Opinión

¿Y si cambio? Descubre cómo ayudar a tu hijo adolescente cuando siente ira y frustración

Definitivamente, el proceso de cambios en sí mismo que vive el adolescente, ya representa un reto para él y la familia.
sábado, 08 julio 2023

La conducta impulsiva, agresiva y desafiante de los adolescentes, cargada de ira y rabia, muchas veces genera impotencia y frustración en los padres, docentes y tutores, lo cual deriva en reacciones disfuncionales como agresividad, violencia y castigos, que en la mayoría de los casos crean una cadena de eventos que afectan la emocionalidad del ambiente familiar, escolar y social.

Posterior a estos eventos, surge la pregunta ¿Cómo puedo evitar que esto siga ocurriendo? ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a superar estos estados emocionales tan desgastantes, agotadores y frustrantes, que solo dejan dolor, culpa y tristeza?

De qué se trata la ira y por qué ocurre

Lo primero es entender que la ira es una emoción natural, está entre las cinco emociones básicas: Alegría, tristeza, miedo, asco e ira y es una forma de expresar lo que el inconsciente ha guardado y en ocasiones, implica una descarga emocional, violenta y agresiva.

En el caso de los adolescentes, este sentimiento puede manifestarse con más facilidad, frecuencia e intensidad, ya que en esta etapa las emociones se viven más apasionadamente, casi sin medir las consecuencias.

Algunas de las quejas que se escuchan por parte de los padres o representantes de estos adolescentes son: “Se molestan por nada o por todo” “No le puedo ni hablar” “Me contesta inadecuadamente” “No respeta” y todas estas expresiones las enmarcan en la emoción de la ira.

Sin embargo, es importante diferenciar entre una conducta agresiva, cargada de ira, caracterizada por ocasionarse daño a sí mismo u ocasionar daños a otros, de una conducta propia de los cambios hormonales, psicológicos y emocionales que está viviendo el adolescente en esta etapa, además de los cambios físicos que alteran su valía y autoestima.

Otro aspecto muy importante es reconocer las posibles causas de estos comportamientos o conductas.

Esta es quizás una de las partes más complejas en este proceso de acompañamiento, ya que los padres necesitan identificar y reconocer que estas conductas podrían deberse a:

Estar atravesando proceso de divorcio o separación, manejados inadecuadamente.

Ser testigos de agresividad verbal, física o emocional entre los padres, durante la infancia y/o en la actualidad.

Ser víctimas de severos castigos, correlacionados con el maltrato infantil por parte de uno o ambos padres.

Haber sufrido abuso sexual en la infancia.

Resentimiento por no haberse sentido protegido y cuidado.

Sensación de sentirse abandonados, esporádica o permanentemente, por uno o por ambos padres.

Sentirse criticados, comparados y/o descalificados por parte de los padres y/o familias extendidas (materna o paterna).

Sentir que su valía depende de sus resultados académicos: “Si no es veinte, no está bien”, llenándolos de miedo, angustia y frustración si el rendimiento no es el esperado.

Sentir que desconfían de ellos y dan más credibilidad a personas externas.

Duelos importantes, como la pérdida de uno de los padres o algún otro ser querido, una mascota, separaciones de sus pares, mudanzas de colegio o de vivienda.

Diagnóstico de enfermedad grave de alguno de los padres.

Desilusión amorosa/amistosa.

Confusiones con respecto a su sexualidad.

Burlas o Bullying en el colegio.

Baja autoestima.

Estas son algunas de las posibles causas que están desencadenando conductas disruptivas en los adolescentes, que deben ser reconocidas por los padres, docentes y representantes o tutores.

También es importante descartar cualquier tipo de Trastorno asociado a este tipo de conductas, como: Trastorno de Ansiedad, depresión, Del ánimo, Límite de la personalidad, Negativista Desafiante o Explosivo Intermitente.

Definitivamente, el proceso de cambios en sí mismo que vive el adolescente, ya representa un reto para él y la familia, por lo que el entorno, familiar, escolar y social requiere psicoeducación permanente, para entender el proceso en toda su extensión y sobrellevarlo de manera equilibrada, con límites establecidos, y al mismo tiempo cargado de amor, comprensión y compasión.

Ayúdale a construir un dique emocional para reconducir la ira

Sin duda son los padres y representantes, quienes tienen el deber de asumir la responsabilidad de guiar a los adolescentes en su bienestar psicoemocional, en este sentido es imperativo:

Escucharlos con empatía. Ellos necesitan sentir que confían en ellos.

Hablarles con respeto, autoridad, firmeza y amor.

Tomarte “Un tiempo fuera”, los adultos también lo necesitan.

Ayudarles a desarrollar competencias psicoemocionales para enfrentar estos episodios, con ejercicios de respiración consciente y meditación.

Acompañarlos en encontrar sus propios métodos de reconducción emocional, como la música, la escritura, la pintura, el baile o la actividad deportiva. Todas ellas son útiles para drenar emociones como la ira y la frustración.

Estar abiertos a sus inquietudes y preguntas, sin juzgarlos.

Reconocer que hay cosas que desconoces cómo hacerlas y asegurarle que buscarás respuestas.

Establecer límites que incluya hábitos saludables, como higiene del sueño, retirar los dispositivos en horas nocturnas para

proveer un mejor descanso, rutinas de juego y compartir familiar.

Buscar ayuda psicológica profesional.

Y siempre hacerles saber que estás allí para ayudarlos y acompañarlos en este proceso, de la mejor manera que pueden.

¡Lo mejor para el adolescente es sentirse amado, escuchado y aceptado, no dejes pasar la oportunidad de hacérselo sentir, no te arrepentirás!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

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