¿Y si cambio? Conoce cómo es tu diálogo interno y transfórmalos
Si hay algo que impacta en la vida del ser humano son los pensamientos automáticos que inundan su cabeza en cualquier momento del día.
Son aquellas cosas que, repetidamente, se dice a sí misma (o) y que pueden ser ideas inspiradoras o limitantes, negativas o positivas, catastróficas o excelentes. Dependiendo de cómo sea ese diálogo interno, así serán los efectos en su vida diaria.
Es importante comprender que estos pensamientos automáticos surgen espontáneamente, es decir llegan por sí solos, no se pueden controlar, son inconscientes y se aceptan como verdad. En cualquier caso, tienen un efecto importante en los resultados personales.
Conoce cómo piensas
El diálogo interno o los pensamientos automáticos, en ocasiones se presenta en forma verbal y en otras en forma de imágenes, por lo general no son producto de reflexión alguna pero sí están asociados a emociones específicas.
El punto está en aprender a identificar el tipo de pensamientos que se tienen y qué tanto impacta en la vida diaria.
Para ello es importante destacar que los pensamientos automáticos giran en torno a sí mismos, al mundo o los demás y al futuro.
Normalmente, la mente se ocupa de estos tres factores e influye en la forma en la que interactuamos con nosotros mismos, con los demás, con las circunstancias y con nuestros planes y proyectos.
Una de las formas de conocer cómo estamos pensando es a través de hacernos cuestionamientos que permitan revisarlos, evaluarlos y concientizarlos, para generar cambios profundos en los resultados que queremos alcanzar.
Para conocer los pensamientos sobre sí mismo, pregúntate:
· ¿Qué me digo cuando me equivoco?
· ¿Qué me digo cuando algo no me sale bien?
· ¿Qué pienso sobre mis logros, mis resultados, mi vida actual?
· ¿Qué me digo a mí misma (o) cuando me comparo con otros?
Estas preguntas ayudan a concientizar la forma en la que nos estamos hablando a nosotros mismos, qué nos estamos diciendo en estas circunstancias y darnos cuenta que en ocasiones somos castradores de nuestras ideas, nuestros sueños y nuestras vidas.
En cuanto a lo que pensamos sobre el mundo o los demás, pregúntate:
· ¿Qué pienso cuando actúan de una manera diferente a como esperaba que lo hicieran?
· ¿Qué pienso que deberían o no deberían hacer, pensar o decir las demás personas?
· ¿Qué pienso cuando sus creencias u opiniones difieren de las mías?
· ¿Qué me digo sobre cómo debería o no debería ser el mundo?
Cuando somos capaces de revisar lo que pensamos sobre los demás o sobre el mundo, podemos darnos cuenta que constantemente estamos emitiendo juicios de valor sobre las demás personas, sus vidas, conductas o pensamientos sin conocer lo que está detrás de sus realidades.
Escapa de nuestro control cualquier hecho externo a nosotros y no podemos controlar su ocurrencia.
Acá ayuda la comprensión de que no somos dueños de la verdad.
Y llegamos a los pensamientos que más ansiedad, temor e inseguridad genera en las personas, los pensamientos sobre el futuro:
· ¿Qué me digo a mi misma (o) sobre lo que creo que ocurrirá o lo que espero que ocurra?
· ¿Qué pienso sobre lo que creo que no ocurrirá?
· ¿Qué pienso sobre el proyecto más inmediato que tengo?
· ¿Qué pienso sobre lo que pasará en mi relación de pareja, en mi trabajo, con el dinero, la salud o la vejez?
· ¿Qué pienso sobre el futuro de mis hijos y cómo quisiera que sea? ¿Cómo les irá en su relación, en su trabajo, en el nuevo país, en su salud?
Los pensamientos sobre el futuro se han convertido en una de las razones más frecuentes de ansiedad y estrés e impiden gozar de salud mental, bienestar y paz interior.
Lo que afecta estos tres ejes de pensamientos: sobre Sí mismo, sobre el mundo o sobre el futuro es la forma que contemplamos estas realidades, la cual puede ser:
· Catastrófica: Caracterizada por lo negra que se ve la vida desde ese ángulo extremista, exagerada y magnificada. Un pensamiento clásico es: “lo peor está por venir” “Seguro tengo una grave enfermedad” “Lo más seguro es que suceda un accidente fatal” Anticiparse negativa y catastróficamente al futuro, es una fuente de ansiedad severa.
· Victimista: Ver la vida desde ese ángulo es sentirse desprotegido, desesperanzado: “Nadie me quiere” “A nadie le importo” “Nunca me voy a curar”
· Autocrítica: Caracterizada por pensamientos de desvalorización, comparación negativa con otros o una percepción de incapacidad. Los pensamientos comunes son: “No puedo” “Soy incapaz” “No sirvo para esto” “No valgo nada”
· Autoexigente: La perfección es su característica principal. Es implacable consigo mismo frente al error: “¡Que bruta y estúpida soy” ”O lo hago perfecto o no lo hago” “Le falta más para que esté mejor” “No es suficiente” “No soy suficiente”
¿Cuáles son los pensamientos que más te perturban? ¿Qué tipo de pensamientos no te dejan dormir, ni terminar lo que tienes que hacer? ¿Los catastróficos, los victimistas, los autoexigentes o los autocríticos?
Recuerda, esta forma de pensar fue aprendida en la infancia.
La buena noticia es que lo puedes desaprender y transformar.
Psicóloga
Yamilet Pinto
@yamiletpinto
PsicólogaFPV-16092
yamipinto@gmail.com
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