Opinión

¿Y si Cambio? Claridad mental en la toma de decisiones

Avanzar en la vida, sentir que se recorre el camino con apertura y claridad mental ayuda a tener más enfoque en los resultados deseados.
sábado, 17 agosto 2024

¿Quién no toma decisiones diariamente? ¿Cuáles son las emociones que se mueven cuando debemos tomar decisiones importantes? ¿Cuáles serían las consecuencias de tomar o no tomar decisiones?

¿Será correcta la decisión que estoy a punto de tomar? ¿Qué me impide tomar la decisión pendiente? ¿Tengo la suficiente claridad mental para tomar esta decisión? ¿Estoy clara de que esto es lo que realmente quiero o no tengo ni idea de lo que quisiera lograr? ¿Qué me lleva a decidir, la emoción o la razón?

Todas estas preguntas y otras más necesitamos hacernos cada vez que nos vemos frente a la toma de una decisión.

Las respuestas nos permitirán descubrir por qué se nos dificulta decidir en un momento determinado y cómo podemos alcanzar más claridad en la decisión.

Cada elección marca tu camino personal

¿Cómo quieres que sea tu vida? ¿Qué quieres alcanzar? ¿Tienes un objetivo claro? ¿Qué estás dispuesta a ceder para lograr tu objetivo?¿Revisaste las posibles consecuencias de tus decisiones? ¿Evaluaste y analizaste las diversas opciones antes de tomar la decisión? ¿Has notado que los resultados actuales están directamente relacionados con las decisiones tomadas o no tomadas en el pasado?

Es importante que te hagas consciente que decidir es un proceso continuo, que experimentas durante todo el día, todos los días y a cada momento.

A través de este proceso vas consolidando tu futuro, vas definiendo y delimitando tus resultados y tu bienestar, ya que se trata de inclinarte por una entre varias opciones, tomando en consideración tu:

· Capacidad de análisis, para revisar los pro y contra de cada decisión;

· Inteligencia emocional, para identificar lo que sientes cuando te inclinas por una opción, ya que cuando decides, inevitablemente, pierdes la posibilidad de disfrutar de la otra. Este tema es muy importante, porque a veces no puedes tener lo mejor de todos los mundos ni al mismo tiempo.

· Disposición para asumir las consecuencias de lo que decidas. Quizá este último punto sea uno de los que más temor se tenga, ya que cada decisión tomada o no, considerando que no decidir también es una decisión, tendrá un impacto en los resultados de vida, tanto a nivel personal, profesional, social, laboral, familiar como en las relaciones de pareja.

· Habilidad para manejar la incertidumbre, ya que te debates entre lo acertado o desacertado de tu decisión. Para ello, necesitarás confiar en ti, en tu intuición y en tus conocimientos. No podrás saber a ciencia cierta cuál es la decisión más acertada, hasta que puedas medir tus resultados.

· Apertura al aprendizaje, ya que cada decisión ha dejado un nuevo conocimiento, una nueva experiencia y una nueva posibilidad de bienestar y crecimiento. Saber asumir este aprendizaje facilitará el proceso de tomar decisiones.

Permite que cada decisión te conduzca a una nueva experiencia de vida. Más sana, más equilibrada y más llena de bienestar.

Mayor claridad mental, mayor determinación

Avanzar en la vida, sentir que se recorre el camino con apertura y claridad mental ayuda a tener más enfoque en los resultados deseados.

A veces, este camino se ve truncado por la percepción de estancamiento y parálisis que enfrenta la persona cuando enfrenta la dificultad de tomar decisiones por su temor a equivocarse, por no querer hacer daño a los demás o por su deseo de querer tomar siempre la mejor decisión.

Sin embargo, esta forma de pensar conduce a la procrastinación y con ella, una percepción de parálisis y estancamiento personal.

Para lograr un avance más certero y claro:

· Es necesario autoconocerse para valorar nuestras propias capacidades, habilidades y fortalecer nuestra autoestima, autoconfianza y autovaloración. Asumiendo que siempre es una nueva oportunidad para crecer y aprender.

· Definir con claridad los objetivos y metas que se desean alcanzar. Este paso es crucial para evaluar la toma de decisiones, elaborando un consciente y claro plan de acción, abierto a las posibilidades y recursos e iniciar las acciones concretas a ejecutar; manteniendo apertura mental a los ajustes y modificaciones necesarias.

· Aprender que la toma de decisiones comprende aspectos racionales y emocionales. Una combinación de ellos permite considerar la racionalización y emocionalidad que existe detrás de cada decisión. Evitando así que la impulsividad y la inmediatez sean las protagonistas al decidir.

· Se debe tomar en cuenta que no existe la decisión infalible, perfecta, correcta ni incorrecta. Sólo se ajustan o no a los objetivos y metas propuestas; a las circunstancias y al contexto. Vale concientizar que no siempre tomamos las mejores decisiones ni todo el tiempo tomamos malas decisiones.

· Concientizar que la posibilidad de errar es cierta y forma parte del proceso de la toma de decisiones, por lo cual, erradicarlo, permitirá asumir los riesgos que implica.

· Aceptar que la incertidumbre forma parte de la vida y que nadie tiene una bola de cristal para saber a ciencia cierta las consecuencias de una decisión.

· Asumir que cada decisión implica responsabilidad, valentía, seguridad y carácter para responder a los efectos e impacto que provoca en nuestra vida.

Definitivamente, tomar decisiones es un proceso que nunca termina y genera grandes aprendizajes y crecimiento personal. Prepararse es la clave para lograr el éxito en cada decisión.

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

yamipinto@gmail.com

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