Opinión

Semana en domingo

Es increíble la cantidad de gente que se ha ido de Guayana.
domingo, 13 octubre 2019

Dolarizar
Hace unos años se hablaba de un salario mínimo de 250 dólares, si se llegara a realizar la dolarización de nuestra economía. Con esa suma era posible que una familia cubriera sus gastos mínimos de alimentación y medicinas, aunque no tuviera posibilidad de cubrir otros gastos, como los de entretenimiento, vestido o de ahorrar algo. Otros economistas planteaban que en caso de esa dolarización el salario mínimo tendría que estar en por lo menos 300 dólares mensuales. Pero en ambos casos las estimaciones se quedarían cortas en este momento, porque 250 dólares escasamente cubren parte de lo que una familia de 4 personas necesita para alimentarse bien durante un mes, y no queda nada para medicinas, ropa y transporte, como mucho menos para entretenimiento o reparaciones en el hogar. Lo mínimo que necesita una familia son 500 dólares mensuales, para cubrir lo indispensable mensualmente, y rogarle a Dios que no se enferme ninguno de la familia porque no habrá con qué comprar las medicinas y menos para pagar una clínica. Si hubo alguna posibilidad de dolarizar la economía, ahora hay que olvidarse de eso porque no hay cómo pagar un salario mínimo de 500 dólares ni por parte del gobierno y mucho menos la empresa privada. Y si hay apoyo financiero internacional, sería para pagar la cuantiosa deuda externa, que según algunos economistas supera con creces los 100 mil millones de dólares. Lo que parece una dolarización es solo que algunos pagan sus compras con dólares, pero eso no tiene nada que ver con una dolarización formal. Y obviamente se trata de dinero que de alguna manera llega del exterior, como remesa familiar, traído, o por transferencia entre particulares, porque el gobierno hace tiempo que no vende dólares.

Guayana
Es increíble la cantidad de gente que se ha ido de Guayana, incluyendo guayaneses de nacimiento, que se van a buscar un mejor destino en otras ciudades del país y del exterior. Entre mediados de los 70 y la década de los 80, Guayana fue receptora de una gran inmigración de obreros, técnicos y profesionales que vieron en el proyecto de desarrollo de esta región una gran oportunidad para una vida mejor. Esa gente creció profesional y económicamente a la par de Guayana, con el nacimiento y desarrollo de las industrias básicas, y una empresa privada que igualmente creció al lado de las grandes industrias estatales. Pero ahora con la paralización de las industrias básicas, la economía de Guayana está en receso y quienes se vinieron buscando una vida mejor ahora hacen el proceso a la inversa. No sé qué es peor, entre que los mejores profesionales y técnicos se vayan o que las industrias básicas y no básicas estén paradas. En estos días me encuentro en Lechería con un viejo amigo ingeniero que trabajó años en Edelca, y me cuenta que estuvo unos días visitando a sus padres aquí en Puerto Ordaz y le dijeron que se sienten como en una ciudad fantasma porque la gente se desaparece a las seis de la tarde y ya no tienen a donde ir a distraerse en la ciudad. ¿Qué va a pasar con Guayana y qué podemos hacer para salvarla, si es que aún tiene salvación posible?

