Opinión

¿Y si Cambio? Enfrentar conscientemente las emociones aporta bienestar y salud mental

Evitar el llanto no es la única forma de evasión, también lo es cuando se pretende calmar el dolor, la ansiedad o la tristeza.
sábado, 01 octubre 2022

La jornada diaria, los proyectos personales, la autoexigencia y la incapacidad para manejar las emociones, el estrés y la adversidad dificultan la posibilidad de disfrutar de bienestar interior y afectan la salud mental.

No es necesario sufrir de grandes eventos emocionales para sentirnos abrumados. Si bien es cierto la enfermedad propia o de seres queridos, el divorcio, la migración, la quiebra financiera o la muerte de alguien especial afecta directamente los estados emocionales y el bienestar físico y mental de una persona, son las constantes presiones diarias las que más impactan negativamente la salud mental y emocional; y en muchas ocasiones se pretende evadir el estrés interno que todas estas situaciones provoca.

Diversas formas de evadir, mayor conflictividad interior

Una de las principales formas de evadir lo que se siente es la resistencia al llanto, sin embargo, llorar es una forma de desahogar y aliviar las penas.

Mucha gente se resiste a ello, queriendo ignorar, controlar, esconder o disimular emociones como la tristeza, ira, rabia, dolor o resentimiento, por considerarlas desagradables o negativas. En muchos casos esta conducta responde a aprendizajes de la infancia, donde el llanto se relaciona con debilidad y consecuentemente se aprendió a reprimir y evadir las emociones.

Evitar el llanto no es la única forma de evasión, también lo es cuando se pretende calmar el dolor, la ansiedad o la tristeza:

· Consumiendo mayor cantidad de alcohol o drogas.

· Trabajando mayor tiempo, hasta el cansancio.

· Parrandeando casi todos los días o semanas.

· Fumando más que de costumbre

· Aumentando la ingesta de alimentos.

· Mostrando más irritabilidad, estrés, nervios o angustia cuando te preguntan cómo te sientes o ves que otros expresan su sentir, lo que hace que te alejes de tu familia y amigos.

· Perdiendo la atención y la concentración, olvidando asuntos importantes.

· Evitando la interacción e intimar con alguien para no conversar sobre lo que te pasa.

· Callar cuando algo te incomoda, para no generar conflicto.

· Rehusando la presencia de pensamientos negativos o automáticos, pretendiendo que no existen, queriendo llenar de “positivismo” u “optimismo” nuestra mente, sólo para esquivar el miedo, la preocupación o ansiedad.

Todas estas formas no son más que recursos temporales que se aplican cuando no se quiere sentir ni hacer contacto consigo mismo, sin darse cuenta que cuanto más se evade enfrentar las emociones, pensamientos o conductas, más se afianzan en el interior y mayor será el nivel de malestar, disconformidad y frustración, incluso es el camino más seguro hacia la ansiedad y la depresión.

Es solo un retraso de crisis existenciales, cuyas consecuencias no sólo serán emocionales, también físicas, mentales y espirituales.

Ganar bienestar interior enfrentado el sentir y las circunstancias

Comprobado está que reprimir las emociones sólo deja malestar, enfermedad y mayor ansiedad y depresión. No es una solución, es un problema mayor, que en cualquier momento se manifestará física, mental y emocionalmente.

Si estás dentro del espectro de quienes evaden su sentir, es importante que comiences a dar pasos hacia tu bienestar interior y enriquecer tu salud mental, lo cual te hará más productivo, eficiente y feliz. Nada como sentir paz interior y conciencia del momento presente:

1. Practica el autocuidado las 24 horas del día: cuidarte a ti mismo es fundamental para recuperar el equilibrio mental, emocional y físico. Esto incluye nuevos hábitos alimenticios, higiene del sueño, ejercicio físico y conexión interior.

2. Habla de lo que te pasa. Siempre es bueno expresar a alguien lo que sientes. Un profesional en psicología podría ayudarte a superar traumas o heridas del pasado, con ética, profesionalismo, sin juicios ni críticas.

3. Conecta con la alegría de vivir, la gratitud y el amor que también son emociones y sentimientos que sanan el alma.

4. Concientiza que las emociones son solo eso, emociones. A veces generan placer y otras veces displacer. No son malas ni buenas, sólo son. Reconocerlas, gestionarlas y experimentarlas conscientemente, llenan de regocijo, paz y libertad emocional.

5. Expresa tus emociones con llanto o no. Recuerda que el llanto puede ser emocional, no solo el dolor provoca el llanto, por alegrías también se llora.

6. Vincúlate emocionalmente con quien te genere confianza y seguridad. Las vinculaciones emocionales conscientes, establecen relaciones fuertes y duraderas, leales y fieles.

7. Reconoce cualquier manifestación de estrés que tengas y procésala consciente y deliberadamente.

8. Tómate un tiempo para hacer la pausa, respirar y fluir. La meditación y el Mindfulness son excelentes opciones para calmar la mente, lograr quietud y calma interior.

Expresar lo que sentimos nos hace libres, nos conecta con nuestra naturaleza humana y nuestra esencia divina. Solo necesitamos encontrar la forma más sana de hacerlo, en un ambiente de confianza y controlado, con alguien que nos genere seguridad y afecto.

Recordemos que, así como se aprende a reprimir las emociones para no ser vistos como débiles o vulnerables, así mismo podemos aprender y gozar de los beneficios de expresar lo que sentimos.

¡Evadir lo que sentimos no es la solución, es el problema!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

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