Opinión

¿Y si Cambio? La prosperidad es natural cuando hay equilibrio entre el ser, el hacer y el tener

 Sí se puede trascender la escasez y llegar a la prosperidad, la riqueza y la abundancia desde la virtud de ser persona, en equilibrio con los valores, con el respeto, con la honestidad y con lo que somos en esencia.
sábado, 09 octubre 2021

Las crisis económicas son ancestrales en nuestra vida, vienen desde tiempos muy remotos. Constantes movimientos y cambios que afectan, directa o indirectamente, nuestra liquidez y percepción de prosperidad, riqueza, abundancia y felicidad, lo cual, de alguna manera, nos incita a trabajar incansablemente, enfocados en un eterno hacer para tener, resolver necesidades, invertir y seguir produciendo más, porque pareciera que nunca es suficiente.

Esta dinámica de hacer y hacer para tener “suficiente” y que sintamos “seguridad”, hace que nos desconectemos del Ser y surge el mayor de nuestros problemas, ya que esa desconexión genera inquietud interior, miedo, angustia, ansiedad y un estrés descontrolado que termina en enfermedad o afectando significativamente la relación con nosotros mismos, con nuestro entorno, familia, pareja, socios, amigos y paradójicamente, cuando llegamos a percibir que medianamente tenemos el dinero que deseábamos, resulta que estamos solos, enfermos y pelados con el mundo.

¡Esto no tiene por qué ser así!

Aprendamos a vivir en la era del tener sin olvidar el Ser

La dinámica de los constantes cambios que nos ha acompañado toda la vida, ha traído consigo grandes y positivos descubrimientos que han mejorado nuestra calidad de vida, en todos los sentidos, así mismo nacieron en nosotros “mayores necesidades” .

El poseer más que satisfacer nuestras necesidades básicas de salud, bienestar, educación, alimentación y un mejor estándar de vida, terminó convirtiéndose en un símbolo de estatus social que, sin mediar, conllevó a altos niveles de frustración, baja autovaloración y autoestima donde la premisa es “Dime cuanto tienes y te diré cuánto vales”.

Esta forma de percibir la autovaloración interior, en un mundo que nos acecha, sin duda nos presiona a la inmediatez, la competencia desleal, la mentira, deshonestidad, desmedida ambición y prepotencia que incluso nos ha llevado a afectar a otros, endeudándonos y no cumplir con los compromisos de pago, sólo para mantener un estatus efímero, que al no tener bases en el Ser, termina en la vacuidad o el vacío de la nada, y es cuando podemos ver la grandeza del poder personal, donde radica el verdadero Ser y la verdadera identidad personal.

Sí se puede trascender la escasez y llegar a la prosperidad, la riqueza y la abundancia desde la virtud de ser persona, en equilibrio con los valores, con el respeto, con la honestidad y con lo que somos en esencia.

Esa es la verdadera ruta, lo demás llegará por añadidura, como una consecuencia lógica y normal del buen proceder.

No se trata de vivir en la miseria para ser honestos o esperando que surja un milagro sin trabajar por ello, tampoco de ser mojigato o moralista, se trata de aprender a vivir en la abundancia y la riqueza conectados con el poder y la energía del Ser, sin tener que dejar la vida en lograrlo.

La plenitud está en el equilibrio entre el Ser, el hacer y el tener

Muchos piensan que hablar del Ser y la riqueza es incongruente o que es un mensaje come flor, porque para tener hay que trabajar duro y si no es así, nunca llegaremos a tener nada.

Como he dicho siempre, desde la conexión con el Ser, podemos experimentar la felicidad en las pequeñas cosas y aprendemos a identificar el camino a seguir, a quien hablar, qué decir, qué hacer, cuando y con quien.

Es un proceso que no tiene fin, que no tiene pasos mágicos, pero que sí encierra una serie de hábitos que sin duda cooperarán a que conectemos con esa esencia divina que habita en nosotros y disfrutar de la felicidad, la prosperidad y la riqueza interior y material:

1. Comenzando por el autoconocimiento. Preguntarnos quienes somos, cuál es nuestro propósito mayor en este plano, que nos conecta al servir y amar lo que hacemos.

2. Trabajar en la conformación del poder personal, donde los valores son el eje fundamental, la congruencia, la paz, la honestidad, la fe, el respeto y la integridad.

3. Reconocer que nuestro verdadero valor está en servir y crear soluciones creativas.

4. Preguntarnos si nuestro hacer diario está dirigido por la necesidad de tener o por la esencia del Ser. Según la elección, así serán los resultados y experiencias en el camino.

5. Deshacer la creencia de “quien no hace trampa no progresa” tan arraigada en la sociedad. Esa manera de pensar nos lleva por el camino fácil y efímero, que, al terminarse, porque se termina, solo deja estelas de pobredumbre y miseria, interna y muchas veces externa.

6. Comprender que la inmediatez está asociada con la frustración y la ira. Todo proceso de abundancia interior lleva su tiempo de consolidación, cuanto más rápido aprendamos las lecciones, más plenitud disfrutaremos.

7. Cultivar la nueva creencia de que sí podemos ser prósperos y vivir en abundancia con honestidad, en sustitución de vivir “pobres pero honrados”.

8. Renunciar a la prepotencia y autosuficiencia de creer que somos la fuente de la riqueza, realmente somos un canal a través del cual ésta fluye.

¡En la riqueza del Ser habita nuestra abundancia y prosperidad!

@Yamilet Pinto

Psicoterapeuta

Coach de vida

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