¿Y si cambio? Despierta del sueño del ego y vuelve a la paz interior

En el ajetreo constante de la vida moderna, es fácil perderse. Corremos detrás del dinero, de un trabajo mejor, de la validación externa, de la soñada e ideal relación de pareja sin darnos cuenta de que estamos atrapados en una carrera sin fin que nos aleja de lo más valioso: nuestra paz interior.
El ego, ese maestro del engaño, nos susurra que necesitamos más, que no somos suficientes, que el futuro es la clave y que el pasado nos define. Y así, caemos en la trampa de la ansiedad, del sufrimiento y del resentimiento, creyendo que el dolor es el único camino.
La conexión innegable entre mente y cuerpo
La ciencia ha demostrado que el sufrimiento mental no se queda en la mente; se manifiesta en el cuerpo de formas muy concretas y peligrosas:
- El estrés crónico, está fuertemente vinculado a enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, obesidad y diabetes. Eleva los niveles de cortisol, lo que con el tiempo puede generar inflamación y un recuento más bajo de glóbulos blancos, debilitando al sistema inmunitario y nos hace más vulnerables a enfermedades.
- La ansiedad y el sufrimiento emocional están asociados con una variedad de síntomas físicos que a menudo no se atribuyen a su causa real, como:
- Trastornos del sueño.
- Dolor crónico.
- Problemas digestivos e intestinales.
- Fatiga constante.
- Dolores de cabeza.
- La depresión, según datos de la OMS, puede llevar al suicidio, una de las principales causas de muerte a nivel mundial.
Lo que esto nos dice es que la paz interior es una necesidad fundamental para nuestro bienestar. Ignorar la salud mental es ignorar una parte crucial de la salud en general.
El ancla del presente: Disfrutar del aquí y ahora
La ansiedad es el ruido del futuro no vivido. Nos roba la calma al proyectarnos en escenarios que quizás nunca ocurran. El antídoto es simple y poderoso: el Mindfulness. Esta práctica nos enseña a anclarnos en el momento presente, a observar sin juicio lo que ocurre a nuestro alrededor y dentro de nosotros.
Te propongo un ejercicio sencillo: detente. Siente el aire que entra y sale de tus pulmones. Escucha los sonidos que te rodean. Observa los colores y las texturas a tu alcance. En este instante, ¿qué está mal? Probablemente, nada. Aprender a disfrutar de las pequeñas cosas es la clave para la plenitud. Una taza de café por la mañana, la risa de un ser querido, el calor del sol en tu piel. Estos momentos, lejos de ser insignificantes, son los verdaderos pilares de una vida feliz.
Cuidar el alma es cuidar tu salud interior
El resentimiento es una pesada cadena que arrastramos, un veneno que bebemos con la esperanza de que el otro sufra. Pero el único que sufre es uno mismo. Perdonar, es un regalo que nos damos a nosotros mismos. No se trata de olvidar lo sucedido o de justificar el daño, sino de liberar el corazón de la amargura y el dolor que consume. Permítete sentir el dolor, reconócelo, pero no te quedes en él. Elige soltar esa carga.
Cuando perdonas, te liberas para sanar. Tu alma se aligera y dejas espacio para la paz interior, para tu bienestar, para tu salud mental y emocional. Pregúntate:
- ¿Qué me quita energía y qué me la da?
- ¿Qué hábitos me conectan con mi ser interior y cuáles me desconectan?
- ¿Cuánto tiempo dedico a la quietud, a la reflexión, a simplemente ser?
Desconéctate de la prisa por un momento y conéctate contigo. La verdadera riqueza no está en el dinero ni en los logros, sino en la calma que sientes cuando estás a solas contigo mismo.
El camino de la paz interior es un viaje, no un destino. Es un compromiso diario de elegir la calma sobre el caos, la gratitud sobre la queja, y la aceptación sobre la lucha.
¿Qué pequeña cosa podrías hacer hoy para empezar a cuidar tu paz interior?
Yamilet Pinto
Psicóloga
FPV. 16.092
@Yamiletpinto