Opinión

Semana en domingo

Lo digo porque algunos opositores coinciden con el régimen en que las sanciones están perjudicando más a la población que a Maduro.
domingo, 29 septiembre 2019

Derecho de Estado

En un Estado de Derecho todas las acciones, sobre toda las públicas, tienen que estar ajustadas a las leyes. Todos los ciudadanos están obligados a cumplir las leyes, y mucho más quienes desempeñan cargos públicos.

Pero como en nuestro país todo está al revés, el Tribunal Supremo de Justicia cumplió las órdenes que le dieron para declarar en desacato a la Asamblea Nacional y los diputados del régimen procedieron de inmediato a retirarse de ese órgano legislativo, hasta que el viento le cambió al gobierno que, buscando aire, apeló a un sector de la oposición para montar una mesa de diálogo en la que acordaron que los diputados del régimen regresen a la Asamblea desacatada.

En otras palabras, las leyes son para que las acate el pueblo y el régimen se burle de ellas, porque ni siquiera se tomaron la molestia de cuidar las formas con una decisión previa del TSJ que revertiera el desacato.

Tal como están las cosas, pareciera que se deja vigente el desacato, de manera que si la vaina se enreda el, TSJ pueda intervenir y retrotraer el escenario a como estaba antes del acuerdo. ¿Si la Asamblea está en desacato, cómo es que el oficialismo recibe órdenes de reincorporarse a sus curules?.

Allí tiene que haber otro objetivo y pienso que eso tiene que ver con Guaidó, porque en un golpe de timón el oficialismo y parte de la oposición puede hacer mayoría como para tomar decisiones.

Lo digo porque algunos opositores coinciden con el régimen en que las sanciones están perjudicando más a la población que a Maduro.
Haciendo el papel del diablo, yo plantearía: “tú me quitas a Guaidó y pides el levantamiento de las sanciones y yo suelto a los presos políticos y acepto ir a elecciones el año que viene, pero con Maduro como candidato”.

Ese regreso de los chavistas a la Asamblea por supuesto que no es gratis y ya sabremos el precio. Pareciera que estamos de vuelta a la época de Luis XIV de Francia, cuando pronunció la famosa frase l´etat, c´est moi, según la cual el Estado era su persona, por encima por supuesto de las leyes.

Se enredó Argentina
Gente de la oposición dice que Cristina Fernández es el chavismo en Argentina. No sé si eso es así, pero lo cierto es que los efectos de su política provocaron un desastre económico parecido al nuestro, y el pueblo es el que está pagando las consecuencias. El Fondo Monetario Internacional aprobó el año pasado un préstamo por 56.100 millones de dólares, en un intento por estabilizar sus finanzas, pero, aunque había venido avanzando en ese sentido, los resultados de las primarias del pasado 11 de agosto que anunciaron el regreso del peronismo al poder, con Cristina Fernández ahora como vicepresidenta, provocaron pánico en el sector inversionista y el peso se desmoronó.

Con el dólar por las nubes y los argentinos comprándolos a cualquier precio, la nueva directora general del FMI, la búlgara Kristalina Georgieva, ordenó ahora suspender la transferencia de 5.800 millones de dólares que faltaban de ese préstamo, y que Argentina esperaba para cumplir compromisos de deuda externa, así como para apuntalar su oferta de dólares en el mercado interno y frenar un poco la devaluación del peso. Los analistas argentinos señalan que esto es un anuncio de lo que pasará con el inminente triunfo del peronismo en las próximas elecciones del 27 de octubre y que la situación económica argentina podría ser mucho peor cuando Alberto Fernández y Cristina asuman el poder. El régimen de los Kirchner hizo retroceder la producción y la economía en general, con las consecuencias que sufren, y ahora se le echa la culpa al gobierno actual y el pueblo se come el cuento. Definitivamente, los pueblos sí se equivocan. Verbi gratia, nosotros.

El oro de Miami

El decomiso en Miami de un cargamento de 209 kilos de oro llevado en un avión privado desde Guayana, encendió esta semana las redes sociales, atribuyéndole la propiedad a un sinnúmero de empresarios y políticos de Ciudad Guayana y Ciudad Bolívar. Entre las múltiples versiones que circulan al respecto, se señala que previamente se habían logrado introducir otros cargamentos similares, sin que fueran detectados por las autoridades de ese país. Aunque el FBI no ha informado la identidad de los dueños de los lingotes, es obvio que tienen que ser varios porque se trata de más de 6.000 onzas, que al precio actual de 1.500 dólares cada una, son más de 9 millones de dólares. Según algunos abogados, el delito tendría que ser solo intento de introducir oro sin declararlo, es decir, contrabando, si cada uno de los supuestos dueños prueba que los recursos que usó para comprarlo son de procedencia lícita. Si esto es así, la pena máxima para los pilotos no pasaría de 3 años, con posibilidad de cumplir solo un tercio, y pago de una multa proporcional al valor del oro. Eso es lo que me dicen los abogados de aquí, pero falta saber lo que piensan los fiscales allá.

Guaidó

Aunque duela, hay que reconocer que ha perdido fuelle la acción de Guaidó para forzar un cambio de gobierno, por la renuncia o salida forzosa de Maduro. Y también hay que reconocer que a ello contribuye el regreso a la Asamblea Nacional de los diputados chavistas. Porque el primer perjudicado con eso es precisamente Guaidó. No me extrañaría que más dirigentes opositores se sumen al acuerdo de la Casa Amarilla, convencidos de que una transición es más posible con el diálogo que con las sanciones. Varios países que hace unos meses exigían la renuncia de Maduro, ahora apuestan por el diálogo, como lo están haciendo también China y Rusia, los dos soportes internacionales con los que cuenta Maduro.

Uno

Los estados Bolívar y Anzoátegui deberían establecer un concordato para que la vigilancia y asistencia en el tramo desde Puente Orinoquia y el crucero de La Viuda se presten desde Puerto Ordaz, que es la ciudad más cercana. Es que esa carretera queda muy distante de Barcelona, e incluso de El Tigre, y por eso no se le presta la atención debida. Está más cerca de Bolívar, incluso por cobertura de la señal para los celulares. Desde el 171 de Ciudad Guayana se podrían atender las emergencias. Son 120 kilómetros carentes de seguridad, que en la actualidad creo que es la carretera más peligrosa de todo el país.

Dos

Algunos están creyendo que si los demócratas finalmente logran enjuiciar a Trump, eso le daría un airecito a Maduro, porque “el catire” es su peor enemigo en este momento y está diciendo que va a endurecer las sanciones, como también contra el régimen cubano. Ya me imagino que los santeros del régimen deben estar haciendo “trabajos” para que Nancy Pelosi logre su propósito de forzar su renuncia, o destituir a Trump. Pero no estoy muy convencido de que los demócratas, o un nuevo presidente en la Casa Blanca signifiquen un cambio en la política contra Maduro, porque en el Congreso los dos partidos han apoyado las sanciones.

Tres

La gigantesca draga “Icoa” finalmente parece que va a yacer en el fondo del río Orinoco, abandonada como fue por el Instituto Nacional de Canalizaciones. Técnicos en el tema me dicen que aquí no hay capacidad para reflotarla y que lo más seguro es que la dejen como está, apoyada ya en el fondo del río. Agregan que afortunadamente parte de su estructura sobresale de las aguas, lo que la hace menos peligrosa para la navegación de otras embarcaciones, que si se hubiera hundido del todo. Desde el punto de vista financiero, ya la consideraban irrecuperable por el monto, en dólares, de la inversión que había que hacerle para mantenerla en condiciones operativas. Habrá que esperar lo que dice el INC al respecto.

Cuatro

En Guayana han cambiado tanto las cosas, que ahora lo que es noticia es que arranque alguna planta de las industrias básicas, cuando eso debería ser lo normal y lo extraordinario debería ser que se pare. Si una planta comienza a producir, se arma una alharaca y el hecho se presenta como si fuera una hazaña, cuando se trata de industrias que fueron montadas precisamente para que produzcan. En Alemania vi plantas de acero de la empresa Borsig, con más 60 años de antigüedad y produciendo a capacidad plena.

 

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