¿Y si Cambio? Cómo gestionar las emociones al hablar en público en tiempos de crisis internas

Hablar en público despierta emociones que a veces nos cuesta manejar o gestionar y, sin querer, pueden llegan a dominarnos, como el miedo, por ejemplo, que provoca temblor en la voz o en el cuerpo, sudoración facial y/o en las manos, respiración entrecortada y fuertes latidos del corazón.

Si a eso le sumamos las emociones que sentimos cuando atravesamos difíciles situaciones personales o sociales, como la agudización de los casos de COVID-19, la enfermedad o el duelo, la gestión emocional se hace aún más urgente para no dejarnos someter por el dolor, el miedo al contagio, la tristeza y la impotencia.

Todo este cuadro dificulta hablar en público asertivamente, si no se cuenta con los recursos necesarios para gestionar las emociones.

Quienes aceptan el desafío de expresarse frente a otros para llevar un mensaje, motivar, informar o persuadir requieren de atributos muy específicos como la respiración, la articulación, la corporalidad y conocer el arte de comunicar y convencer.

Pero, el desafío crece cuando el orador y su público están afectados emocionalmente. De manera que, ante este nuevo escenario, si se quiere liderar con éxito los procesos comunicacionales e impactar en el público, sean estos del ámbito familiar, profesional, organizacional, empresarial, comunitario, religioso o laboral es determinante gestionar la inteligencia emocional para hablar en público en momentos de crisis.

Gestión emocional en medio de crisis
No se trata de evadir lo que sentimos, sino de aceptar lo que es, procesarlo, aceptarlo y trascenderlo.

Quienes desempeñamos funciones de liderazgo estamos viviendo nuestras propias historias y al mismo tiempo observamos cómo a nuestro alrededor se derrumba la esperanza, la motivación, la alegría y el entusiasmo de equipos de trabajo, familias y sociedad en general, lo cual inevitablemente aumenta los niveles de estrés, la posibilidad de enfrentar cuadros de ansiedad generalizada, crisis de pánico y/o depresión y al mismo tiempo agudiza la situación económica, disminuye la productividad y el rendimiento laboral, en nuestro rol como oradores requerimos contribuir a revertir esta situación en nosotros y en el público.

Para fortalecer nuestros niveles de Inteligencia Emocional y llevarla a la práctica de manera consciente y deliberada al momento de motivar a nuestros interlocutores, es necesario potenciar nuestro (a):

1. Autoconocimiento y autoconciencia. Es momento de reconocer y aceptar nuestras emociones y cómo impactan nuestra conducta y nuestro cuerpo. Es así como nos vamos a poder comprender a nosotros mismos, ser más asertivos al escucharnos interiormente y/o escuchar y expresarnos frente a otros. Desarrollar o fortalecer esta capacidad nos ayudará a drenar más fácilmente nuestro sentir y levantarnos con entereza frente a nuestro público en medio de la adversidad y entregarles un mensaje de esperanza, motivación e inspiración.

2. Autoregulación emocional. Estamos llamados a dominar la forma de reaccionar frente a nuestras emociones. No se trata de mostrarnos invulnerables, pero tampoco exagerar la respuesta emocional. Así transmitimos a nuestro público más seguridad, serenidad y conciencia de lo que sentimos, siendo gentiles con nosotros y con ellos, de manera que nos perciban más cercanos, cálidos y humanos.

3. Motivación. Es el entusiasmo, la energía, el movimiento y el propósito de logro. Se alimenta del sentido de la vida y de tener un proyecto claro sobre lo que queremos alcanzar para que se convierta en nuestro motor e impulso de continuar adelante, aun cuando las condiciones sean adversas. Como líderes u oradores, con la motivación intrínseca podremos continuar y expresar un mensaje que inspire a otros “levantarse de las cenizas”, como las águilas, emprender un nuevo vuelo e ir por sus sueños y metas.

4. Empatía. Justo en estos momentos esta cualidad toma una importancia fundamental en nuestro proceso comunicativo. A través de la empatía cognitiva, entenderemos la perspectiva del entorno; mediante la empatía emocional podremos sentir lo que el público siente y con el interés empático comprenderemos lo que necesitan de nosotros. Así nos convertiremos en oradores que llegan con amor y humanidad a sus interlocutores.

5. Habilidades sociales. Son nuestras capacidades para crear y conservar relaciones, lo cual es posible cuando hemos logrado autoconocernos y autoregularnos emocionalmente, automotivarnos y practicar la empatía. La combinación de estos elementos nos permite manejar situaciones adversas, de manera que nuestra comunicación llega a ser más asertiva, fluida y persuasiva, aportado soluciones, tocando el corazón del otro y transmitiéndole un mensaje claro que contribuya a su bienestar y evolución.

Fortalecer nuestra Inteligencia Emocional
Sin duda manejar la Inteligencia emocional nos ayudará de manera consciente a transitar las diversas crisis personales y comunicarnos positivamente con nuestro entorno, llevando esperanza, conocimiento e inspiración a quien lo necesite, sólo tenemos que:

1. Centrarnos en agradecer todo lo positivo que tenemos en la vida.

2. Practicar la meditación para hacernos cada vez más consciente de lo que sentimos y cómo reaccionamos.

3. Tener claro lo que queremos lograr.

4. Ser compasivos y aportar soluciones.

5. Cultivar más el amor, el respeto y reconocimiento para consigo mismo y para con el otro.

6. Cultivar la espiritualidad con prácticas como la contemplación, la entrega a Dios de las circunstancias, soltar el Control de las situaciones y aumentar la certeza de que todo cuanto va ocurriendo tiene un sentido y propósito para nosotros.

¡Sí podemos llevar esperanza, inspiración y optimismo al entorno, desde nuestro ser, cuerpo y mente!

Yamilet Pinto

Psicoterapeuta/Life Coach

@yamiletpinto

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