¿Y si cambio? La salud mental de los niños, no es un juego

El bienestar emocional de los niños es de máxima prioridad. No es un secreto que el ajetreo diario, hace que a veces olvidemos mirar el mundo interior de nuestros pequeños, un mundo que puede estar lleno de miedos, tristeza y ansiedad.
Ellos no son inmunes al dolor, por lo que las separaciones o divorcio de los padres, los duelos, la percepción de abandono y los cambios drásticos en su entorno dejan huellas, por lo tanto, es determinante que hagamos un alto y nos detengamos a revisar a profundidad qué está pasando en torno a la salud mental de nuestros pequeños.
Un punto a tener en cuenta es la realidad venezolana, donde la migración y la crisis económica han fragmentado muchas familias. Esta es una realidad dolorosa donde miles de niños viven un “duelo migratorio” sin haber perdido a nadie físicamente. Ellos ven partir a sus figuras de apego, sienten la soledad, la incertidumbre y, a menudo, la culpa de la separación. Esta situación exige una atención psicológica y emocional constante para mitigar el impacto a largo plazo.
Los estudios de opinión de organizaciones dedicadas, como CECODAP (Centros Comunitarios de Aprendizaje), en el Informe Somos Noticia – Capítulo Salud Mental, con datos de 2022-2023, señalan que las alteraciones del estado de ánimo y la ideación suicida han mostrado un aumento sostenido. Paralelamente, los estudios PSICODATA de la UCAB confirman la alta prevalencia de síntomas de ansiedad en adolescentes, vinculándola al entorno de incertidumbre y crisis social.
¿Cómo identificar señales de alarma?
Un niño no tiene las herramientas cognitivas de un adulto para expresar lo que siente. No dirá: “Mamá, tengo un trastorno de ansiedad generalizada, producto de tu ausencia o porque papá y tú se divorciaron o porque me sentí triste cuando me dejaste con la abuela”. Lo mostrará a través de su conducta y su cuerpo. Estén atentos a ciertos cambios:
- Irritabilidad inexplicable, rabietas intensas y frecuentes, regresión (volver a mojar la cama o hablar como bebé).
- Dolores de barriga recurrentes, dolores de cabeza (sin causa médica), náuseas, tensión muscular, cambios en el apetito o el sueño.
- Preocupación excesiva e irracional por cosas pequeñas, dificultad para concentrarse, llanto fácil, evitación de situaciones sociales o escolares.
No esperes que tu hijo te diga explícitamente lo que siente. Obsérvalo, sin juicio ni etiquetas.
Herramientas prácticas para fortalecer la salud mental de tu niño (a)
Si no abordamos las heridas de la infancia, corremos el riesgo de tener una generación de adolescentes y jóvenes lidiando con depresión, ansiedad crónica y baja autoestima. Para evitar este futuro, la herramienta más poderosa es la conexión y validación emocional segura. Para ello:
- Respiren juntos: enséñales la respiración diafragmática. Diles: “Vamos a oler la flor (inhalar lento), y a soplar la vela (exhalar lento)”. Este simple acto regulará su sistema nervioso.
- Crea un espacio seguro: establece un momento diario, aunque sea corto (15 minutos), donde el niño sepa que tiene tu atención total e indivisible. Sin teléfonos ni distracciones.
- Nombra sus sentimientos: Ayúdale a ponerle nombre a lo que siente. Dile: “Entiendo que te sientas triste porque extrañas a papá”, “Es normal sentir rabia cuando las cosas no salen como quieres”. Validar sus emociones no es resolver, es hacerle saber que lo que siente es válido.
- No minimices su experiencia: Para un niño, la ausencia de un padre o madre, aunque sea por una “buena razón” (trabajo, estudios), se siente como abandono. Es una herida emocional que, si no se atiende, se convierte en un peso que llevan consigo.
- Mantén la promesa de contacto: Si el padre o la madre están lejos, hagan videollamadas. Que el niño sienta que es una prioridad y que la distancia es física, no emocional.
- Busca ayuda profesional: si los síntomas persisten, es el momento de buscar a un psicólogo infantil. No es un fracaso, es un acto de amor responsable.
Padres, cuidadores, abuelos, su amor es la medicina más potente. Sean un faro de estabilidad en la tormenta emocional de los niños. Escúchenlos con el corazón, valídenlos con la razón, y abrácenlos con el alma.
¡En sus manos está la salud mental de la próxima generación!
Yamilet Pinto
Psicóloga
FPV. 16.092
@Yamiletpinto
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