Desde tiempos remotos, en muchas culturas médicas se han propuesto curas internas en las cuales se han utilizado lavados nasales, gástricos, intestinales, lavativas, sustancias provocadoras del vómito, laxantes y purgantes con una finalidad de limpieza física. Pero debemos tener en cuenta que es fundamental no abusar de estos métodos.

Si estás sufriendo síntomas molestos relacionados con el estreñimiento, seguramente deseas un laxante natural para ir al baño en 30 segundos. En medicina natural, la recomendación general es utilizar para casos de estreñimiento o depurativos pequeños laxantes, aunque en casos excepcionales se puede recurrir a los purgantes para conseguir una evacuación rápida.

Los purgantes vegetales suelen ser activos por su contenido en antraquinonas. Uno de los más populares son las hojas de sen (Cassia senna), cuya actividad se debe a sus derivados antracénicos.

Sin embargo, no hay que olvidar que una dosis excesiva de cualquiera de ellos puede provocar evacuaciones frecuentes, cólicos, colapso y deposiciones sanguinolentas. En este artículo te contamos cómo funciona este laxante natural rápido y cómo usarlo de forma segura.

Sen

El sen es una leguminosa con hojas compuestas y flores amarillas. Los frutos, legumbres colgantes, albergan media docena de semillas en su interior.

Con fines medicinales se aprovechan los foliolos y las vainas de los frutos, más suaves que los primeros.

Contienen glucósidos (sennósidos), antraquinonas, flavonoides, mucílagos, ácidos málico y tartárico, y resinas.

Mano santo

Su efecto es laxante a dosis bajas y purgante a dosis altas, además de diurético y colagogo (estimula la vesícula biliar). Aumenta la mucosidad en las paredes intestinales y la secreción de agua, lo que favorece el peristaltismo o motilidad intestinal.

Puede actuar entre las 6 y 12 horas después de haberlo tomado, aunque hay personas en las que el efecto laxante es mucho más inmediato, incluso algunos aseguran que les funciona en tan solo 30 segundos.

Está indicado en estreñimiento ocasional –no crónico– y para facilitar el vaciamiento intestinal previo o posterior a radiografías y operaciones.

Un uso prolongado de las hojas podría provocar al colon cierta dependencia.

Los herbolarios suelen recomendar el sen asociado a otras plantas, como hinojo, menta o cilantro, para mejorar su sabor amargo, junto con plantas demulcentes como la malva o el malvavisco, que contrarrestan su impacto sobre las terminaciones nerviosas de la mucosa intestinal.

Cómo tomar el sen

​El sen se encuentra en forma de planta seca, polvos, jarabe, extracto fluido y extracto seco en cápsulas o comprimidos. También se utiliza la infusión tibia (15 g por litro) en lavativas, con efectos más inmediatos.

En esta fórmula el sen se asocia a otras plantas que mejoran su sabor amargo y contrarrestan su efecto irritante.

Se combina foliolos y frutos de sen con semillas de hinojo, hojas y flores de malva y raíz de malvavisco, a partes iguales.

Se deja macerar una cucharada rasa de la mezcla por vaso de agua toda la noche y se toma a pequeñas dosis a lo largo del día.

Actúa al cabo de 6-7 horas. Para aumentar el efecto, puede tomarse la misma fórmula en infusión.

Precauciones

Para estreñimientos crónicos o recurrentes se aconsejan laxantes más suaves como la zaragatona, el malvavisco o el lino, junto con las debidas correcciones en la dieta y en los hábitos de vida, ya que el sen no está exento de efectos adversos:

  • El sen puede tener efectos irritantes sobre la mucosa intestinal. A dosis elevadas o en tratamientos prolongados puede provocar cólicos con diarrea, vómitos y mareos.
  • Debería tomarse siempre con asesoramiento médico y su uso nunca debería prolongarse más allá de siete u ocho días.
  • Está contraindicado en caso de obstrucción intestinal, síndrome del colon irritable, enfermedad de Crohn, gastroenteritis y dolores intestinales.
  • Tampoco se recomienda en caso de úlcera de estómago o problemas hepáticos y renales.
  • No deben tomarlo embarazadas –puede ser abortivo–, madres lactantes –los sennósidos pueden pasar a la leche y provocar diarreas a los bebés– ni menores de 12 años.
  • También se desaconseja durante la menstruación y en caso de hemorroides o infección urinaria.

En medicina, cuando se realizan tratamientos depurativos o ayunos, a veces se prescribe provocar el vómito, lavativas o lavados intestinales como métodos de depuración o limpieza.

En un mundo en el que el organismo recibe a diario gran cantidad de toxinas nuestros mecanismos de depuración deben funcionar a pleno rendimiento; de lo contrario pueden producirse graves patologías crónicas.

Trucos para ir al baño al instante

El aparato digestivo es quizá la vía a través de la cual recibimos más tóxicos. Generalmente es también el mejor preparado para hacer frente a la intoxicación y poner en marcha mecanismos desintoxicadores a través del intestino, un gran depurador ayudado por el hígado.

Las enzimas intestinales actúan, junto con la saliva y los jugos gástricos, intestinales y pancreáticos, como potentes desintoxicadores, al igual que la flora intestinal, que ayuda al intestino a recuperar el equilibrio ecológico.

En otros momentos el cuerpo pone en marcha mecanismos más fuertes como el vómito o la diarrea, que libran rápidamente al organismo de potentes tóxicos.

Esto ha llevado en medicina a provocarlos en casos muy determinados, como cuando la vida de la persona corre peligro por intoxicación. También se han empleado para resolver problemas de intoxicación crónica, porque al eliminar tóxicos el enfermo mejora.

