Opinión

¿Y si Cambio? El duelo del cual poco se habla: Ver a nuestros padres envejecer

Definitivamente, cada uno lo va a vivir de manera diferente y cada familia también lo abordará según sus propias necesidades y creencias.
sábado, 25 marzo 2023

La vejez es una etapa más del ciclo vital, que comienza alrededor de los 65 años de edad. Comprende una serie de cambios, donde la diversidad de factores más significativos comprende: La herencia genética, el estado de salud, el estatus socioeconómico, las influencias sociales, la educación, la ocupación laboral desempeñada, las diferencias generacionales y la personalidad.

Cada uno de estos factores difiere entre los adultos mayores e intervienen, inevitablemente, en su conducta, por lo cual no puede considerarse este proceso como homogéneo para un conjunto de personas que comparten la misma edad cronológica o tienen una situación similar.

Definitivamente, cada uno lo va a vivir de manera diferente y cada familia también lo abordará según sus propias necesidades y creencias.

Psicológicamente hablando, el proceso de la vejez genera en el adulto mayor y en sus familiares situaciones de duelo, de las cuales poco se habla. Los hijos se molestan porque los padres “no hacen caso” y los padres se molestan porque “ellos no son unos niños” que tienen que decirle qué hacer.

Esta lucha entre padres e hijos, deriva en conflictos familiares que pueden gestionarse asertivamente, si existe un proceso psicoeducativo que permita conocer más sobre el envejecimiento y cómo enfrentar los profundos cambios que ambas partes viven.

Equilibrio entre la decadencia y la plenitud

La Psicología Evolutiva del Desarrollo, sigue estudiando el proceso de la vejez y cómo abordarlo en la familia ya que, al aumentar la expectativa de vida del ser humano, los cambios no son sólo cuantitativos, también son cualitativos e impactan en la calidad de vida del adulto mayor y en sus funciones neurológicas.

Tradicionalmente el estudio de la vejez se ha centrado en la decadencia y el derrumbe donde la enfermedad, la dependencia y los diversos tipos de demencia la caracterizan.

Lamentablemente, la situación de los adultos mayores en Venezuela es muy precaria, no solo por sus condiciones de salud, sino por diversos factores que la impactan y sin querer, acentúa la perspectiva de derrumbe que queremos subsanar.

En este sentido, el más reciente informe de Convite, Asociación Civil, sobre la “Evaluación sobre las condiciones de vida y salud de las personas mayores en Venezuela. Presentación de resultados (2022)” señala que 70 % de los encuestados padece alguna enfermedad crónica y algunas de ellas sufren una fuerte escasez de medicamentos, entre las que se encuentran: las convulsiones, con 39.9 %; infecciones respiratorias agudas, con 38.2 %; y la depresión, con un registro de 35.9 %.

Esta realidad agudiza más el cuadro de dolor y tristeza que pueden sufrir los familiares al verse imposibilitados de ofrecer una mejor calidad de vida a su familiar, aunado a la añoranza de los viejos tiempos.

No es fácil ver a un padre o una madre que otrora era activa, fuerte, enérgica y con capacidades cognitivas que invitaban a la disertación filosófica, científica o simplemente cotidiana, envuelta en un mar de limitaciones que escapan del control humano.

De manera que es imperativo comprender que somos humanos y como tal estamos inmersos en un ciclo vital que pasa por diversas etapas y que la vejez es una de ellas y precede a la muerte. Pero, ¿tiene la vejez que ser traumática, paupérrima y decadente? Definitivamente no.

Fortalecer nuestra inteligencia emocional y ofrecer el apoyo más amoroso

Como hijos requerimos atender las nuevas demandas de nuestros padres y hablar de lo que nos pasa al verlos disminuir sus habilidades y destrezas. Entender que estamos enfrentando el dolor y requerimos aprender a vivir con esta nueva realidad, comprendiendo que habrá:

· Cambios físicos que afectan sus órganos, los cuales requieren atención especializada, alimentación adecuada y asistencia permanente.

· Cambios en su motricidad, por lo que requerirá acompañamiento en su diario vivir.

· Cambios psicológicos y neurológicos que van reduciendo sus capacidades intelectuales, lo cual implica que ya no resolverá los problemas como antes lo hacía, su memoria, su capacidad de lenguaje y análisis reducirán, así como la espontaneidad en los procesos de pensamiento.

· El miedo, la depresión, la tristeza y la sensación de soledad son frecuentes.

· El sentimiento de inutilidad lo angustia y neutraliza.

Algunas de las opciones que tenemos son:

· Prepararnos cognitiva y emocionalmente para acompañar consciente y amorosamente al adulto mayor.

· Brindar escucha activa, prestando atención cuando habla.

· Hacerlo parte del día a día de la familia, no excluirlo de actividades importantes.

· Mantenerlo en buen estado de higiene y arreglo personal.

· Brindar contención emocional y cuidados físicos..

· Evitar el pensamiento “ahora ellos son mis hijos y yo su papá o mamá”. Esto es un error que lastima la dignidad del adulto mayor. Ellos siguen siendo nuestros padres, sólo que ahora, nos toca atender sus necesidades.

· Buscar ayuda psicológica profesional y capacitarse para brindar los mejores cuidados.

· Organizarse con la familia para juntos ofrecer mayor calidad de vida, amor y plenitud.

¡Ahora les toca a ellos!

@yamiletpinto

Psicóloga y Coach de vida

yamipinto@gmail.com

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