Opinión

¿Y si Cambio? Herramientas para enfrentar el duelo en Navidad

El duelo es una experiencia única. Cada persona lo experimenta según su personalidad, según su nivel de desarrollo psicoemocional y cognitivo o según su edad.
sábado, 21 diciembre 2024

El duelo es un proceso de adaptación psicoemocional cuando hay una pérdida, especialmente de seres amados.

Como proceso, tiene diversas aristas y formas de afrontamiento que dependen de factores, como la personalidad de quien lo gestiona, las causas y circunstancias de la muerte y cuya característica fundamental es el dolor que se siente por la ausencia.

En Navidad el dolor se agudiza, ya que surge la añoranza y la nostalgia de los momentos vividos, en particular si es la primera Navidad en la que se va a experimentar la ausencia, siendo la tristeza una de las emociones que más podría prevalecer y aunque no existe una fórmula mágica, ni una receta para transitar esta experiencia, se puede investigar, conocer y aprender opciones para hacer la experiencia más gentil, menos traumática y más llevadera.

Algunos vértices del duelo

El duelo es una experiencia única. Cada persona lo experimenta según su personalidad, según su nivel de desarrollo psicoemocional y cognitivo o según su edad.

También influye lo aprendido en el seno familiar sobre la gestión del duelo, así como el conocimiento que se tenga sobre el tema, la causa de la pérdida, el nivel de vinculación y cercanía con quien parte de este plano y la forma en que haya ocurrido el deceso, ya que no es lo mismo:

· Enfrentar una pérdida siendo niños o adolescentes que siendo adultos.

· Un duelo por suicidio que uno por muerte natural.

· Una pérdida repentina e inesperada que una después de una larga enfermedad.

· El duelo por un bebé que aún no ha nacido que la de un adolescente o adulto.

· Cuando se trata de la partida de una madre, un padre o hijos que de un hermano, tío o primo.

· Si se trata de alguien con quien casi no se tenía contacto o relación, aunque sean familia, como padres, madres o abuelos que se hayan mantenido alejados de sus hijos o nietos, que alguien con quien se hayan crecido y convivido por largo tiempo, como es el caso de padrastros o madrastras que hayan dejado un legado positivo.

En todos los casos mencionados se siente dolor, sólo que la intensidad y profundidad es distinta y es importante comprender esto, para evitar hacer juicios de valor sobre la forma en la que cada persona experimenta el duelo.

Otro elemento importante a considerar es cuando se siente culpa durante el proceso.

Esto es normal que ocurra, ya que por lo general se tiende a pensar que faltó algo por hacer o decir, sin embargo, es determinante reconocer el rol que se ha tomado frente a las circunstancias.

No siempre se puede estar en todos los momentos y en todos los lugares.

Hay que aprender a soltar el control y la creencia de que podemos adivinar el futuro o hacer todo solos ¿Quién podría saber con total y absoluta certeza el momento final de algún ser querido? Incluso en momentos de mayor tensión, la familia tiende a cultivar la esperanza de que suceda un milagro que permita que su ser querido sobreviva, sin embargo, eso tampoco depende de nosotros, por más que hagamos lo que creemos debemos hacer.

Vivir el duelo es un proceso que lleva su tiempo y mientras más se conozca de él, más posibilidades hay de hacer un afrontamiento más gentil.

Herramientas claves para enfrentar el duelo en Navidad

Gestionar el duelo y vivirlo de manera consciente es un proceso que podemos conocer y aplicar según nuestra propia dinámica. Podemos, por ejemplo:

· Agradecer. La gratitud es el mejor regalo que podemos dar a nuestro ser querido. Es un bálsamo para el dolor. Cuando se agradece el legado que nos dejó a través de su amor, apoyo, cariño, cuidados, alegrías y aprendizajes, sin juicios ni resentimientos, el corazón siente alivio y el cerebro genera sustancias como la dopamina, la oxitocina y la serotonina, brindándonos bienestar y conexión con los demás, lo que hace que la mente y el cuerpo sientan paz, tranquilidad, calma y sosiego en medio del dolor y la tristeza.

· Recordar con amor y alegría a quien partió, reconociendo que su misión y propósito de vida ha sido completada, así como que ninguno tiene el control ni de la vida de otros ni de las nuestras, en cuanto al tiempo que hemos de estar en este plano. Así que, una forma de honrar el tránsito de nuestros seres queridos por nuestras vidas es hablando de ellas o ellos, reconociendo sus logros, sus retos, sus enseñanzas y sus aportes a nuestras vidas.

· Hacernos conscientes de lo que pensamos, sentimos y hacemos en medio de la situación de pérdida. Reconociendo cada pensamiento, emoción y conducta, sin descuidar nuestra salud emocional, física, mental y espiritual y transformando el dolor en aprendizaje y conciencia plena del momento presente.

· Buscar ayuda psicológica profesional si se dificulta seguir la vida, especialmente en casos relacionados a los niños, adolescentes y adultos más vulnerables, que eventualmente tengan sentimientos de culpa que les impidan continuar en gratitud, conectados con la vida.

Definitivamente, aunque no sea fácil enfrentar el duelo en Navidad, siempre podemos encontrar una razón que nos permita agradecer la vida de quien se fue y su legado en nosotros.

¡Brindemos por ellos!

Yamiilet Pinto

Psicologa

FPV 16.092

@yamiletpinto

yamipinto@gmail.com

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