¿Y si Cambio? Conoce tu temperamento y potencia tu comunicación intra e interpersonal
Los líderes de equipos altamente competentes buscan fortalecer las relaciones entre ellos en pro del logro de resultados óptimos en la organización, sin embargo, esto no siempre se logra, aun cuando se tienen buenas intenciones, con frecuencia las diferencias de personalidad, patrones de conductas y creencias influyen en la diversidad de opiniones, enfoques y formas de solucionar conflictos o formular proyectos e ir por ellos.
En este proceso la comunicación es fundamental, ya que de ella dependerá la calidad de las relaciones y en este sentido, no basta la buena intención para impulsar, motivar e inspirar iniciativas, la creatividad y la innovación, se requiere fortalecer el modelo de comunicación verbal y no verbal utilizado al transmitir esa intención, ya que de no ser efectiva ni asertiva se desvanece el objetivo de cohesionar al equipo de trabajo, creándose un círculo vicioso de malos entendidos, interpretaciones erradas, discusiones o silencios que afectan las relaciones y el clima organizacional.
Conocer aspectos de la personalidad fortalece la buena comunicación
Para optimizar el proceso comunicativo, es clave conocerse a sí mismo y permitirse conocer al otro: Las características propias, la manera de comportarse, relacionarse y comunicarse, en lo cual influye de manera directa el temperamento y el carácter, componentes de la personalidad.
Conocer en qué consiste cada uno de estos elementos, desde el punto de vista psicológico, abre las posibilidades al autoconocimiento y a la conformación de relaciones más efectivas, afectivas y armoniosas.
Por un lado, el Temperamento, cuyo análisis se basa en la propuesta del filósofo y político Empédocles de Agrigento de la Antigua Grecia, plantea que todas las cosas materiales están constituidas por cuatro elementos: Aire, Tierra, Agua y Fuego.
Esta teoría le sirvió a Hipócrates de Cos, Padre de la Medicina, para explicar su teoría Humoral, basada en los cuatro humores del cuerpo humano: Bilis amarilla (Aire), Bilis negra (Tierra), Flema (Agua) y Sangre (Fuego), de manera que si estos estaban en balance y armonía el cuerpo estaba sano y en caso contrario daban paso a la enfermedad.
En esta teoría también se basó Galeno, médico de la Antigua Grecia, para explicar las diferencias entre los temperamentos:
1. Flemático, persona con exceso de flema. Esta personalidad se caracteriza por ser tranquila, relajada, calmada y serena. Las personas flemáticas suelen ser racionales, analíticas, firmes, introvertidas, solidarias, cariñosas, fieles, empáticas, compasivas y familiares. Prefieren las rutinas establecidas que los cambios imprevistos, la armonía que los conflictos. Les gusta compartir, negociar, relacionarse socialmente y ayudar a los demás. Gozan de estabilidad emocional y cultivan su vida interior. Como contraparte, podría transmitir una imagen de frialdad, indecisión, lentitud, poca ambición y temor.
2. Colérico, persona con exceso de bilis amarilla, cuyas características la identifican como una persona de rápidas decisiones, independiente, productiva, visionaria, persistente y extrovertida. Tiene habilidades innatas para el liderazgo y está enfocada a resultados. Como contraparte a estas fortalezas, está su necesidad de control y algunos reflejos de hostilidad, irritabilidad, agresividad, impulsividad e insensibilidad frente a las necesidades de otros.
3. Melancólico, persona con exceso de bilis negra. Se caracterizan por ser leales, tranquilas, reservadas, muy sensible emocionalmente, amantes del arte, inteligentes, introvertidas, analíticas, racionales, disciplinadas, ordenadas, organizadas, independientes, reflexivas, introspectivas y creativas. Al mismo tiempo, presenta una predisposición a la tristeza, al pesimismo, a la rigidez, negatividad, inseguridad y desconfianza en sí misma. Suelen ser cambiantes anímicamente, resistentes al cambio y a la sociabilidad.
4. Sanguíneo, es quien presenta un exceso de sangre. Esta personalidad está caracterizada por ser alegre, espontánea, optimista, distraída, extrovertida, comunicativa, entusiasta, conversadora, cálida y muy sensible. Toma decisiones basadas en los sentimientos, pero eventualmente es egocéntrica, lo cual la hace percibir como egoísta, indisciplinada, desorganizada e inestable emocionalmente.
Esta clasificación de los temperamentos tuvo tal relevancia que aún se usa esta terminología para referirnos a las personas y a sus conductas.
De manera que, desde el punto de vista psicológico y según Nathan Brody y Howard Ehrlichman, en su obra Psicología de la Personalidad, el Temperamento es el responsable de las emociones espontáneas y de las reacciones típicas frente a los estímulos exteriores.
Estas emociones y reacciones constituyen algo con lo que nacemos, inherente a nuestro modo de ser. Por eso se cree que el temperamento no es modificable.
Conocer cada una de estas características potencian la comunicación intra e interpersonal, permite comprender por qué las personas reaccionan de una manera determinada frente a un mismo hecho o realidad, por qué algunos son más lentos o rápidos que otros, por qué unos son más optimistas que otros, por qué algunos son más empáticos que otros, sin que esto signifique que unos son mejores que otros, simplemente tienen temperamentos distintos, lo cual conlleva a un “darse cuenta” que puede ser aprovechado para generar un cambio intrapersonal, que sin duda influirá en la comunicación asertiva interpersonal, mejorando el logro de resultados, el clima y el ambiente laboral.
Yamilet Pinto
Psicóloga
FPV-16092
@yamiletpinto
yamipinto@gmail.com
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