¿Y si Cambio? La actitud positiva, potencia y fortalece la resiliencia y el bienestar interior
Todos, de alguna u otra manera atravesamos circunstancias retadoras o desafiantes que muchos llaman negativas o adversas, otros las llaman oportunidades de crecimiento y de aprendizaje. Independientemente de cómo se les denomine, esas circunstancias impactan en el bienestar en mayor o menor intensidad, según la actitud con la que se enfrenten.
Las circunstancias, son solo eso, acontecimientos, sucesos o hechos que pueden o no estar bajo nuestro control y es allí cuando podemos aplicar estrategias que nos ofrece la Neuroemoción para comprender la dinámica de nuestro cerebro y cómo podemos activar mecanismos a nuestro favor, para fortalecer la actitud positiva y aumentar el bienestar.
Entrenando la resiliencia para un mayor bienestar interior
La resiliencia, es la capacidad para transformar el pensamiento y sentir en positivo ante la adversidad, transformando y superando las circunstancias adversas. Este atributo puede aprenderse a través de la fórmula ABC, donde:
A, se refiere a la actitud frente a la vida. Es el poder que tenemos para transformar conscientemente el sentir. No se trata de evadir las emociones, al contrario, se trata de identificarlas, valorarlas, reconocerlas, aceptarlas y gestionarlas.
B, representa al bienestar interior personal, el cual se creyó era aplastado por las circunstancias, pero no es así. Es la forma en la que las enfrentemos lo que realmente impacta al bienestar, positiva o negativamente. Y esa forma, involucra a las emociones que, a su vez están precedidas por las creencias, patrones y experiencias que se tienen sobre lo que se percibe del exterior, el cual puede transformarse con la valoración que hacemos de ella, es decir sobre lo que pensamos de ellas.
Si, por ejemplo, creemos que no hay esperanzas ante la vida, porque las circunstancias adversas inundan nuestro sentir, la desesperanza tomará protagonismo y será el nuevo sentir, aplastando el bienestar. Ahora bien, si se aprende a modificar el pensamiento, las creencias y las valoraciones o percepciones, mediante el pensamiento positivo, flexible, optimista, asertivo basado en la inteligencia emocional y espiritual, la conciencia plena del momento presente y la toma de decisiones, entonces el bienestar y la resiliencia se verán fortalecidos y repotenciados.
C, está asociada a las circunstancias por las que atravesamos en determinado momento.
La comprensión de esta dinámica ABC, permite concienciar el poder que tenemos para trascender la adversidad, a través de la Neuroemoción, cuyo propósito es fortalecer una actitud positiva y una efectiva gestión de las emociones e incidir sobre el bienestar emocional del ser humano.
El clima emocional es el principal factor de la transformación
Para alcanzar un desarrollo y equilibrio emocional pleno, que permita alimentar la actitud positiva y con ella el bienestar, es necesario comprender que la neuroquímica del cerebro impacta en las emociones genéticas básicas, las cuales juegan un papel determinante en el clima emocional e influyen en la conducta, comportamiento y el manejo de las circunstancias, tanto a nivel físico como emocional.
Sin duda, este proceso es sumamente complejo, por las aristas que lo componen, sin embargo, lo importante es comprender cómo podemos crear estados de bienestar y cómo gestionar eficientemente un estado de malestar, sin que produzca un sufrimiento permanente o un miedo paralizante. En este sentido:
La alegría y el placer, están asociados con la producción de dopamina, la cual al activarse promueve situaciones gratificantes, donde el interés, la motivación, la creatividad y la curiosidad se manifiestan. Cuando la producción de Dopamina baja, surgen dificultades para socializar, ansiedad social, apatía, depresión e hiperactividad. Para generarla, es recomendable meditar, hacer yoga, pilates, alcanzar una meta y practicar la gratitud.
La calma interior y la tranquilidad, están asociadas con la producción de serotonina y oxitocina. Si existe una disminución de Serotonina, puede originarse estados de tristeza o depresión. Para elevarla es recomendable hacer ejercicios e incluir alimentos como el queso, pollo, claras de huevos, pescado, leche, semillas de girasol o auyama y maní.
El miedo y la rabia, están asociadas con la producción de noradrenalina, adrenalina y la inhibición de serotonina, lo cual provoca tensión y excitación en el torrente sanguíneo y en el ritmo de la respiración.
El amor, la seguridad, la confianza y la sensación de bienestar, se asocia con la oxitocina, que fortalece los vínculos emocionales y afectivos con los seres queridos. Puede elevarse su producción a través del abrazo, las caricias, la relación sexual cargada de amor, la risa, cantarles a los niños o amamantarlos.
La tristeza, está asociada con una disminución de la noradrenalina y serotonina, para reactivar su disponibilidad, es necesario hacer algo novedoso, sorpresivo e inesperado.
Tener en cuenta cómo estas sustancias químicas transmiten información a las neuronas y cómo en su proceso sináptico influyen en las emociones, abre un camino a la transformación consciente de los estados internos, potenciar la actitud positiva frente a la adversidad y aumentar los estados de bienestar interior.
Simplemente, practiquemos actividades potenciadoras de estos neurotransmisores y potenciaremos nuestro nivel de resiliencia y por ende de bienestar.
¡Tenemos el poder de trascender las circunstancias, activémoslo consciente y deliberadamente!
@Yamilet Pinto
Psicóloga
Coach de vida
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