¿Y si Cambio? Pedir perdón a los hijos ¿Es necesario?
Esta es una pregunta difícil de responder, especialmente si nos damos cuenta que como padres hemos hecho lo que podíamos con los recursos que teníamos, que venimos de modelos y patrones que inconscientemente hemos repetido.
Nadie nos enseñó a ser padres, lo fuimos aprendiendo con la experiencia. Lamentablemente, en el camino han sido muchos los errores que hemos cometido y con ello, hemos causado profundas heridas a nuestros hijos, sin querer y sin intención, pero así ha sido.
Si nuestros hijos, de manera consciente se dan cuenta que producto de esos patrones y modelos se relacionan de la manera que lo hacen, podrían lograr romper el círculo de heridas y maltratos psicológicos y emocionales aprendidos y, cambiar su mirada hacia nosotros como padres.
Si esto no ocurre, lamentablemente el círculo continuará girando de generación en generación y los conflictos intrafamiliares, relaciones de pareja, salud y prosperidad se mantendrán.
El conocimiento alivia
Una de las dificultades que se presenta cuando surgen estas situaciones tan complejas de relaciones familiares, es la resistencia de los padres en reconocer que se han equivocado y los daños emocionales que esos errores han causado, quizás por temor a perder la autoridad, por no mostrarse “débiles”, por no querer sentirse juzgados, culpables o por sentir vergüenza.
Sin embargo, es importante que ellos sean más compasivos consigo mismos y reconozcan que en realidad, la forma en la que lo hicieron era la única forma que conocían en ese momento, lo cual no los hace culpables, aunque sí responsables de sus decisiones y actos.
En general, las familias guardan secretos para no romper la imagen de alguno de los padres o abuelos.
Sin embargo, cada secreto guardado sale a relucir en las generaciones futuras, por lo que es muy importante que puedan conversar con los hijos sobre la historia de salud, prosperidad, relaciones y todos aquellos datos que podrían ser útiles a los hijos en el presente o en el futuro.
Esto podría causar un profundo alivio emocional a los hijos, porque les permite entender la situación que vivieron, de dónde vienen los modelos y patrones aprendidos y darles una guía por donde comenzar su propio proceso de transformación personal.
Conocer la historia no justifica lo ocurrido, pero sí permite la comprensión de lo sucedido.
Un profundo y sentido “Lo siento” puede ayudar muchísimo
Las historias de abandono, rechazo, abusos, maltratos psicológicos, físicos y emocionales, por parte de los padres, sin duda dejan profundas heridas en los hijos.
Se necesita de mucha valentía y de un acto de total responsabilidad para asumir que los errores cometidos, marcan queramos o no, y que la única forma que los hijos pueden llevar una vida más plena es aceptando la historia tal como es, ya que pertenece al pasado y no se puede cambiar nada de él, por lo que quedarse anclado en esa historia, lo único que ocasiona es vivir toda la vida con resentimiento, rabia, ira, odio y mucho dolor.
El papel que los padres pueden cumplir es asumir su responsabilidad y humildad el error cometido, y con la intención de reparar el daño o de no seguir causándolo, acercarse más a sus hijos, sin esperar que estén al vilo de la muerte o que la vida de su hijo esté completamente destrozada.
Acercarse y expresar un “lo siento” que salga del corazón, de lo más profundo del alma, será completamente liberador, tanto para los padres, como para los hijos.
La reconciliación es un proceso que llevará su tiempo.
El perdón, la comprensión, el despertar de la conciencia no ocurrirá de la noche a la mañana, pero si se dan estos primeros pasos, la sanación familiar será un hecho real más temprano que tarde y se extenderá de generación en generación, rompiendo ciclos de dolor y sufrimiento, ya que los hijos están aprendiendo una gran lección de amor y de justicia: pedir perdón y perdonar con humildad.
Como digo siempre, los procesos de transformación personal, no se tratan de recetas mágicas. Se van desarrollando con un paso a paso en el tiempo y de manera consciente.
No sirve de nada decir, superficialmente, “lo hice mal, lo siento”, a decirlo desde el más profundo sentimiento de no querer repetir el error. Eso es lo que marcará la diferencia. Si quieres comenzar:
1. Busca ayuda psicológica profesional.
2. Reconoce tus equivocaciones y hazlas saber a tus hijos, especialmente si ves que están muy heridos y resentidos.
3. Acepta tu vulnerabilidad frente a tus hijos.
4. Da muestras de valentía, responsabilidad y compromiso con el bienestar de tus hijos, pidiendo perdón cuando sea necesario.
5. Hazle saber que aunque ellos los miran como sus héroes, son tan humanos como ellos, es decir que no son infalibles y que son susceptibles a cometer errores.
6. Escucha a tus hijos en sus reclamos, sin juzgarlos ni etiquetarlos y
7. Evita minimizar lo que sienten cuando te lo expresan.
Definitivamente, los padres si necesitamos pedirle perdón a nuestros hijos, para que tengan una vida más plena y libre de resentimientos.
Yamiilet Pinto
Psicologa
FPV 16.092
@yamiletpinto
yamipinto@gmail.com
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