¿Y si cambio? Somos más que las circunstancias
Muchas veces la vida nos sorprende con situaciones adversas que nos resulta muy difícil de procesar y aceptar, puede ser en las relaciones de pareja, el trabajo, la salud, la familia o nuestras propias crisis existenciales.
En esas ocasiones pensamos que el mundo se nos acaba, que las esperanzas se desvanecen y que todo a nuestro alrededor se desmorona. Sin embargo, las circunstancias no nos definen.
Influyen en nosotros, nos impactan, pero en ninguna medida nos determina total y absolutamente. Nuestra esencia se mantiene en nuestra personalidad y en lo que realmente somos.
Si apelamos a su definición, veremos que una circunstancia es el conjunto de lo que está en torno a alguien o algo. Lo cual confirma que efectivamente forma parte de nosotros, pero no somos sólo eso.
El problema se da cuando creemos y percibimos que producto de las circunstancias nuestra vida se arruinó. No es así y en la vida hay miles de testimonios que así lo demuestran.
Aprender de la historia de otros
Uno de los propósitos de vida que me he comprometido a cumplir es transmitir que en la vida no necesitamos llegar a situaciones extremas para valorar a la familia, a los amigos, a la pareja, a nuestra salud, nuestro trabajo o nuestro país.
No necesitamos sentirnos amenazados de perder la vida, el bienestar o la felicidad, para cambiar y ver la realidad con una mirada más positiva, ser más proactivos, funcionales y empáticos y comprender que podemos ser mejores personas.
Hay un dicho que dice que nadie aprende de experiencias ajenas y yo me digo “¿Y si cambio?”. ¿Si cambiamos ese paradigma y aprovechamos la experiencia que nos cuentan los demás? Entendiendo que, aunque es su historia, podemos aprender nuevas maneras de ver la vida, sus circunstancias, y acceder de manera más gentil a nuestros propios aprendizajes.
Las lecciones de vida nos enseñan
Una muestra de lo que los testimonios de otros nos pueden enseñar es lo que nos muestra la película “La Sociedad de la Nieve”, que narra la historia del Milagro de los Andes.
En ella se nos muestra cómo la adversidad nos lleva a ver otro lado de la vida y cómo podemos aprender a manejarla con Fe, determinación, valor, amor, empatía, solidaridad, propósito y gratitud.
Comparto con ustedes algunas de las enseñanzas que esta película me hizo recordar, reflexionar y reforzar, sé que cada uno sacará sus propios aprendizajes. Aprendí que:
- Todos en algún momento hemos querido tener la razón o nos hemos dejado dominar por el ego para llevarnos la gloria y por eso “no pasamos el balón” a quien sí podría anotar.
- Los logros se alcanzan en equipo.
- La amistad es sanadora y compasiva: “No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos”.
- Es importante mantener la fe hasta en las situaciones más extremas.
- La oración alivia en los momentos más aciagos, nos libera de culpas y nos fortalece en la gratitud y en los milagros.
- Sembrar esperanzas en otros, reafirma la esperanza en nosotros.
- Somos los adultos los responsables de guiar a los más pequeños.
- Es necesario insistir en la búsqueda de soluciones, tantas veces como sea posible.
- En la vida nos sorprenderán momentos donde vamos a tener que tomar decisiones extremas.
- En ocasiones nos confrontaremos con los valores, la ética y la moral; y requeriremos actuar por el bien mayor.
- Aunque el pronóstico sea desesperanzador, es necesario continuar, confiar y levantarse.
- La palabra tiene poder y puede convertirse en fuente de esperanzas, conciencia, reflexión y motivación:
a. “Detrás de esa montaña están los Valles verdes de Chile”.
b. “Si entra luz no debemos estar muy profundos”.
c. “Hay que intentarlo todo”,
d. “Hay que volver de nuevo”
e. “No te rindas ahora”.
f. “Lo que está pasando no se puede ver con los ojos de antes”.
g. “No había manera de sacarla si yo no salía primero”
h. “Esa herida no te hace un inútil”.
i. “No me estoy rindiendo, estoy muriendo”
j. “Me duele no poder hacer más por ustedes”
k. “Me pone contento saber que ustedes sí lo van a lograr”.
l. “Te estoy pidiendo que me acompañes”.
m. “Nada los va a parar”
n. “Si no sube la valija no subo yo”
o. “Se hizo el milagro”
p. “Sigan cuidándose unos a otros”
- Cuando tenemos una misión o propósito de vida, encontramos nuevas razones para seguir y darle sentido a nuestra vida.
- El buen humor, la creatividad, la poesía, el canto, el juego y la distracción son efectivos acompañantes para mitigar la adversidad.
- Es importante vernos como Uno, apoyándonos mutuamente.
- Es importante comprender lo liberador que resulta expresar emociones como el miedo, la tristeza, la rabia e impotencia y sentir liberación y tranquilidad en medio de máxima tensión.
Definitivamente, sí podemos con gentileza, darle un nuevo sentido a nuestras vidas. Ellos volvieron para mostrarnos que si es posible disfrutar de: un abrazo sentido, llorar y reír juntos, acompañarnos, agradecer, apoyarnos y resignificar esos pequeños y grandes momentos que enriquecen nuestra vida.
Psicóloga YamiletPinto
@yamiletpinto
PsicólogaFPV-16092
yamipinto@gmail.com
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