La búsqueda
La Búsqueda: El fin de la búsqueda
Llegó el momento esperado, debemos sacar la piedra de jade de las aguas del lago, para que nos revele sus secretos.
La Búsqueda: Xochipilli deja caer su máscara
El nombre oculto de Xochipilli, era el de la Diosa Xochiquetzal y ella podía retornar al mundo en una niña nacida el día del calendario lunar.
La Búsqueda: La Ceiba pilares del cosmos
Al amanecer la despertó bruscamente su madre, porque una boa había estado durmiendo sobre su cuerpo. Antes de escabullirse pudo ver sus ojos, recordándole el sueño que acababa de tener.
La Búsqueda: Xochitl y el fuego nuevo
Tampoco iré a la corte solar, al paraíso gobernado por Huitzilopochtli, a donde van los guerreros junto a los prisioneros sacrificados anhelantes por transformarse en colibríes.
La Búsqueda: La partida del peregrino
La voz parecía emanar del bastón de los ancestros, el cual resplandecía como una estrella. Las oleadas de luz lo cegaron.
La Búsqueda: La diosa inicia al peregrino
Vivirás, Ruminawe, en una choza útero. Entrarás, para crecer acercándote a Mu, el bien, el amor; aprenderás manejar a Se, el mal, el odio, el cual no debes ignorar. Ruminawe se encontraba confundido, se sentía dividido en dos verdades.
La Búsqueda: El karai y la tierra sin mal
La presencia de Ruminawe provocaba desconfianza, pero no se atrevían a tocarlo, estaba protegido por el sin ombligo.
La Búsqueda: El karai y la tierra sin mal
Era tal su flacura que los huesos sobresalían, en su piel mostraba el desgaste y cansancio de un cuerpo por el tiempo.
La Búsqueda: La iniación de Ruminawe
Un saco con carne seca, maíz y papas guindaban entre las ramas del árbol bajo cuya sombra se había dormido, eran los restos de la matutina comilona de los guerreros.
La Búsqueda: Lluvia de flechas
Tu antiguo maestro al saber lo ocurrido nos envió a buscarte, para que te dieran estos ídolos de oro y te dijera las palabras que me hizo memorizar.
La Búsqueda: La serpiente emplumada y el barbado Cortez
Hubiera deseado arriesgarlo todo a un juego, pero estaba ante un Dios angustiado por su caída. Recordaba el desasosiego, la inquietud que lo invadía, cuando todo su dominio dependía de un azar, de ganar o perder una simple jugada.
La Búsqueda: Yatnayo, el hablador
Por muchos días caminó acompañado de su soledad. extrañaba la compañía de otros, anhelaba conversar nuevamente. Se sentía oprimido por el aislamiento que le ocasionaban los signos de poder.
La Búsqueda: La partida de Ruminawe
Son asesinados cruelmente en sus solitarias correrías, a pesar de su astucia y velocidad, por los adoradores de los negros perros. Ellos con orgullo adornan sus lanzas con trozos de piel arrancada con odio a los servidores del Inca.
La Búsqueda: Ruminawe el peregrino del inca
En ese momento el Inca tomó entre sus manos copas llenas de chicha de maíz fermentada por las vírgenes del templo, cara a Inti ofreció la bebida a su padre.
La Búsqueda: Los rostros de la diosa
Deseaba encontrar respuesta a las relaciones que podían existir entre la negación de Ixquicic a los sacrificios humanos y la huida de Quetzalcóatl de Tula.
La Búsqueda: La sabiduría de los comerciantes
Las palabras de nuestro maestro lograron reanimarme. A medida que nos adentrábamos en el barrio se acrecentaba el ambiente festivo. El bullicio me desorientaba, al notar esto nuestro anfitrión en su casa me tomó del brazo llevándome a un cómodo rincón donde me susurró al oído.
La Búsqueda: Quetzalcoatl en el juego de pelota
Para sorpresa de todos el nigromante y los bufones vencieron a cientos de hombres con la magia de la risa, los enloquecieron y clavaron sobre si sus lanzas.
La Búsqueda: Los rostros de Quetzalcoatl
Xólotl al tomar los huesos creyó vencer a los dueños del oscuro reino, y huyó de Mictlan, transformado en vampiro con garras de águila; logró pasar desapercibido por los nueve guardianes del Reino de la Muerte, pero al ser conocido el robo fue perseguido por un ejército de esqueletos.
La Búsqueda: El éxtasis entre sangre y dolor
La causa del viaje decían nuestros maestros que era comercial, desde hacía muchas lunas no se recibían los tributos que se esperaban de las tierras bajas, y en los jardines del Ombligo de la Luna empezaban a escasear los quetzales y los jaguares.
La búsqueda: Tlazolteotl, la diosa de la inmundicia
Nací un día de mal augurio, entre los cincos días nefastos. Esperaron mis padres cuatro días para presentarme a los dioses, vulgar treta de los adivinos para evadir la muerte.