Opinión

¿Y si Cambio? La familia debe ser el lugar seguro de sus integrantes

Una herramienta poderosa es poder estudiar a la familia y sus dinámicas.
sábado, 16 noviembre 2024

Siempre había creído que la familia es el lugar seguro de todo ser humano, sin embargo, aunque me duela reconocerlo, no siempre es así.

El gran reto es, como sociedad, hacer los ajustes necesarios para que los niños y adolescentes se sientan protegidos, seguros, amados, respetados y valorados en su entorno familiar.

En algunos casos, los padres ofrecen a sus hijos seguridad económica, al margen de la seguridad afectiva, sintiéndose ignorados o no tomados en cuenta porque perciben que el trabajo, los amigos o las nuevas parejas de sus padres son más importantes que ellos.

Es complejo este proceso, porque por un lado los padres sienten o creen que sí les están dedicando el tiempo e importancia que su hijo necesita, pero la percepción del mismo es contraria.

Cuando esto es así, es el momento de revisar lo que requerimos cambiar para mejorar la comunicación, la expresión emocional y la consciencia de ser familia.

El proceso de construir una familia emocionalmente estable

Ya sabemos que no contamos con ningún manual que nos enseñe cómo ser padres y lo vamos aprendiendo en el camino. Sin embargo, al despertar a una consciencia de unión, balance y amor la construcción de una familia emocionalmente estable es más factible.

Sin duda, la concepción de familia exige hoy más que nunca, una profunda revisión, transformación y reafirmación de su rol dentro de la sociedad. Los resultados sociales proyectan el interior del hogar, lo que a su vez refleja el interior de nosotros mismos.

Nuestro rol como padres, abuelos, esposos, pareja o hijos nos exige cumplir con el compromiso de ser familia, atendiendo el cumplimiento de tareas y funciones específicas que, de acuerdo a los resultados, podremos decir si estamos logrando la estabilidad emocional, el bienestar y la felicidad que deseamos en cada uno de sus miembros.

El punto es que muchas veces, no nos damos cuenta qué tan afectada está la salud mental y emocional de los integrantes de la familia, qué tal elevado es el nivel de agresión y violencia que está presente en la comunicación y la relación familiar.

De manera que se hace necesario reprogramarnos y comprender que lo único que podemos controlar son nuestros pensamientos, emociones o conductas.

Abraham Maslow decía en una de sus célebres frases: “Lo que una persona tiene que cambiar es la consciencia de sí misma” y para ello requiere hacer su propia revisión interna que, aunque a veces da miedo, es necesaria para una evolutiva toma de consciencia que nos llevará por el camino de cambio, la transformación y la evolución como familia.

Una herramienta poderosa es poder estudiar a la familia y sus dinámicas; conocer de dónde viene, aceptar nuestros orígenes, aceptarnos como somos, dejar de juzgar al otro por pensar o ser diferente, comunicarnos, compartir y un sinfín de pequeños pasos.

Un paso a la vez

A veces nos complicamos nosotras mismas aplazando la toma de consciencia por creer que se necesitan grandes estudios o eventos para lograr una evolución personal y familiar.

La buena noticia es que podemos elegir cambiar y tomar acciones de manera sencilla, dando el primer paso y luego un paso a la vez.

Mantenernos dando esos pequeños pasos, que se conviertan en resultados deseados, marca positivamente el proceso de construcción de la familia evitando la frustración por no alcanzar los resultados esperados de una sola vez, comprendiendo que ese alcance es el producto de la suma de muchos pequeños pasos.

Es el momento de tomar la decisión de comenzar, poniendo la pequeña dosis de buena voluntad y formarnos integralmente para mejorar la comunicación intrafamiliar, que es el más grande de los retos que enfrenta la familia hoy.

La calidez del hogar

Crear una atmósfera familiar y cálida es fundamental para toda la familia, comenzando con la pareja, como pilares de la familia y quienes tienen la responsabilidad de sostener, mantener y liderar al grupo; siguiendo con los más pequeños, quienes se encuentran en su proceso educativo y crecimiento; incluyendo a los adolescentes quienes están en pleno desarrollo y definiendo su identidad; y considerando a los adultos mayores, quienes necesitan de consideración, respeto e inclusión.

Cuando somos capaces de ofrecer esta cálida atmósfera, el grupo familiar empieza a sentirse escuchado, valorado, acompañado y formando parte de algo importante y es cuando se abren más espacios para hablar y compartir inquietudes, incertidumbres, temores y sueños sin el miedo de sentirse cuestionados, criticados o sancionados.

Así crece la fortaleza del hogar y los lazos familiares se robustecen; se afianza el sentido de pertenencia e importancia de cada miembro y aumenta la autoestima; se genera confianza y respeto y con ello se forman ciudadanos de bien, seguros de sí mismos, queridos y valorados.

¡Así sabremos hacia dónde vamos y juntos definir el destino!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

yamipinto@gmail.com

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