Opinión

¿Y si cambio? Viviendo la Navidad en conciencia plena de nuestras emociones

Nos preguntamos entonces, cómo lograr equilibrio emocional en Navidad y vivir a plenitud el reencuentro familiar, el compartir afectivo y el disfrute de la paz de una Noche Buena.
sábado, 09 diciembre 2023

La Navidad es una época del año donde se experimentan muchas emociones al mismo tiempo, las cuales necesitamos gestionar. Aunque muchos dicen que se trata de un mes más y que lo importante es compartir, lo cual es cierto, el movimiento social y el apego a las tradiciones, genera estrés emocional por diversas razones:

· Crisis económica en la familia, la cual impacta emocionalmente, causando impotencia, frustración, rabia y tristeza debido al deseo de cumplir con las tradiciones de los regalos, los estrenos, los juguetes, los adornos navideños, la preparación de platos navideños como las hallacas, el pernil, el pan de jamón, la ensalada de pollo, el dulce de lechosa, el brindis de Navidad y Año Nuevo. Además, la decoración de la casa, exige comprar pinturas, luces y adornos. Administrativamente, se suma el cumplimiento de compromisos laborales, fiscales y el cierre contable y operativo de algunas empresas.

· Emocionalmente, la pérdida de un ser querido, la ausencia de familiares cercanos, el término de una relación de pareja, la enfermedad mental o física, propia o de algún familiar cercano, también se convierten en motivos de tristeza, depresión, angustia y ansiedad, al mismo tiempo que se vive la alegría y algarabía de la Navidad.

Nos preguntamos entonces, cómo lograr equilibrio emocional en Navidad y vivir a plenitud el reencuentro familiar, el compartir afectivo y el disfrute de la paz de una Noche Buena.

Despertar la conciencia emocional

Aprender a gestionar nuestras emociones es un proceso que comienza con “darse cuenta” del poder e importancia que tiene cada emoción en nosotros y cómo, sin evadirla ni negarla, experimentarla sin quedarnos atrapados en ella.

Aunque muchos dicen que la Navidad es la mejor época del año, porque es la más alegre, la más vistosa y la más llena de paz, todo dependerá de cómo se conciba, de cuál estado emocional te encuentras mientras la vives y cómo procesas lo que sientes.

Dice una vieja canción que, en las navidades unos van riendo y otro van llorando, ambos estados emocionales son válidos. El secreto está en concientizar que las circunstancias no las podemos cambiar, y que nos podemos apropiar de nuestro estado emocional frente a esas circunstancias, reconociendo la tristeza al mismo tiempo que agradecemos lo vivido y aprendido de esa persona ausente y disfrutar ahora de los presentes, de los que están a nuestro lado y de lo que hemos logrado. Allí está el verdadero despertar de la conciencia emocional.

Descubriendo lo que realmente nos hace feliz

Muchas personas se quejan de la Navidad por los gastos que genera, por el consumismo al que se ven sometidos y por las “obligaciones” a las que se ven expuestos socialmente, por ejemplo el tener que compartir con personas que no son de su agrado; tener que entender que no todos participen en las actividades navideñas en casa o en la empresa; o por la impotencia de no contar con los recursos económicos para adquirir o tener todo lo que la “tradición” exige.

Esto nos invita a reflexionar sobre el significado y valor que tiene para nosotros la Navidad, a qué realmente le estamos dando importancia y cómo podemos disfrutarlo de verdad y decimos:

· Que la tradición sea la esperanza, la gratitud y el amor. Si la situación económica apremia, preguntémonos ¿De qué otra manera podemos disfrutar en familia? Pudiera ser, entendiendo que lo importante es compartir y reencontrase, por lo tanto, hablar y sincerar las posibilidades de cada uno, permite disfrutar adaptados a las circunstancias. Agradeciendo el momento presente, manifestando amor mutuo y esperanzados por un futuro siempre mejor.

· Que el compartir sea de cariño, afecto, orgullo, admiración y apoyo mutuo. Muchas veces se le da importancia a un regalo material, que son muy buenos, pero se deja de lado el afecto, el respeto, la empatía o el apoyo hacia el otro. Que sean estos los regalos de Navidad al pie del arbolito.

· Que las tareas sean divertidas y compartidas por quienes están ganados a ellas. No todos van a participar y ayudar, y es importante aceptarlo. Pueden definir claramente quienes y qué van a aportar y así evitar conflictos con quienes deciden no participar.

· Que la oración sea el remanso de la familia en la Noche de Paz y Año Nuevo. En muchas ocasiones el bullicio de la música retumba en los oídos e impide escuchar el canto del amor, que habla del perdón, la reconciliación y la sanación interior. Oremos por la salud mental, emocional, espiritual y física de cada integrante de la familia.

· Que la aceptación sea el inicio de un proceso de transformación personal, que permita dejar ir lo que ya no es necesario en nuestra vida.

· Que el valor de las pequeñas cosas sea nuestra más grande riqueza.

Vivir la Navidad en Conciencia Plena de nuestras emociones y del momento presente, sí es posible y nos permite dignificar la felicidad y el bienestar que nos ofrece la época, más allá del consumismo, los estereotipos, las tradiciones y lo material.

¡FELIZ NAVIDAD EN CONCIENCIA PLENA DE NUESTRAS EMOCIONES!

Yamilet Pinto

@yamiletpinto

Psicóloga

FPV-16092

yamipinto@gmail.com

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