¿Y si cambio? ¿Te cuesta ser feliz?

¿Cuántas veces has escuchado la frase: la felicidad no existe, lo que existe son momentos felices?

Yo la he escuchado muchas veces, y cada vez que la escucho pienso que realmente es todo lo contrario, que lo que existe son momentos tristes, porque la felicidad, siendo un estado del ser, es permanente, continuo y natural. Es nuestro derecho de nacimiento.

Hace unos cuantos años leí un libro que llamó mi atención “Feliz porque sí”, escrito por Marci Shimoff. En principio llamó mi atención el imperativo “Porque sí”, lo cual me hizo recordar a mi mamá y su autoridad, porque cuando ella decía “porque sí” era algo equivalente a “porque lo digo yo, porque me da la gana o simplemente porque sí”, así que había que cumplirlo, ¿les pasó también a ustedes?

Así que cuando leí “Feliz porque sí”, fue una orden para mí. Por supuesto, la lectura de ese libro me regaló una perspectiva muy amplia de las infinitas posibilidades que tenemos de sentir felicidad y de reconocer que sí podemos ser felices y encontrar felicidad en las cosas más sencillas y simples de la vida y dejar de estar buscándola fuera, cuando en realidad forma parte de nosotros y la verdad les digo, conocer esa verdad hizo que mi vida se transformara en una experiencia donde la búsqueda de la felicidad terminó y surgió la plenitud de experimentarla en cada momento de mi vida.

¿De dónde proviene la felicidad?

Siendo la felicidad un concepto tan abstracto, con tantas interpretaciones filosóficas, psicológicas, religiosas, sociológicas y hasta científicas, en cuanto y en tanto se busca explicarla, incluso desde el punto de vista de la neurociencia, resulta muy complejo darle un sentido único.

Sin embargo, los estudiosos siguen concentrando sus esfuerzos en darle una explicación lógica a la felicidad, por ejemplo en el estudio del cerebro se ha descubierto que:

· El sistema límbico es el centro de la afectividad de las personas.

· Los lóbulos pre-frontales y frontales moderan las reacciones emocionales y desarrollan un plan de acción.

· Una actividad elevada en el hemisferio izquierdo se asocia a la felicidad.

· El hipotálamo regula la homeostasis, la motivación y la conducta emocional.

· El tálamo integra actividades sensoriales y motoras, también interviene en el despertar, la conciencia, y en la conducta afectiva y la memoria.

A esto podemos agregar el impacto del aporte que hace la Neuroplasticidad del cerebro en la concepción de la felicidad. Si revisamos a profundidad lo que ésta nos ofrece, podemos comprender que en nuestra fisiología también hay respuestas sobre el misterio del origen de la felicidad.

En ella podemos encontrar cómo se regeneran nuestras neuronas, anatómica y funcionalmente, formando nuevas conexiones sinápticas que nos facultan para deshacer viejos hábitos y costumbres limitantes, permitiéndonos con ello:

1. Convertirnos en personas más resilientes, si es que nos mantuvimos por tanto tiempo en la negatividad y en el pesimismo.

2. Ser más creativos si es que nos mantuvimos por mucho tiempo siendo personas rígidas y poco flexibles; y por supuesto nos puede conducir a tener conexiones más sublimes desde el espíritu y acceder a una transformación desde nuestro interior, sede de nuestra felicidad.

Es por ello que la felicidad, también se relaciona con la espiritualidad (no religión). Sucede cuando cultivamos la conexión con el SER y expandimos nuestra conciencia.

En ese momento es posible sentir más plenitud, más serenidad y mayor calma logrando salir de la esclavitud del ego que no hace otra cosa que confundirnos en cómo lograr felicidad, llevándonos a trabajar largas jornadas, sin descanso que sólo dejan soledad, enfermedad y relaciones maltrechas, haciéndonos sentir más desdichados, conflictuados e infelices.

Son muchas las experiencias de dolor que se conectan con un hacer y tener desenfrenados, porque se nos dijo que cuantas más cosas materiales tengamos más “felices” podríamos llegar a ser… y no estoy diciendo que hacer y tener es malo, no, estoy diciendo cuando el hacer y el tener desenfrenado nos quita salud y relaciones, lo cual no tiene sentido.

El poder de las preguntas y la práctica de la felicidad

La felicidad además de comprenderla hay que practicarla. Por muy abstracto que sea el concepto, la práctica de la felicidad ha de ser una constante. Desde el punto de vista más básico, la felicidad es algo sencillo de alcanzar, proviene de nuestro interior y de la conciencia del ser. Una opción para conectar con ella es reflexionando sobre:

· ¿Qué importancia tiene para ti la salud, la espiritualidad y las relaciones?

· ¿Qué es eso que te ofrece paz y tranquilidad?

· ¿Qué significado tiene para ti la familia, el bienestar y la plenitud?

· ¿En qué te estás enfocando?

· ¿Qué tan agradecidos estás siendo en tu vida diaria?

· ¿Qué tiempo te tomas para respirar, consentirte y contribuir con los demás?

· ¿En quién o en qué has puesto tu nivel de felicidad?

Independientemente de la concepción sobre la felicidad que tengas, hacerte estas preguntas te dará un sentido más claro de lo que ésta pueda representar para ti. De seguro coincidiremos en que se trata de un estado interno donde se experimenta paz interior, conciencia plena, libertad, justicia, amor, dicha, serenidad, gratitud, gozo y plenitud en medio de cualquier situación o circunstancia, incluso cuando momentáneamente, la ira o la tristeza nos alcanza.

De manera que ¡la felicidad sí existe, experimentarla dependerá de cómo decidamos vivirla!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

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