¿Y si Cambio? El sufrimiento no es la única forma de aprender
He escuchado con frecuencia frases como “La única forma de aprender es a través de los golpes de la vida” o “Creo que aprendo mejor si sufro, por eso busco equivocarme permanentemente”, suena inconcebible ¿verdad?, sobre todo porque partimos del hecho de que a nadie le gusta sufrir.
Quizá, este tipo de afirmaciones sea una forma de justificar las decisiones que han dejado consecuencias dolorosas, las cuales se han tomado de manera inconsciente o desde un modelo cognitivo, basado en creencias de que el aprendizaje y el crecimiento se logra sólo a base de experiencias de dolor y sufrimiento.
La pregunta que me surge es ¿La única forma de aprender es a través del sufrimiento, del dolor o de pasarla mal? Es un debate, porque si bien es cierto las dificultades nos enseñan mucho, no necesariamente tendríamos que pasar por cada experiencia dolorosa para aprender a valorar lo que tenemos y llevarnos mejor con nuestro entorno.
No se trata de querer evitar el dolor que sentimos cuando nos va mal, ni tampoco romantizar las experiencias dolorosas, viéndolas como “aprendizajes de la vida”, dejando de reconocer lo incómodo que resultan y lo desgarradoras que en un momento determinado pueden llegar a ser.
El punto es que podamos entender que en la vida tenemos diversas formas de aprender a vivir mejor, y algunas de ellas pueden ser más gentiles.
Puedes aprender o no aprender de experiencias dolorosas
Cuando hablamos de modelos cognitivos aprendidos, me refiero a aquellas famosas frases que escuchábamos, como “La letra entra con sangre”, o historias que refieren sobre cómo imparten el proceso de enseñanza en algunos sectores, donde agreden a los estudiantes, ridiculizándolos, insultándolos o maltratándolos física o emocionalmente, convencidos de que así es cómo formarán profesionales con carácter y disciplina, sembrando inconscientemente un modelo de pensamiento que tiende al sufrimiento como vía de aprendizaje.
Esta creencia también se presenta en el hogar donde muchos padres dicen a sus hijos “te pego por tu bien, para que aprendas cómo se hacen las cosas bien”.
Todo esto nos lleva a reflexionar sobre el modelo que podemos elegir para aprender y para enseñar, en los cuales no podemos dejar de reconocer que la adversidad puede ser una oportunidad para aprender y digo que es una oportunidad, porque hay quienes la aprovechan y hay quienes no, y pasan una y otra vez por diversas experiencias, hasta que se dan cuenta de aquello que necesitan concientizar y cambiar.
Obviamente, el aprendizaje que se obtiene no es inmediato, de nada sirve decirle a alguien que está atravesando una experiencia dolorosa que busque el aprendizaje en ella, sería absolutamente inapropiado y una clara falta de solidaridad y empatía con quien atraviesa una experiencia que le causa tristeza y dolor.
Toda experiencia necesita ser procesada en su justa medida, experimentada, clarificada y concientizada para poder extraer el aprendizaje, antes no sucederá.
Hay otras maneras de aprender en la vida
Está claro que de la adversidad se puede aprender, pero no es la única opción. Hay otras maneras gentiles de crecer y tener una vida más fluida y flexible. Obviamente, cada experiencia es única, hay quienes reaccionan desde:
· El sufrimiento, lo cual implica quedarse anclado en la experiencia, rumiando en pensamientos repetitivos, obsesivos, catastróficos o autocríticos de lo que pasó. Hay que seguir adelante.
· La evasión. Una opción que muchos toman por miedo a enfrentar lo duro de la experiencia. Es muy complejo y no todo el mundo cuenta con las herramientas para hacerlo, tendiendo al consumo de drogas, alcohol, permanentes rumbas, relaciones, sexo inseguro o compras impulsivas, donde posiblemente encuentran una momentánea calma que, al pasar su efecto, el dolor vuelve y se repite el ciclo. Es el lamentable camino de las adicciones.
· El aprendizaje, desde donde contactas con el dolor que provoca la experiencia y en medio de ella, aprendes a gestionar los pensamientos automáticos e intrusivos, repetitivos y negativos que vienen a tu mente sin invitación previa, las emociones que cada uno de esos pensamientos generan y las conductas que se despiertan a raíz de esos pensamientos y emociones. Es aquí cuando te das cuenta que necesitas el acompañamiento de un profesional de la salud mental, lo buscas e inicias un nuevo camino de afrontamiento de la adversidad.
Todo esto ayuda a comprender que en la medida que hagamos contacto con nuestro interior, podremos elegir la forma en la queremos aprender las lecciones que la vida tiene para nosotros:
· Entender que no podemos controlar la adversidad. Ella llega y dependerá de nuestras habilidades, desarrollar la capacidad emocional y mental para enfrentarla.
· Aplicando la gentileza del amor en todo momento, incluso en la adversidad.
· Aprendiendo de la amabilidad y de la paciencia en el proceso de madurez emocional, para sentirnos mejor y hacer sentir bien a quienes nos rodean.
· Dejándonos acompañar de profesionales y mentores que nos escuchen y de quienes podemos aprender nuevos modelos y transformación de creencias.
Definitivamente, la vida tiene sus altibajos, está en nosotros hacernos conscientes que podemos aprender de ellos y también de otras oportunidades, que conscientemente podemos elegir.
Yamilet Pinto
Psicóloga
@yamiletpinto
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