Opinión

¿Y si cambio? Podemos evitar llegar al caos mental y sus consecuencias

Cuando alguien se siente colapsando mentalmente, siente que no puede dar más. Se siente abrumado, agotado, desgastado, sin fuerzas ni energías, a veces sin razones suficientes para seguir adelante.
sábado, 20 enero 2024

La vida es dinámica, cambiante, desafiante y aleccionadora. Tomarse cada experiencia como un aprendizaje es parte de la evolución que podemos alcanzar en el tiempo, sin quedarnos atrapados en el caos de la mente que nos lleva a rumiar y rumiar, originando cuadros de ansiedad, miedo y en muchos casos, depresión.

La idea es no llegar hasta el caos ni poner en riesgo nuestra salud mental y estabilidad emocional.

Sé que nadie quiere eso, sin embargo, es necesario aprender a manejar esos cuadros de frustración, tristeza, ansiedad o rabia y comenzar un proceso psicoeducativo continuo que lamentablemente, no todos estamos dispuestos a asumir o no sabemos cómo hacerlo.

Hablar es también una opción.

Una de las situaciones que más se repiten en los adolescentes, jóvenes y adultos, independientemente de su rol, profesión u ocupación, nivel económico o social es la falta de habilidades sociales, que corresponden a estrategias que permiten desarrollar destrezas cognitivas, emocionales y conductuales y contribuyen a desarrollar asertividad en la comunicación en cualquier ámbito: personal, familiar, académico, laboral o social y a la consolidación de relaciones significativas en cada una de esas áreas.

Cuando se carece de habilidades sociales, la comunicación no es asertiva ni empática, es débil, deficiente y por ende se originan conflictos y se dificulta la convivencia, lo que conduce a relaciones difíciles de llevar e interiormente invade la soledad, el miedo al abandono, la sensación de ser insuficientes e incapaces para los demás.

Ante este panorama surgen preguntas como ¿Con quién hablar de esto, que comprenda el sentir y la percepción? ¿Quién puede ser capaz de escuchar sin juzgar, criticar o cuestionar? ¿Quién podría ser lo suficientemente prudente como para no divulgar lo conversado?

Las dudas, la incertidumbre y desconfianza hacen que, muchas veces, el silencio, el aislamiento y la represión emocional sea vista como una opción.

Sin embargo, en ese proceso la mente comienza a colapsar por los múltiples pensamientos automáticos, repetitivos, negativos y disfuncionales que terminan generando severos cuadros de ansiedad y depresión que, inevitablemente, podría llevar a situaciones extremas donde el riesgo a la inmolación es inminente.

Obviamente, el silencio no es la única salida. Hablar es también una opción. Su efecto liberador contribuye a desahogar penas, tristezas y preocupaciones que afectan el bienestar interior, físico, mental y emocional.

Hablar no te hace menos frente a los demás. Hablar ayuda a encontrar soluciones, descubrir nuevas oportunidades y opciones que antes no habías visto. Hacerlo a tiempo salva vidas, reconstruye relaciones y es fuente de bienestar y salud mental.

La mente colapsa porque se cree todo lo que piensa, porque al estar sometida a un estrés constante, a un encerramiento prolongado, a la permanencia de pensamientos negativos por larga data, pierde capacidades de reinvención, transformación y redescubrimiento. No te dejes llegar allí. Hay salidas y quiero contarlas.

Salir del hoyo

Cuando alguien se siente colapsando mentalmente, siente que no puede dar más. Se siente abrumado, agotado, desgastado, sin fuerzas ni energías, a veces sin razones suficientes para seguir adelante.

La razón de su estado físico y emocional, se debe a estar sometido por largo tiempo al estrés, la angustia y altos niveles de autoexigencia, perfeccionismo y poca flexibilidad ante los cambios.

Igualmente, es necesario descartar otras patologías que podrían impactar en el estado anímico, físico, mental y emocional de quien lo padece.

Obviamente la idea es conocer qué hacer ante este escenario, tanto quien lo padece como quien le acompaña. En ambos casos el desarrollo de habilidades sociales es fundamental para lograr un manejo más funcional y asertivo de lo que ocurre, para ello:

· Expresar asertiva y genuinamente lo que se piensa y siente, de manera clara, sintiendo respeto por sí mismo y por el otro, sin culparse ni culpar a los demás de la situación.

· Reconocer el estado emocional, tanto si se trata de tristeza, miedo, angustia o preocupación con respecto a sí mismo, al mundo o a los otros.

· Observar desde cuándo viene sintiendo ese estado emocional, en cuáles ocasiones ocurre, qué te dices o decías a ti mismo durante esa situación, cuáles eran tus emociones y qué hacías cuando pensabas y sentías de esa manera.

· No te creas todo lo que dice tu mente. Cuestiona cada pensamiento y dite a ti mismo ¿y si no fuera como estoy pensando?

· Intenta actuar “como si” ya tuvieras todo resuelto.

· Desarrolla pensamientos como “Esto también pasará”, “Sí puedo”, “Voy por mis sueños” “¿Y si fuera diferente?

· Si sientes que se te hace muy complejo, busca el acompañamiento psicológico profesional.

· Haz un plan de vida flexible, con un claro plan de acción conectado con la misión, visión y valores de vida.

· Si eres de las personas cuyo rol es escuchar empáticamente, trata de comprender, sin juzgar, lo que el otro dice y sin interrumpirlo para dar tu opinión. Esta conducta contribuye a sacar del caos a quien se siente atrapado.

Las cifras de autolesiones e inmolaciones cada vez son más altas, se pueden reducir si se toma conciencia de lo que pasa y por qué o para qué pasa, es un punto de arranque evitar llegar al caos mental, físico y emocional.

¡No estás solo!

Psicóloga YamiletPinto

@yamiletpinto

PsicólogaFPV-16092

yamipinto@gmail.com

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