Opinión

¿Y si cambio? Cómo superar el perfeccionismo tóxico y ser feliz

Pareciera que hemos confundido que para ser personas con tendencia a la excelencia, responsables, comprometidas, disciplinadas, organizadas, planificadas y ordenadas tenemos que ser personas perfeccionistas.
Yamilet PINTO
sábado, 16 febrero 2019

Encontrarse con una persona perfeccionista es más común de lo que imaginamos. Pareciera que hemos confundido que para ser personas con tendencia a la excelencia, responsables, comprometidas, disciplinadas, organizadas, planificadas y ordenadas tenemos que ser personas perfeccionistas. Y realmente una cosa no tiene que ver con la otra. Podrían relacionarse en que una persona perfeccionista busca eso también, sólo que lo hace de manera desproporcionada, obsesiva-compulsiva y con un altísimo sentido del control e inflexibilidad.
Rasgos de la personalidad perfeccionista:
Para comprender un poco lo que pasa dentro de esta personalidad, veamos que son los rasgos de personalidad, según el DSM-IV: son patrones persistentes de formas de percibir, relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una amplia gama de contextos sociales y personales. Los rasgos de personalidad sólo constituyen trastornos de la personalidad cuando son inflexibles y desadaptativos y cuando causan un deterioro funcional significativo o un malestar subjetivo.
Aquí es donde hemos de poner la lupa. El buscar la excelencia no es un problema ni debe serlo. Sólo cuando esa búsqueda altera nuestra estabilidad emocional, mental física y espiritual es cuando se convierte en un verdadero problema.
A este tipo de personalidad se le conoce también como personalidad anancástica, denominación que proviene de la mitología griega, donde la diosa Ananké, representaba lo inevitable, ineludible y necesario. En griego antiguo también significaba “fatalidad”, una característica de las personas con este rasgo perfeccionista, quienes además son:
1. Excesivamente sensible a la crítica de los demás, críticos consigo mismos y con los otros. Esta sensibilidad los hace esclavos del qué dirán y reflejan su bajo nivel de autoestima y un muy alto grado de inseguridad. Se convierten en jueces implacables de quienes les rodean, especialmente, familia, pareja, amigos y compañeros de trabajo.
2. Inflexibles consigo mismo y con los demás. Se acogen radicalmente a las normas rígidas con el propósito de mantener el orden en el que viven. Para ellos no existen matices. O algo es blanco o es negro, siendo radicales en lo que hacen, suelen decir “Se hace perfecto o no se hace”
3. Controladores. Esta inflexibilidad los lleva a querer eliminar la incertidumbre, por ello persiguen prever cualquier percance, haciéndose esclavos de la planificación, el orden, la limpieza, los horarios, las reglas y normas, sintiendo ansiedad, nerviosismo y preocupación si algo sale diferente a como esperaban. Esta tendencia les impide delegar funciones en el área laboral, familiar o social.
4. Altamente frustrados y con una constante sensación de fracaso. El hecho de ser inflexibles y controladores, inevitablemente los sumergen en un estado de frustración constante y una profunda sensación de fracaso, por no poder controlar todas las variables que le rodean y no poder evitar que algo salga como no se esperaba.
5. Inconformes. Para estas personas nunca es suficiente, nunca está bien, siempre necesita algo más, otra revisión, más tiempo, más preparación. Tienen la sensación que pudo haberse hecho mejor siempre.
6. Procrastinadores. Su inconformismo los lleva a aplazar entregas o no hacerlas nunca. Pueden estar horas y horas haciendo algo para conseguir el mejor resultado posible y, finalmente, no cumplir con lo planeado.
7.Emocionalmente inestables, explotando con crisis de ira, culpa, rabia, agresividad, impulsividad, tristeza y cayendo posteriormente en cuadros depresivos. Sus miedos a la desaprobación, el rechazo y el abandono los atormentan. Tienen la tendencia a sentirse incomprendidos, apartados y con una gran falta de apoyo.
8.Negativos y fatalistas. Sus pensamientos anticipatorios están centrados en lo mal que pueden salir las cosas. No se creen capaces de generar cosas buenas para sí ni se creen merecedoras de que les puedan pasar cosas buenas.
9. Difíciles de mantener relaciones interpersonales armoniosas. Su personalidad llega a ser tan exigente que, además de exigirse a sí mismos, exigen en gran medida a los demás, especialmente a la pareja quien pareciera nunca cubrir sus expectativas. En el trabajo le cuesta delegar, porque nadie haría las cosas bien con ellos. A los hijos les exigen hacer las cosas bien o si no que nos las hagan. Los padres debieron hacer las cosas diferentes, etc. Eso lleva a que nadie se quiera relacionar con ellos.
10. Exacerbadamente justos. Aunque son jueces implacables de sí mismos y de los demás, buscan ser justos, prevaleciendo no hacer daños a terceros, manteniendo claridad entre lo que está bien y lo que está mal, según su perspectiva.
11. Difíciles para disfrutar de la vida. Todo este alto nivel de exigencia, competitividad y frustración ante los errores conlleva que la vivan estresados y a la defensiva, anticipando catástrofes potenciales. Rara vez experimentan estados placenteros o se permiten relajarse.
Salir de las sombras de la perfección y entrar en la luz de la plenitud
En mi trabajo he visto cuánto y cómo sufren estas personas. Me lleno de amor infinito cuando juntos podemos salir de ese túnel y entrar a la libertad y la plenitud. Algunos pasos que puedes seguir para salir de allí:
1. Entrenar la relajación, para reducir la tensión y la ansiedad de forma adaptativa, disminuir el diálogo interno y mantener el estado de presencia; y así evitar los pensamientos anticipatorios.
2. Aprender la flexibilidad consigo mismo y con los demás. Una frase que creó un paciente le sirvió para ayudarse y la convirtió en su mantra “cuanto más flexible soy conmigo mismo, más flexible soy con los demás”.
3. Entrenar la solución de problemas y así establecer prioridades y escoger soluciones.
4. Controlar los pensamientos obsesivos. Esto se puede hacer por medio de la detención del pensamiento o imaginando cosas agradables o neutrales.
5. Identificar las suposiciones y sustituirlas por ideas más racionales y adaptativas.
6. Dependiendo el nivel o grado del trastorno, acudir al psiquiatra para medicación adecuada en el tratamiento de la agresividad, la irritabilidad y la impulsividad. @yamiletpinto

 

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