El Esequibo (y V)
Festín de oro en el Esequibo
Guyana instaló un verdadero festín con el oro que hay en el Territorio Esequibo, por parte de miles de mineros de diversas nacionalidades, así como de grandes proyectos de explotación industrial, con concesiones otorgadas tanto por Bharrat Jagdeo, como por David Granger. La mayor extracción de oro se concentra en las riberas del río Cuyuní, que nace en Guayana y va a desembocar en el Esequibo. La mina más importante es Aurora, a orillas del Cuyuní, a cargo de la transnacional canadiense Goldfields, a través de su subsidiaria Guyana Goldfields, que invirtió 250 millones de dólares en el proyecto, aportados por los bancos canadienses Nova Scotia y Export Development Canadá, aún a sabiendas de que se trata de una mina situada en un territorio que no es de Guyana. Aurora tiene reservas certificadas de 5,7 millones de onzas, más por lo menos otro millón de onzas probables, lo que lo convierte en uno de los más grandes del mundo. La Goldfields está extrayendo allí 6 toneladas de oro al año, que serían unas 180.000 onzas, equivalentes a 320,5 millones de dólares al precio actual de 1.780 dólares cada onza. La regalía para el gobierno es del 8 por ciento, lo que significa que Goldfields le entrega cada año solo 25 millones de dólares al gobierno, aparte del impuesto sobre las utilidades que es 25 por ciento. Esta transnacional opera también el yacimiento Sulphur Rose, cerca de Aurora y más pequeño, con un potencial de 460.000 onzas, y la mina Aranka, en esa misma zona, con 275.000 onzas estimadas. También está siendo explotado el yacimiento Toroparú, en las mismas adyacencias del Cuyuní, por la transnacional canadiense Sandspring, que tiene un potencial, entre reservas probadas y probables, de 8 millones de onzas. Aunque no hay información oficial de la producción de este yacimiento, se estima que su producción está ligeramente por debajo de Aurora, con unas 250.000 onzas anuales. Hay otras explotaciones más pequeñas, como la de Puruní, también en el norte del Esequibo y en la cuenca del Cuyuní, a cargo de la empresa australiana Troy Resources, que invirtió 100 millones de dólares en el proyecto, por lo que se estima que su producción, aunque tampoco hay cifras oficiales, pudiera estar un poco por debajo de las 100.000 onzas anuales. El gobierno de Guyana se cuida muy bien de revelar la cifra exacta del oro que está sacando del Esequibo, pero expertos venezolanos estiman que en ningún caso serían menos de 10 toneladas anuales, desde hace diez años, por lo que Guyana ya se habría llevado de nuestro Territorio, más de 100 toneladas, que es un tercio de lo que en una oportunidad fueron nuestras reservas internacionales en oro. A ello hay que agregar lo que extraen los mineros independientes, de lo que no hay registros oficiales. Expertos venezolanos han estimado que se trataría de por lo menos 2.000 mineros, aunque no hay datos acerca del tenor del mineral con el que trabajan, su producción, como tampoco del destino de ese oro que extraen.
Oro y otros minerales en Guyana
Guyana no puede alegar que sin el Esequibo se queda sin reservas minerales, porque tiene la confirmación de yacimientos de oro en su territorio y de hecho ya los ha explotado, como la mina Omai, en donde hasta hace poco tiempo extrajo 4 millones de onzas. También ha sido certificada la existencia de bauxita, y explota grandes canteras de rocas y arena, para exportación. En Guyana también están activas numerosas bullas de diamantes. Según los geólogos, el macizo guayanés, que se prolonga hacia el este hasta más allá de Surinam, tiene las mismas reservas de minerales más allá del río Esequibo, por lo que es de una altísima probabilidad que Guyana tenga los mismos recursos minerales que el Esequibo. Linden, la segunda ciudad más importante después de Georgetown, cuenta con 30.000 habitantes y su economía se sustenta en la explotación de yacimientos de bauxita, en sus cercanías. Esta bauxita es transportada en gabarras por el río Demerara hasta Georgetown, en donde se embarca en buques para su exportación. Guyana tiene vastos recursos forestales, hidráulicos, agropecuarios y mineros, sobre todo en su región sur, inexplotada casi totalmente, e inhabitada.
Guyana sin el Esequibo
Guyana sostiene que su superficie es de 214.970 kilómetros cuadrados, alegando que si le quitan el Territorio Esequibo, perdería dos tercios de su tamaño actual. Lo cierto es que Guyana tiene 55.428 kilómetros cuadrados, porque no puede sumar a su extensión los 159.542 kilómetros cuadrados del Esequibo, que es parte de Venezuela. Uno de los principales argumentos esgrimidos por Guyana, en su empeño de que el Esequibo le pertenece, es que si le quitan ese territorio quedaría muy pequeña y empobrecida. Realmente es un alegato absurdo, porque no le pueden quitar algo que no es suyo, además de que más de 55 mil kilómetros no es como para decir que sería un país muy pequeño, y mucho menos para una población de alrededor de 500.000 habitantes, restando la población del Esequibo. Con más de 55.000 kilómetros de extensión, Guyana es más grande que Dinamarca, República Dominicana, Eslovaquia, Bosnia, Holanda y Suiza. Costa Rica es un poco más pequeña que Guyana, con 51.100 kilómetros, y sustenta muy bien una población de 5 millones de habitantes, y con menos recursos naturales que nuestro vecino oriental. Pero además, Guyana es casi el doble de Bélgica, que también con mucho menos recursos naturales sustenta una población de 11,5 millones de habitantes. Malta, un país de solo 320 kilómetros cuadrados, tiene una población de 475.000 habitantes, similar a la de Guyana con más de 55.000 kilómetros. Queda más que claro entonces que Guyana no puede alegar que sin el Esequibo peligra su existencia.
Brasil y otros países en el Esequibo
Históricamente, la diplomacia desde Itamaratí, sede la cancillería brasileña, se ha inclinado del lado de Guyana en la disputa del Territorio Esequibo con Venezuela. Ni siquiera su pregonada amistad personal y afinidad ideológica con Chávez, le impidió a Luz Ignacio Lula da Silva, siendo presidente, ordenar financiar con 5 millones de dólares, e inaugurar, el puente sobre el río Tacutu, en el Alto Esequibo. Ese puente enlaza las poblaciones de Bonfin, del lado de Brasil, con Lethen, del lado del Esequibo, dando inicio a la carretera, construida también con recursos financieros y técnicos de Brasil, cruzando el Esequibo hasta la ciudad guyanesa Linden. Esta carretera enlaza con la que va desde Linden hasta Georgetown, lo que permite a Brasil sacar por allí los productos agropecuarios de sus regiones de Roraima y Amazonas hasta el Atlántico, por una ruta más corta y accesible que hacerlo por sus propias costas atlánticas. La actitud de Brasil es evidente respecto del reclamo venezolano, porque pudo construir una carretera hasta Linden, cruzando solo territorio de Guyana, en lugar de hacerlo atravesando el Esequibo. Además, hay decenas de grandes corporaciones mundiales explotando madera, la principal de las cuales es Bai Shan Lin, de China, que tiene una concesión de casi un millón de hectáreas en la región de Waikwani, así como de Indonesia, Corea del Sur y Surinam. Entre ellas está el Grupo Samling, de Malasia, responsable de la deforestación total de los milenarios bosques de Sarawak, en ese país, así como de grandes bosques en Camboya. También se explotan minas de coltán y bauxita, y expertos internacionales sospechan de la explotación de cobalto, radio y uranio, todo ello en nuestro Esequibo. Definitivamente Guyana está poniendo más énfasis en la explotación de los recursos de todo tipo del Esequibo, que en los de su propio territorio, violando de manera abierta lo establecido en el Acuerdo de Ginebra, en el sentido de que mientras no se resuelva el diferendo, ninguna de las partes ejercerá soberanía en ese territorio.
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