¿Y si Cambio? Equilibrio entre dar y recibir, clave para la armonía en nuestras relaciones
A muchos de nosotros nos hace sentir muy bien dar. Nos sentimos solidarios, empáticos y buena gente. Nadie pone en duda que la solidaridad es un valor que, efectivamente, nos hace buenas personas.
El punto está en que cuando decimos “es mejor dar que recibir” o “yo lo doy todo sin esperar nada a cambio”, estamos creando un desequilibrio y dando origen a innumerables conflictos en las relaciones, porque sin darnos cuenta nos estamos haciendo resistentes a recibir del otro e, inconscientemente, quien da podría sentirse superior y con derecho a exigir y quien recibe sentirse en deuda y con necesidad de compensar o pagar esa “deuda” que se ha creado, la cual en muchos casos es muy difícil de lograr.
Hacernos conscientes de esta dinámica nos ayuda a crear el equilibrio necesario en nuestras relaciones, para poder fluir en la abundancia, la riqueza y la prosperidad, no sólo de dinero, sino de satisfacciones, alegrías, gratitud y amor incondicional entre quienes experimentan la plenitud y armonía al dar y recibir.
La descompensación crea conflictos en las relación entre dar y recibir
Para muchos de nosotros cuando recibimos del otro, nace una necesidad de compensar lo recibido, y en muchos casos nos esforzamos de tal manera que sentimos una carga muy pesada en nuestra espalda, que a lo largo del transitar de la vida nos agota, frustra y agobia, porque: Si solo recibimos, especialmente si ya somos adultos, creamos una energía de dependencia infantil, viviendo como niños que necesitamos recibir todo de papá o mamá o incluso de nuestros hermanos, dando origen a una cadena conflictos donde reinan las peleas, diferencias y discusiones.
Si solo damos, sin darnos cuenta estamos jugando a ser mamá o papá de nuestros padres, hermanos o pareja y establecemos una relación de desigualdad y de poder, que afecta negativamente la relación y conlleva serios conflictos por descompensación.
Si damos demasiado, ponemos en peligro la relación, ya que, inconscientemente, estamos invalidando al otro, sea padre, madre, pareja o hermanos, haciéndolo sentir degradado o culpable, dando origen a una relación de dependencia, sumisión y humillación del otro.
Si damos todo lo que tenemos, estamos dando pie a uno de los mayores conflictos en las relaciones, ya que con esta actitud nace en el otro la creencia de que siempre podremos cubrir sus necesidades, jugando a ser papá o mamá, y cuando esto no sucede por cualquier razón o motivo, la relación se rompe, lamentablemente, en los peores términos.
Este conflicto suele suceder, básicamente, entre la familia y la pareja. Incluso esta descompensación arriesga también la relación con nosotros mismos, al quedarnos sin sustento o recursos para cubrir nuestras propias necesidades.
Lograr una compensación consciente
Se hace necesario y urgente, lograr una compensación consciente, comenzando por colocar límites en la relación dar y recibir.
Es así como alcanzaremos el equilibrio y la armonía en nuestras relaciones, comenzando por la relación con nuestros padres.
Ahora bien, Compensar, según el diccionario de la RAE significa: “Igualar en opuesto sentido el efecto de una cosa con el de otra” y “Dar algo o hacer un beneficio a alguien en resarcimiento del daño, perjuicio o disgusto que se ha causado”.
Quisiera poner énfasis en los verbos igualar y resarcir en cuanto al equilibrio de Dar y Recibir.
En principio, muchos de nosotros como hijos queremos compensar a nuestros padres por todo lo que nos han dado, por lo bueno y desprendidos que han sido con nosotros, pretendiendo igualar eso que nos han dado, o resarcir el daño que hayamos hecho. olvidándonos que no hay forma de compensar el primer gran regalo que de ellos hemos recibido, la vida.
Cuando un hijo busca esa compensación entra en una lucha interna que lo agota, agobia, asfixia y frustra al no poder responder a tan grande deuda. En su búsqueda, queriendo hacer lo mejor que puede y considera, llega a jugar el papel de padre de sus padres, queriendo “aconsejarles” qué hacer y cómo hacerlo.
Otras veces, especialmente, los más jóvenes, se inhiben de recibir de sus padres algunos regalos o se niegan a pedirles algo para que “no gasten en ellos”, creando una distorsión del sistema familiar que inevitablemente trae conflictos.
Seguro te preguntarás ¿cómo compensar a mis padres por todo lo que me han dado? La respuesta es muy sencilla: sé feliz, logra tus metas, ve por tus sueños, fluye con la vida, alcanza tu prosperidad y contribúyeles a otros de tu entorno a lograr sus metas.
Esta es la mejor manera de devolver algo de lo que has tomado de tus padres, de una manera consciente, amable, gentil, armónica y generosa. Esto no quiere decir que no puedas ofrecer regalos o atenciones a tus padres, lo puedes hacer como una forma de mostrarles tu amor, comprensión y aceptación.
Este es el verdadero secreto del equilibrio entre dar y recibir: aceptar incondicionalmente a papá y a mamá, tomando de ellos sus mejores regalos, sin juzgar sus acciones, sólo diciendo sí a tu historia, abriendo caminos hacia una vida más llena de bienestar interior, plenitud, paz, abundancia, riqueza, prosperidad y éxito profesional.
@Yamilet Pinto
Psicoterapeuta
Coach de vida
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