como la tendencia a culparse a uno mismo por eventos negativos y verlos como permanentes. Pueden generar apatía, pérdida de placer, aislamiento, dificultades de concentración, rumiación mental, y en casos graves, ideación suicida.
  3. El Estrés Postraumático o Estrés Crónico, que nace de haber vivido o presenciado eventos como accidentes, violencia o desastre que desborda la capacidad de afrontamiento. Al mantenerse en el tiempo se manifiesta con un estado de alerta constante, dificultad para conciliar el sueño, y cambios de humor explosivos.

Herramientas de “Primeros Auxilios” Cognitivos

Te dejo tres herramientas muy sencillas que puedes usar ahora mismo para gestionar una emoción intensa:

  1. Para la Ansiedad o Preocupación: Cuando un pensamiento te abrume (ej: “Voy a fallar en la presentación”), pregúntate:
  • ¿Cuál es la evidencia real de que esto va a suceder?: Busca hechos, no sentimientos.
  • ¿Cuál es la evidencia contraria? :¿Qué he logrado antes?.
  • ¿Cuál es el escenario más realista, no el peor?
  1. Para el Pánico o la Sobrecarga: aplica la herramienta de grounding para la conexión con el presente e interrumpir el ciclo de la ansiedad:
  • Nombra 5 cosas que puedes ver ahora.
  • Nombra 4 cosas que puedes tocar ahora.
  • Nombra 3 cosas que puedes oír ahora.
  • Nombra 2 cosas que puedes oler ahora.
  • Nombra 1 cosa que puedes probar (un chicle, un sorbo de agua).
  1. Para la Ira o Tristeza: Imagina que tus emociones tienen una “ventana”. Cuando estás dentro de la ventana, puedes sentir y pensar con claridad. Cuando te sales (por estar demasiado abrumado), pierdes el control, entonces:
  • Identifica lo que te devuelve dentro de la ventana: una respiración diafragmática de 1 minuto; alejarte por 10 minutos o mover el cuerpo.
  • Y cuando sientas que vas a salir, activa tu estrategia de “retorno.

Si las herramientas sencillas no son suficientes, no estás fallando; simplemente necesitas una ayuda más especializada.

Yamilet Pinto

Psicóloga

FPV. 16.092

@Yamiletpinto

yamipinto@gmail.com

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