Opinión

¿Y si cambio? Transitar el miedo al qué dirán en conciencia plena

Les aterra sentirse expuestos y por ende, se genera un estado emocional que lleva a ocultar el verdadero sentir.
sábado, 10 febrero 2024

Muchas veces el miedo al qué dirán se convierte en pensamientos o creencias base que limitan la normal convivencia, el bienestar emocional y físico y la paz interior.

Cuando se tiene tanto miedo a la opinión de los demás, subyacentemente se encuentra una baja autoestima, un gran miedo al rechazo, al abandono y hacer el ridículo.

Además de un pensamiento o creencia que dice “No me van a respetar” “No me van a querer” “No soy suficiente” “No seré lo que ellos creen que soy y se decepcionaran de mí”. Esta forma de pensar sólo deja angustia, malestar, ansiedad, tristeza y frustración, lo cual obliga a “sentir” un bienestar que no se siente.

Reconoce el miedo al qué dirán

Aceptar que se tiene miedo al qué dirán es el primer paso para superarlo y no es tarea fácil, ya que podría implicar que existe cierta dependencia de la opinión de los demás, cuando lo que se quiere mostrar es seguridad y confianza en sí mismo.

Para reconocer el miedo al qué dirán, es necesario identificar su origen. Entre las posibles causas del miedo al qué dirán se encuentra:

Las críticas negativas permanentes, así como el rechazo y los comentarios inapropiados por parte de personas claves como: los padres, abuelos o tíos, quienes van tergiversando su interés de formar un “niño de bien” y para “corregirlo” hacen comparaciones con otros referentes o pares, afectando la autopercepción del niño, quien más tarde necesitará de la aprobación de los demás para sentirse aceptado y querido.

Las elevadas exigencias de maestros, padres o representantes, quienes tienden también a comparar y exigir niveles por encima del estándar, sembrando así miedo, angustia y una autopercepción negativa frente a las expectativas de los demás.

La carencia de reconocimiento, ante pequeños logros por parte de padres, familiares y maestros. Un simple “Lo estás haciendo bien”, podría motivar e inspirar estados de seguridad y confianza.

La percepción de poca valoración personal por parte de otros, como padres, representantes o maestros.

Las experiencias vividas y aprendidas, por patrones disfuncionales en el proceso de formación de la personalidad.

La tendencia a ser una persona sensible a la crítica y a los juicios de valor.

El miedo al rechazo y al abandono.

Necesidad de protegerse para no seguir sufriendo.

Cada uno de estos aspectos contribuyen a formar una personalidad temerosa de la opinión de los demás y contribuye a la formación de juicios imaginarios negativos, contra los pares, pensando que podrían cuestionar, criticar o rechazar la propia forma de pensar, actuar o sentir, independientemente de su causa.

Les aterra sentirse expuestos y por ende, se genera un estado emocional que lleva a ocultar el verdadero sentir, pensar o actuar con la intención de no dar pie a la crítica u observación de otro, generando estados de agotamiento mental, físico y espiritual.

¿Por cuánto tiempo puede ser esto sostenible?

Volver a la vida real

El camino de regreso a casa comienza cuando se acepta que existe el miedo a ser rechazado, criticado o enjuiciado por la opinión de los demás.

Sin embargo, también es difícil decir que nunca se toma en cuenta la opinión de otros. Eso no es cierto, especialmente si se trata de familiares, padres o hermanos, ante quienes es necesario clarificar cuán importante y valiosa es su opinión, sin que ésta sea una cadena que impide avanzar.

Cuando la atención se centra en simular los verdaderos sentimientos, pensamientos o conductas se tiende a vivir una vida ajena.

Se asoma la enfermedad y se deterioran los niveles de bienestar y plenitud, dando espacio a la ansiedad y la depresión y con ellos una serie de pensamientos automáticos negativos, el desarrollo del perfeccionismo y una dependencia de la aprobación del otro.

Mostrarse tal cual es, resulta casi imposible para quien vive de apariencias y no se muestra auténtico.

Vive cansado, agotado, angustiado y más temprano que tarde, su sistema nervioso central colapsa, producto del miedo a ser quien realmente es, la vergüenza de quedar en evidencia y crece la sensación de ser rechazado, cuestionado y criticado.

Antes de llegar a las máximas consecuencias, la propuesta es:

1. Aceptarse con defectos y virtudes.

2. Callar los pensamientos automáticos negativos.

3. Descifrar, con ayuda profesional, las verdaderas causas del miedo a exponerse.

4. Entender que existe una realidad imaginaria (Anticipación) y una realidad verificable. Mientras la primera te domina disfuncionalmente, la segunda te da evidencias de lo que realmente sucede. El fin es encontrar el equilibrio en medio de tantas diferencias.

5. Hacer ejercicio físico acorde a sus necesidades.

6. Buscar ayuda profesional.

Ser esclavo de lo que dicen los demás puede transformarse en libertad plena, cuando se conoce lo que está ocurriendo, cuando se toma conciencia y se decide por ser feliz, porque sí.

Psicóloga YamiletPinto

@yamiletpinto

PsicólogaFPV-16092

yamipinto@gmail.com

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