Anecdocuento
El retorno de Hilarión (Anecdocuento)
Se dice que cuando apareció y quisieron saber lo que le había pasado, con su proverbial laconismo solo respondió que se había caído, así que cuando le preguntaron dónde, respondió que en el suelo.
El día que me morí (Anecdocuento)
Decidí entonces ignorar todo aquello y dedicarle una mirada al manjar que tenía ante mí, invadido por un apetito incontrolable.
La fama de Pedrito Roncha Seca (Anecdocuento)
Dicen que quedó patas arriba como el caimán del tío Simón, pero feliz de haberse lucido nuevamente con otra de las que él se anotaba como grandes hazañas.
El Capitán Dinamita (Anecdocuento)
También comenzó a usar un reloj que no se quitó jamás, un anillo de calavera y una pesada cadena plateada colgada al cuello, ambos de exageradas dimensiones.
La noche del cola larga (Anecdocuento)
Es preferible caer en los anillos de Saturno que pasar noches en vela escuchando la faena de estos individuos sin saber siquiera de donde proviene el tormento.
Los animalitos de Ramona (Anecdocuento)
Ya en la oficina, Ramona prendió la computadora y fue directo a la página de la lotería de animalitos.
Un vaquero en Carnaval (Anecdocuento)
“Ese año recuerdo que a mi hermana menor la disfrazó de angelita, y mientras caminábamos disfrutando del espectáculo alguien iba al lado mío embutido en un disfraz del hombre murciélago; era mi hermano quien muy a pesar suyo me confesó que se estaba sancochando dentro de su ajustado traje de superhéroe”.
Sabelotodo McCoy (Anecdocuento)
No extrañe que quien lo escuche ofreciendo sus peculiares explicaciones, termine por convencerse de que se encuentra ante un genio de las matemáticas.