Sabelotodo McCoy (Anecdocuento)

Para los teóricos del vacío cuántico toda la información pasada, presente y futura se mantiene allí en todo momento, el problema está en acceder a ella tal como posiblemente sucedió con Nostradamus gracias a sus visiones proféticas, un portento no comparable con el resto de los mortales, cuya actividad onírica en ocasiones ciertamente depara imágenes premonitorias que la mayoría tamiza mediante la lógica científica e/o interpreta a través de la astrología popular. Pero eso no aplica para Sabelotodo McCoy, un verdadero artista en convertir las panaderías en sus tribunas favoritas, y quien desde muy joven se embriagó con la certeza de que el vasto entramado de sus neuronas bordea los límites de todo el conocimiento universal.

Quizá se deba a un factor hereditario o sea cuestión de educación doméstica -o de falta de ella- lo que lo ha llevado siempre a creerse una especie de macho alfa donde quiera que va; puede ser que su cuerpo de alfeñique tenga que ver con esa actitud porque como en el mundo de los primates el tamaño sí importa, él siempre parece estar tratando de hacerse físicamente más grande o más fuerte, lo que obviamente no puede conseguir por más que se esponja y se empina.

Quizás esa sea la razón de que por una genialidad compensatoria de la naturaleza, en su mente bullen interminables tormentas de ideas y palabras con las que se vuelca a explicar todo cuanto escucha en conversaciones propias o ajenas; baste sólo conque le llegue el planteamiento de lo que deba ser resuelto para que independientemente de la envergadura o grado de dificultad, él siempre va a tener una solución en la punta de la lengua, sin distingo de que su opinión tenga el mejor de los sentidos o pertenezca al estrafalario mundo de la fantasía. Y, oh María santísima se apiade de aquel humano desprevenido que le lleve la contraria, porque su destino será una amplia atarraya de dialéctica que no tiene pizca de montuna y sí mucho de conocimiento y amor a la sabiduría.

No extrañe que quien lo escuche ofreciendo sus peculiares explicaciones, termine por convencerse de que se encuentra ante un genio de las matemáticas, un erudito en arte, música o filosofía, un espinero que puya por donde lo toquen indistintamente que se trate de historia universal, literatura o economía, y una caja de machetes en agropecuaria, derecho, política o astronomía.

Ayer por ejemplo fue visto en la esquina de la panadería soplando el café a la vez que hablaba frente a una audiencia de varias personas, quienes entre embelesados y sorprendidos escuchaban con curiosa atención una de sus encendidas disertaciones, por cierto muy parecida en su estructura a un batido tres en uno, donde la naranja era un método infalible contra la corrupción, la zanahoria un ejercicio discursivo sobre la teoría de los agujeros de gusano para viajar más allá del alcance de la imaginación, y la remolacha una exposición sobre geopolítica internacional, actualizada con la situación en Latinoamérica y el mundo.

En eso estaba cuando uno de sus enemigos más gratuitos se acercó al grupo y le dijo en tono burlón que si él sabía tanto también debía saber quien mató a Kennedy, un peine al que el impasible Sabelotodo McCoy respondió que al día siguiente le mostraría una copia certificada de la confesión del asesino que tenía guardada en sus archivos privados, y sin detenerse retomó el hilo de su charla, la cual de un golpe se transformó en una ensalada mixta de zanahorias negras con sabor a naranja que según preparan los campesinos de Kentucky, galardonada con honores en la Exposición Gastronómica Mundial recientemente celebrada en Madagascar.

Fue uno clásico episodio de la formidable erudición de Sabelotodo McCoy desplegada sin tapujos hasta su máximo esplendor.
viznel@hotmail.com

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/BNoMZwKUeWk9GJtyJhjYL6

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia