¿Y si Cambio? El desapego emocional, una prueba de conciencia
Amar a una persona, una mascota o algunas propiedades no implica hacernos dependientes emocionales de ellos, sencillamente porque la vida cambia y con ella, nosotros y los demás. De todos los apegos, el más frecuente es a las personas, lo cual es de esperar porque somos seres sociales que, desde niños, compartimos experiencias, aprendemos de ellas y desarrollamos convivencias que nutren y fortalecen nuestro ser y personalidad.
El problema surge cuando del apego emocional se confunde con dependencia emocional. Son dos cosas totalmente distintas. Cuando nos apegamos desde la necesidad de existir para el otro y sólo con el otro, caemos en la trampa del apego emocional enfermizo e inconsciente, que se denomina dependencia emocional, el cual busca satisfacer una necesidad subyacente, que debe traerse al consciente para ser reconocida, atendida y trascendida.
Del apego enfermizo al desapego consciente
Mantenernos dependientes emocionalmente, nos lleva al dolor y sufrimiento, basados en la idea de que las personas que “amamos” estarán mejor si viven siempre con nosotras o que seremos felices sólo si ellos se quedan a nuestro lado. Esta sensación ocurre generalmente, con la pareja, los hijos y eventualmente con los padres, a quienes se pretende controlar, en nombre del amor incondicional.
Es impresionante ver la frecuencia con la que se dan relaciones tóxicas, en virtud que al ser humano le es muy difícil estar consigo mismo, teme a la soledad o rinde tributo a creencias aprendidas que ya no aplican en su día a día, dándole paso a experiencias donde, por ejemplo en las relaciones de pareja, pasa que cada uno de los integrantes está por su lado, alguno de ellos se ha ido de país e incluso ha iniciado otra relación y sin embargo, el otro espera que vuelva para estar nuevamente a su lado, quedándose deprimido, desmotivado y en muchos casos, sin ganas de vivir.
Le es muy difícil cerrar el ciclo, bien porque se trata de su primer o único amor o bien porque insiste en lograr algo que ya no tiene sentido, atándole a una vida de añoranzas, dolor y sufrimiento. Sucede también con los hijos cuando cuesta dejarlos irse a la universidad o fuera del país, convirtiéndolos en personas dependientes emocionales, inseguros y frustrados.
El apego también es a las cosas, como por ejemplo cuando, un ser querido ha partido de plano, y aunque ha pasado el tiempo, sus cosas u objetos aún se mantienen como las dejó, como una forma de conexión emocional y porque regalarlas, donarlas o venderlas significaría que se traiciona su amor o que se están olvidando.
Este apego no solo es a los objetos de seres queridos, también ocurre con prendas, ropa o zapatos que ya no son de uso cotidiano por cambios en peso y talla y aún se conservan para cuando puedan volver a usarse, atiborrando el closet de piezas que ya no se usan ni usarán nunca más. Igual ocurre con artículos u objetos de los hijos o del pasado.
Apegos psicológicos afectivos, una separación inteligente
Comprender la psicología del apego pasa por entender que la vinculación emocional es natural en el ser humano, se enfoca en la seguridad que se siente al lado de quien nos enseña a ser conscientes, seguros y positivos frente a las diversas situaciones de vida que enfrentaremos, por eso se aprende en la niñez; y desde esa perspectiva nos lleva a explorar el entorno, descubriendo nuevas formas de resolver conflictos cada vez que experimentamos el mundo.
Esto es lo que nos provee el apego seguro, la certeza de contar con las habilidades, capacidades, competencias y destrezas para afrontar la separación, que es a lo que más tememos. De allí surge el miedo a la soledad, a la independencia, a la libertad. Sentir que no estamos listos para afrontar el nuevo mundo, para abandonar el nido o la zona de seguridad y confort.
Esas situaciones recuerdan la primera gran separación, la del vientre de mamá. Superar ese shock para algunos ha sido positivo y han aprendido a sostenerse en la vida, pero para otros no ha sido así, por la sobreprotección y no haber alcanzado una conciencia de libertad y bienestar.
De allí que muchos hombres y mujeres se les imposibilite vivir solos, teman enfrentar la vida sin una pareja que los acompañe o permanezcan en una relación que les hace daño.Si por alguna razón has permanecido en un apego enfermizo e inconsciente, a partir de hoy puedes cambiar ese comportamiento, reconociendo que cuentas con una caja de herramientas, donde están tus fortalezas, capacidades y recursos para desarrollar una nueva personalidad: más segura, más consciente, interdependiente y libre.
@Yamilet Pinto
Psicoterapeuta
Coach de vida
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