Gasolina y transporte
Si ya había serias deficiencias en el transporte público de personas, ahora con el problema de la gasolina eso se ha puesto mucho peor y en ambos casos se trata de una situación que amerita que el gobierno le dé carácter de problema de Estado. Porque la producción, en todo sentido, depende de que la gente pueda llegar a sus sitios de trabajo y sin gasolina no hay transporte de pasajeros, como tampoco se podrían transportar las mercancías, sobre todo los alimentos. No estamos hablando de cualquier otro problema que la población puede sobrellevar, como lo está haciendo en la actualidad. Por eso en muchos países el transporte masivo de personas lo presta el gobierno y solo el servicio de taxis es privado, o algunas unidades pequeñas como microbuses. Y de la gasolina hay que decir que son numerosos los países que no tienen petróleo ni refinerías, y sin embargo no tienen problemas de suministro a la población, porque la importan. Pero en el caso nuestro, si las refinerías no pueden procesar lo suficiente para abastecer el mercado interno, no va a quedar otra opción que traerla del exterior y eso plantearía la necesidad insoslayable de aumentar su precio, para acercarlo lo más posible al costo de importarla. En la mayoría de los países el litro de gasolina cuesta un dólar al público, incluyendo Cuba, que recibe gasolina de Pdvsa y la vende a 1,20 dólares, la más cara en todas las islas del Caribe. Un barril de petróleo liviano da más o menos 72 litros de gasolina, lo que significa que sin incluir el costo de refinación, transporte, distribución, surtido en estaciones de servicio e impuestos, solo por el petróleo refinado, y a 60 dólares el barril, cada litro de gasolina cuesta 83 centavos de dólar, y aunque el petróleo da una serie de otros productos, en ningún caso el precio de la gasolina pudiera estar hipotéticamente por debajo de 5.000 bolívares cada litro. Este posible escenario que planteo es con o sin gasolina importada, porque es obvio que Pdvsa no va a poder seguir regalando gasolina eternamente y sobre todo en su situación técnico-financiera actual. Nada de raro por lo demás, porque por allí hay versiones de que los bachaqueros de gasolina, que ya los hay, están cobrando 3.000 bolívares por un litro de gasolina.

Uno
Este invierno, que en teoría debería terminar el mes que viene, permitió llenar hasta el tope el embalse de Guri, y hasta hubo necesidad de abrir los aliviaderos para descargar el exceso que metió el Caroní. Guri es la reserva nacional de energía y aunque está lleno, el gobierno nacional debería hacer un esfuerzo por llevar al máximo la capacidad operativa del parque termoeléctrico, para usar lo mínimo necesario del sistema hidroeléctrico del bajo Caroní.

Dos
Algunos amigos me piden que haga cálculos del costo de una hallaca esta navidad, pero les digo que es imposible hacer pronósticos en ese sentido y que habrá que esperar hasta fines de noviembre. Pero insisto en que cualquiera que sea el costo hay que hacerlas, para lo cual, si no hay dinero para hacer la cantidad de antes, pues hacemos menos. Algunos sugieren eliminar o sustituir los ingredientes más costosos, pero eso sería hacer algo distinto de la tradicional hallaca. Yo en todo caso prefiero hacer una cantidad menor, pero hacerla como siempre las he hecho.

Tres
Tengo muchos amigos que lucen resignados a vivir como estamos y que han perdido la esperanza de que el país pueda salir de esta pesadilla. Les digo que hay que seguir adelante aquí y que no hay país que ofrezca mejores oportunidades a futuro que el nuestro. Por ejemplo, yo no podría sentirme feliz viviendo en Miami, resignado, allá sí, con un sueldo que me alcance para pagar la mensualidad de un carro, el alquiler de la vivienda, comprar comida y pagar impuestos. Si ese es el nirvana para muchos, yo prefiero quedarme aquí. Detesto que me inviten a una fiesta y yo tenga que llegar con un muslo de pollo y un six pack de cerveza bajo el brazo, porque el anfitrión solo pone el hielo, la parrilla y el carbón.

Cuatro
Muy lamentable la partida del colega y amigo Celestino Adámes. Sobrevivió a un ictus hace algunos años, pero finalmente descansó este jueves. En sus últimos años de actividad profesional acompañó a Yamal Mustafá en la edición de El Crítico, que en mi opinión fue una especie de embrión de lo que hoy es PRIMICIA. Hace ya unos cuantos años, trabajé con él publicando mi columna Semana Económica en el diario El Pueblo, bajo su dirección. Desde este medio y estando fuera de Guayana, les envío un fuerte abrazo a su esposa y a sus hijos.

 

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