Opinión

¿Y si Cambio? Potencia tu paciencia y conocerás el poder de tu sabiduría interior

El sufrimiento de una persona impaciente no sólo le afecta a sí misma, sino que se extiende a quienes le rodea.
sábado, 13 noviembre 2021

En un mundo tan agitado, tan presionado por la inmediatez y la velocidad del tiempo, tener paciencia pareciera ser un defecto, incluso quien osa tenerla, por lo general, es catalogada como una persona lenta, boba e ineficaz.

Sin embargo, nada más sabio que cultivar la paciencia como una forma de vida, un hábito de bienestar, felicidad y plenitud, productividad, conciencia y claridad personal.

El sufrimiento de una persona impaciente no sólo le afecta a sí misma, sino que se extiende a quienes le rodea.

Es la persona que no tiene tiempo de esperar a que las cosas se den por su propio ritmo o naturaleza, lo cual le irrita, lo confunde, lo frustra y llena de ansiedad e impotencia, generándole conflictos interpersonales y por ende ruptura de relaciones, contratos y peleas.

El efecto negativo de “¡Y lo quiero ya!”

Dice el refrán “No por mucho madrugar amanece más temprano”, todo tiene un proceso natural, un ciclo perfecto que cumplir.

Los niños, por ejemplo, nacen a los nueve meses, querer adelantar ese proceso tiene implicaciones negativas, tanto para la madre como para el niño.

Las mariposas salen cuando ya la crisálida está lista, de manera que se desarrollan a su propio tiempo. Así, cada cosa en este universo cumple con un periodo de tiempo preciso y natural. Recién escuché a alguien decir “Quiero ser la mejor en lo que hago, pero lo quiero lograr ¡ya!”

Me quedé sorprendida al ver que apenas estaba comenzando a recorrer el camino de lo que quería lograr en la vida, está en pleno proceso de formación y aprendizaje, está dando sus primeros pasos, pero quiere el resultado inmediato.

Su deseo desenfrenado de inmediatez la llenaba de una frustración tan grande que no veía avances en su caminar, cuando realmente sí los tenía, le era imposible valorar lo afortunada que estaba siendo al dar los pasos que estaba dando, su impotencia le hacía sufrir e irritar con la vida y con todo lo que acontecía a su alrededor.

La cultura del “¡lógralo ya!”, ha creado una conciencia errada de logro inmediato, que causa grandes frustraciones y sufrimiento.

Es necesario comprender que la paciencia es una virtud no un defecto. Es una forma de sabiduría. No en vano se le conoce como la virtud de los sabios, porque permite esperar con calma, con aceptación y sin perder tiempo.

Nos ayuda a reflexionar sobre las situaciones y las cosas, especialmente si son difíciles, que es cuando más nos cuesta tener paciencia y esperar a que todo se desarrolle a su propio ritmo. Sólo quien cuenta con la paciencia necesaria, logra resolver oportuna, eficiente y equilibradamente los diversos desafíos que enfrenta.

Cultivar la paciencia y su ganancia

Hay quienes piensan que las personas que tienen paciencia son personas lentas, sin embargo, lo que no saben quienes piensan de esta manera, es que la paciencia nos ayuda a avanzar con mayor seguridad, confianza, firmeza y claridad hacia lo que queremos, lo cual nos hace más eficientes, productivos y más efectivos en el tiempo, ahorrándonos horas de frustración, rabia y desgaste emocional. Si nos dejamos dominar por la impaciencia, lo que obtendremos será retrasos y resultados insatisfactorios.

De manera que, ante la agitación y la turbación compulsiva de la mente y de la sociedad, la paciencia es una opción válida.

Podemos elegir actuar rápido y con paciencia, enfocados en el momento presente, en el aquí y el ahora, y al mismo tiempo avanzar con proactividad y fluidez.

Es detrás de esta conducta donde reside la sabiduría de la paciencia:

Mantenemos la calma ante situaciones adversas o, incluso, favorables.

Aprendemos a confiar y aceptar con humildad cada experiencia.

Evitamos caer en la ira, la frustración y la impotencia.

Aprendemos autocontrol emocional.

Evitamos maltratar a las personas, gritarlas o insultarlas.

Aprendemos a ser más justos, calmados y equilibrados.

Nos llenamos de actitud positiva ante las circunstancias.

Desarrollamos la capacidad de encarar los cambios, los retrasos o situaciones problemáticas sin quejarnos y buscando la solución.

Fluimos con la vida y su naturaleza.

Aumentamos los niveles de atención y concentración, sin que seamos presa fácil de la desesperación y la sobrepreocupación.

Cultivar la paciencia y su ganancia

En un mundo tan impaciente y donde se le imprimen tanta importancia a la velocidad de las cosas, sí es posible aprender a ser más paciente:

Aceptando que cada evento sucede tal y como es.

Valorando el proceso natural de la vida y sus circunstancias.

Practicando la meditación.

Respirando de manera consciente.

Viviendo al aquí y el ahora.

Desarrollando autocontrol emocional.

Relajándonos.

Esta es una guía para mantener la calma ante situaciones en las que necesitamos inmediatamente recobrar el sentido común y volver a nosotros, para no perder el control.

@Yamilet Pinto

Psicoterapeuta

Coach de vida

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