¿Y si Cambio? Lograr metas en un proceso consciente de amor propio
Cuando pensamos en lograr una meta, viene a nuestra mente aquello que deseamos alcanzar en un tiempo determinado y donde podemos aprovechar nuestras fortalezas, nuestros recursos internos y externos para lograrla, interviniendo un alto nivel de compromiso, disciplina, enfoque, conocimientos, preparación y muchas ganas de ir a un siguiente nivel que nos permita alcanzar más bienestar, satisfacción, prosperidad y plenitud.
Es un camino de diversos tramos, por lo que es importante visualizar y soñar lo que queremos en cada uno de ellos, vernos y sentirnos como si ya lo hubiésemos logrado.
Este ejercicio potencia la energía y la motivación. Sin embargo, no es suficiente. Hay que pasar a la acción.
Primer tramo: Conectar con las necesidades
En todo proceso de logro es necesario reconocer el por qué y para qué queremos lograr la meta propuesta. Esto le da sentido a la búsqueda y se convierte en la ignición de la motivación.
Ese punto de arranque son las necesidades, una teoría que permite entender qué mueve al ser humano a desplazarse de un nivel a otro en su vida, tanto desde el punto de vista psicológico y emocional, como fisiológico y material.
En primera instancia es importante entender que una meta bien definida, específica, retadora y temporizada, tiene una alta probabilidad de ser alcanzada.
Por ejemplo, comprar una vivienda o viajar al exterior el siguiente año, conduce a la definición de pequeños objetivos que nos acercarán al logro de la meta general.
En ese sentido, es importante tener claro el por qué y el para qué lo queremos lograr, es ese paso el que nos permitirá descubrir cuál necesidad buscamos satisfacer y cuán motivante y retadora puede llegar a ser.
Por ejemplo, decir “quiero mudarme porque donde vivo es incómodo, no me gusta, es muy pequeño y no me siento segura” responde a la pregunta ¿por qué quieres mudarte?
Y si a eso le agregas, “me mudaré para sentirme más cómoda, disfrutar más mi descanso, sentirme segura, y más libre”, explica el ¿Para qué quiero mudarme?
Estas respuestas le dan sentido de logro a una meta y de sus objetivos e impulsan la acción.
De otra manera sería mucho más difícil conectar con la energía necesaria para abordar los siguientes retos con resiliencia y buena actitud, ya que no todo el proceso depende de nosotros, habrá circunstancias que estarán fuera de nuestro control y dependiendo de nuestra fortaleza interior y la importancia de la meta, nos mantendremos motivadas hasta lograrla.
Obviamente, las necesidades de seguridad y protección no son las únicas a satisfacer. Hay otras menos tangibles y más cualitativas, como las inherentes a lo afectivo y emocional. Éstas son más complejas de definir y por ende de satisfacer.
De manera que es imperativo iniciar un camino de autodescubrimiento, autoaceptación, autoconciencia, autocuidado y autoprotección que nos permita respetar nuestro proceso, establecer límites y abrirnos a la posibilidad de expresar los afectos de manera asertiva y empática.
Independientemente de la necesidad a satisfacer en cada una de las áreas de tu vida, sean tangibles e intangibles, cuantitativas o cualitativas, la clave es saber identificarla y cómo lo vas a lograr.
Esa será la ruta a seguir para que cada pequeño logro te acerque a la más alta necesidad del ser humano: la autorrealización. Es en este nivel en el que realmente te comprometes con tu crecimiento personal y con el desarrollo de tu máximo potencial, claves para alcanzar la cima del éxito.
Segundo tramo: convertir la ilusión en resultados
Todo el que se plantea lograr algo, quisiera ver resultados, a veces inmediatos, olvidándose que lograr metas es un proceso que lleva su tiempo y que para ello es necesario cultivar la paciencia, la resiliencia y el compromiso, además de tomar acción, entrar en la incomodidad de lo desconocido, enfrentarse a retos diarios, al desgano y a la baja energía de otros cuando dudan de lo que somos capaces.
Es importante tomar en cuenta que todo resultado es la consecuencia de la suma de acciones y que una meta se logra soñándola, planificándola y ejecutándola.
De manera que un paso determinante es: Diseñar un plan, donde se plasme el cómo vas a lograr lo que quieres, con cuáles recursos cuentas para ello, con quienes lo vas a ejecutar, cuándo lo vas a hacer, dónde y cuánto vas a invertir en tiempo y recursos económicos. Y luego ejecutar cada uno de lo pasos programados.
Así que si quieres alcanzar tus próximas metas:
1. Identifica lo que sí quieres, no lo que no quieres.
2. Deja de hacer lo que no suma a tu meta.
3. Divide la meta en pequeños objetivos y valora y agradece cada pequeño paso.
4. Resetéate y reenfócate cada vez que sientas que perdiste la brújula.
5. Eventualmente, cuestiona lo que estás haciendo y haz los ajustes correspondientes.
6. Sigue formándote en todo lo que sea necesario.
7. Apóyate en mentores que te inspiren y te enseñen con su modelo.
8. Busca ayuda psicológica profesional para sanar y trascender tus heridas. Transforma creencias tóxicas en conscientes e inspiradoras.
Lograr metas es un compromiso con nosotras mismas, una muestra de amor propio.
Yamilet Pinto
Psicóloga
@yamiletpinto
yamipinto@gmail.com
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