¿Y si cambio? Renacer de las cenizas del resentimiento

Cuando una persona se ha sentido traicionada, humillada, irrespetada o tratada injustamente, lleva consigo resentimientos que sin darse cuenta la llevan a crear imágenes, opiniones y percepciones de sí mismos y de otros que le hacen daño y le generan profundo dolor interno, que en ocasiones calla y le enferma, no solo físicamente sino también emocional, mental y espiritualmente.

Esta forma de dolor, afecta las relaciones interpersonales, especialmente en el ámbito familiar y el de pareja, donde ha recibido maltratos verbales o físicos, engaños por infidelidad o traición de la confianza, abandono, rechazo o burla.

En medio de esta situación, la persona resentida repite mentalmente o comparte con otras personas, por un tiempo prolongado de semanas, meses o años, la experiencia vivida, tal como si estuviera ocurriendo en el presente.

Le cuesta pasar la página u olvidar lo ocurrido, más si considera que la otra persona no ha manifestado interés en querer resarcir la ofensa, no ha pedido disculpas ni perdón.

Esto hace que en su mente se mantenga el recuerdo y siente nuevamente las mismas emociones y sentimientos que le despertó la ofensa experimentada, provocando malestar, incomodidad, rabia e ira hacia quien le ha ofendido, dando pie a conductas hostiles, agresivas, violentas y cargadas de deseos de venganza.

En algunos casos la ira y dolor de la persona resentida es tan grande que, aunque la otra quiera expresar sus disculpas, ella le impide acercarse y evita el contacto y hablar del tema.

Esta forma de vivir no ofrece paz ni bienestar ¿es así cómo quieres vivir el resto de tus días?

Un dolor emocional reprimido por tanto tiempo enferma el alma y el cuerpo

El resentimiento es muy difícil de procesar, especialmente cuando se guarda silencio por tanto tiempo y no se expresa al agresor el malestar sufrido.

Este complejo conjunto de emociones genera al ser humano serias consecuencias, que se perciben a nivel emocional, físico y espiritual. La persona se convierte en alguien:

· Triste, con dificultad de agradecer, reír y disfrutar de la vida.

· Lleno de amargura, pesimista, negativo y desesperanzado.

· Desconfiado de sí mismo y de los otros.

· Hostil e irritable, con dificultad para relacionarse consigo mismo, con su pareja, su familia y su entorno.

· Deprimida y ansiosa, por el dolor de la traición, injusticia o humillación sufrida.

· Que vive en el pasado, sin poder disfrutar del presente.

· Que entra en conflicto fácilmente, peleando, regañando, gritando, criticando o juzgando a otras personas.

Son algunas de las consecuencias emocionales, además de ser una persona cuyas consecuencias físicas la convierten en una persona:

· Muy estresada, por efectos de emociones como la rabia, y la ira, las cuales liberan las catecolaminas, como el cortisol, adrenalina y noradrenalina, hormonas que afectan directamente al sistema cardiovascular, sistema endocrino y sistema nervioso central, elevando la frecuencia cardiaca, la tensión arterial, la tensión muscular y los niveles de azúcar en sangre afectando significativamente su salud mental y física.

Y espiritualmente, le transforma en alguien:

· Que reniega de Dios, de la fe y la esperanza.

· Con dificultad para perdonar.

· Solo y aislada, por la dificultad de relacionarse y confiar en otros.

Este proceso puede transformarse en la medida que se toma conciencia de lo que ocurre en nuestra vida y se despierta un deseo de cambio que conduzca a ser una mejor persona, para sí misma y para otros.

Inicia el camino de la sanación

Sanar es parte del camino hacia el bienestar y la plenitud interior. No es fácil, pero tampoco imposible. Se requiere valentía, ganas de ser feliz, firmeza, compromiso y determinación en lograr paz interior. Los primeros pasos son:

1. Tomar conciencia y decirse a sí mismo: Quiero la paz interior. Expresaré esto que siento a quien corresponda, quizá no ahorita, pero sí lo haré, porque quiero lograr mi mayor bienestar. Esta declaración acortará el camino y se generará la oportunidad de hacerlo. Inconscientemente se buscará la forma y el momento oportuno de decirlo. Es tu derecho a expresar tu desacuerdo con la forma que fuiste tratado.

2. Al llegar el momento de expresarte, céntrate en decir lo que escuchaste, viste o sentiste en la experiencia: “Lo que me molestó es que dijeras (repetir las palabras o frases que te hicieron sentir herido, tan fielmente a como las escuchaste)”. Puedes también puedes expresar los hechos palpables: “Me dolió que me…empujaras, gritaras, pegaras, mintieras, etc”. Esto evitará caer en suposiciones e interpretaciones conflictivas. Y finalmente, puedes expresar lo que sentiste, desde ti: “Yo me siento humillada, herida, menospreciada, malquerida o no valorada”, esto expresa cómo te sientes, sin agregar asunciones que no corresponden. Esta forma de expresar ayuda significativamente a clarificar la situación-

3. Podrías buscar un punto de encuentro para comprender mejor lo que pasó. Esto ayudará a manejar de una manera más funcional los hechos: “Entiendo que…pero no acepto que…” De esta manera la comunicación se verá muy fortalecida.

4. Escucha y hazte escuchar, activa y empáticamente.

5. Reconoce tu parte en la historia.

6. Perdona. No porque el otro lo merezca o no, sino porque quien realmente lo necesita eres tú. El mayor beneficiado (a) eres tú. Los estudios revelan que el perdón es la llave de la felicidad.

Definitivamente la felicidad y la plenitud interior es una forma de renacer y tener una vida más llena de significado.

Psicóloga YamiletPinto

@yamiletpinto

PsicólogaFPV-16092

yamipinto@gmail.com

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/KnTn2mbuRdQBnU8na18Mod

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí: https://t.me/diarioprimicia