¿Y si cambio? Adicciones sin sustancia, una amenaza a la salud mental de los adolescentes

Muchos padres temen que sus hijos sean adictos a sustancias químicas, denominadas drogodependencia o toxicomanía, como el alcohol o las drogas.

Sin embargo, cada día crece la incidencia de las Adicciones Sin Sustancia o Adicciones Conductuales, que como todos los trastornos adictivos, se caracterizan por la pérdida de control.

En el caso de las Adicciones Sin Sustancia o Adicciones Conductuales, existe un descontrol sobre determinada conducta, la cual al principio resulta ser placentera, aumentando niveles de Dopamina en el cerebro, lo cual activa el sistema de recompensa inmediata que busca repetir constantemente la conducta, hasta que ésta logra dominar su vida.

Sin duda, la población más vulnerable son los niños y los adolescentes, quienes al formar parte de la generación táctil, se conectan más a Internet y desde temprana edad tienen contacto con la tecnología y los dispositivos electrónicos.

Además de encontrarse en pleno desarrollo psicoemocional y sexual.

Pareciera que no, pero sí son adictivas las redes sociales

Conocer sobre las Adicciones Sin Sustancias o Conductuales, nos invita a romper mitos y darnos cuenta que aunque parecieran no ser nocivas, su toxicidad es más imperceptible, menos tangible, menos cuestionada y más aceptada en la cotidianidad.

Entre los diversos tipos de estas adicciones se encuentran:

· Los trastornos por Juegos de Apuestas (Ludopatía o Juego Patológico).

· Las compras compulsivas, conocida como Oniomanía.

· La adicción al sexo.

· La adicción al trabajo, muy normalizada también; y

· La Adicción a Internet y a las nuevas tecnologías virtuales (TikTok, Instagram, Whatsapp, Youtube, etc) que está afectando severamente la salud mental de los niños y adolescentes.

La condición de ser adictiva está enmarcada en algunas señales que muchas veces pasan desapercibidas, como por ejemplo:

· El excesivo tiempo de conexión (más de 3 a 4 horas diarias), especialmente en las noches y en la soledad del baño o de su cuarto.

· Mentir sobre el tiempo real de conexión y sobre el contenido que consume.

· Negar el uso desmedido del TikTok e ignorar los llamados de atención.

· Privarse de sueño, durmiendo menos de cinco horas.

· Descuidar rutinas como las horas de comida con la familia, las actividades deportivas o las salidas con los amigos.

· Pensar constantemente en la red, aunque no se esté conectado a ella.

· Sentirse excesivamente irritado cuando la conexión falla o está muy lenta.

· Sentir euforia cuando está conectado.

· Bajar su rendimiento académico.

· Alterar su alimentación.

· Aislarse socialmente y de la realidad.

· Dificultad para relacionarse y comunicarse verbal y presencialmente.

· Carecer de objetivos.

· Crear un personaje idealizado a su medida.

· Usar diversas formas de navegación: chat, web, juegos de azar online, juegos en red o la búsqueda compulsiva de sexo, juegos violentos o pornografía.

Éste último tiene un impacto grave en la psiquis del niño o adolescente, por encontrarse en pleno proceso de desarrollo psicosexual y emocional.

Enfrentar los factores de riesgo y vulnerabilidad en niños y adolescentes

Los creadores de las redes sociales han dicho que su objetivo es crear adictos, estimulando la producción de dopamina en el cerebro, la hormona del placer, y generar apego permanente a las redes sociales y muy especialmente al TikTok, que usa estímulos como el movimiento, el color y el sonido; y su algoritmo está preparado para ofrecer recompensas inmediatas, al enviar un video tras otro y así mantenerlos conectados a su red, de donde muchos emigran a otras redes como YouTube, en busca de más satisfacción y placer, accediendo a otros contenidos inadecuados para ellos.

Lo cual demuestra que las redes sociales no tienen nada de inofensivas, son realmente una amenaza, si no se aprende a usarlas.

En este sentido, la familia necesita psicoeducación y conocer los rasgos de personalidad o estados emocionales del niño y adolescente, que influyen en el desarrollo de estas adicciones y aumentan su vulnerabilidad, tales como:

· Carencias vinculares o afectivas

· Intentos por llenar vacíos.

· Baja autoestima o rechazo de la imagen corporal.

· Timidez excesiva.

· Impulsividad.

· Búsqueda exagerada de emociones fuertes.

· Intolerancia al displacer (aburrimiento, fatiga, disciplina o responsabilidad).

· Problemas psiquiátricos previos: depresión, TDAH o trastorno de ansiedad.

· Estilo de afrontamiento inadecuado ante las dificultades cotidianas.

Como podemos ver, las adicciones a las redes sociales sí existen y se tienen que encontrar mecanismos para gestionarlas y procesarlas integralmente y en la familia.

Un camino de esperanza

Aunque no queramos, el fenómeno social llamado TikTok está afectando la salud mental de niños y adolescentes. Como familia es menester entender que los dispositivos y las redes sociales no son sólo instrumentos de recreación, entretenimiento o una manera de “tranquilizar” al niño y que ellas por sí solas causan adicciones. E

l papel de la familia incluye:

· Fortalecer su autoestima, escuchándolo (a) sin juzgar ni castigar.

· Liberarlo (a) de culpas.

· Acercarse y comunicarse con él (ella), explicándole que entiende su búsqueda de recompensas inmediatas para llenar su vacío interior.

· Mostrar cariño, comprensión, afectividad, respeto, confianza y amor.

· Acompañarle en situaciones adversas para él (ella), como el fracaso escolar, frustraciones afectivas, bullying, competencia desmedida; presión social o abuso sexual.

· Buscar ayuda profesional.

¡Cuanto más cerca estén de sus hijos, más lejos estarán del riesgo de ser adictos al TikTok o redes sociales!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

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