  • Ha sido clásico inducir vómitos por medio de la irritación de la garganta o con sustancias como la ipecacuana, de la que todavía se venden jarabes con este fin. Pero el vómito reiterado puede tener consecuencias muy graves para la salud.
  • El reflujo del ácido clorhídrico hacia el esófago y la faringe puede quemar estos conductos y provocar esofagitis o faringitis crónicas muy dolorosas, además de dañar irremisiblemente el esmalte dental.
  • También los lavados de estómago se aplican con frecuencia en hospitales.
  • Se han usado y usan las lavativas en casos de estreñimiento; pero el propio organismo cuenta con medios para intentar limpiar rápidamente el intestino si le es urgente.
  • Aún existen otros métodos, como beber grandes cantidades de agua salada para provocar, mediante una serie de movimientos, un barrido de agua por el intestino, o las purgas con aguas sulfatadas como las de Carabaña.

Todas estas curas pueden realizarse de forma puntual en caso de intoxicación, si bien se desaconseja totalmente recurrir a ellas de forma continua. En los casos de intoxicaciones crónicas o estreñimiento lo ideal es recuperar el tránsito y el equilibrio intestinal de forma ordenada y no con métodos drásticos.

Como combatir el estreñimiento

El intestino es una fuente potencial de toxinas, por lo que es cierto que una correcta evacuación es importante. Se ha descubierto, por ejemplo, que los antígenos y las toxinas de las bacterias del intestino podrían estar relacionados con el desarrollo de diabetes, meningitis, miastenia grave, enfermedades del tiroides, colitis ulcerativa y otros trastornos.

Ahora bien, aunque un intestino sano es importante, todavía no está claro cuál ha de ser el objetivo exacto del tratamiento, ya que no hay acuerdo acerca de la frecuencia de las evacuaciones.

La frecuencia, consistencia y volumen de las deposiciones varía tanto de un individuo a otro que es difícil determinar qué es lo normal. Además, las costumbres familiares, sociales y alimentarias influyen mucho en los hábitos intestinales.

Médicos especializados en nutrición recomiendan hacer dos y hasta tres evacuaciones diarias, como suelen hacer las personas sanas que siguen dietas ricas en fibra y practican ejercicio adecuado. El argumento que dan es que cada vez que se ingieren alimentos se inicia una acción peristáltica, como sucede en los bebés. Esto ha llevado a algunos terapeutas naturistas a ver estreñimientos donde tal vez no los había y a prescribir lavativas a la ligera.

Otros médicos dejan más libertad en el ritmo de evacuaciones, siempre y cuando se efectúen en condiciones normales y resulten agradables para la persona sin producirle patología.

1. Reeducar el intestino

La primera regla para equilibrar el tránsito intestinal y mejorar el estreñimiento pasa por encontrar y eliminar las causas conocidas.

Causas de estreñimiento existen muchas; y aunque conviene siempre descartar alguna enfermedad más grave, en líneas generales, las más comunes son:

  • Una dieta pobre en fibra y rica en alimentos refinados.
  • Una ingesta inadecuada de líquidos
  • Ejercicio insuficiente.
  • Abuso de laxantes o enemas.
  • En el embarazo y en edades avanzadas el estreñimiento puede aumentar.
  • También pueden favorecerlo algunos fármacos, como anestésicos, antiácidos, antidepresivos y relajantes musculares, entre muchos otros.

Otras medidas que ayudan a corregir el problema son:

  • No reprimir el impulso de defecación.
  • Seguir una dieta rica en fibra, especialmente en frutas y verduras.
  • Se ha demostrado que incrementar el consumo de fibra a través de la dieta resulta eficaz frente al estreñimiento crónico. La mayor ingesta de fibra aumenta la frecuencia y el volumen de las evacuaciones; al acortar el tránsito de las heces, reduce la absorción de toxinas a través del intestino, y parece ser un factor de prevención de varias enfermedades.
  • Beber siempre que se tenga sed.
  • Sentarse en el inodoro a la misma hora todas las mañanas (incluso aunque no haya impulsos de defecar), preferiblemente después del desayuno o de haber practicado ejercicio.
  • Hacer ejercicio durante al menos 20 minutos, tres veces por semana.

2. Seguir un plan natural

Los laxantes, utilizados en momentos puntuales y como complemento de una dieta equilibrada y rica en fibra, pueden mejorar el estreñimiento, pero si se abusa de ellos se puede invertir el efecto y cronificar el problema.

Por eso, para reeducar al intestino habrá que interrumpir el uso de laxantes y enemas y sustituirlo por alternativas más respetuosas con los mecanismos naturales de evacuación.

Los laxantes solo se emplearán para restablecer la actividad del intestino siguiendo esta pauta:

  • Primera semana: cada noche, antes de acostarse, tomar un laxante de hierbas (determinando la cantidad justa necesaria para tener la seguridad de evacuar cada mañana).
  • Segunda semana: ir reduciendo cada semana la dosificación. Si el estreñimiento aparece de nuevo, volver a la de la semana anterior. Si se produce diarrea, disminuir la dosis.
  • En las semanas siguientes, suprimir los laxantes.

3. Estimular el intestino

En medicina natural, la recomendación general es utilizar para casos de estreñimiento o depurativos pequeños laxantes y, solo en casos excepcionales, purgantes.

Aunque popularmente la mayoría de plantas medicinales se han considerado seguras, las dosis excesivas pueden provocar reacciones tóxicas.

Algunas semillas son ricas en fibras mucilaginosas, que ejercen un suave efecto laxante. Es el caso de las semillas de llantén y las de la zaragatona opsilium. La dosis típica de zaragatona es de una a dos cucharaditas colmadas, disueltas en un vaso lleno de agua, después de las comidas.

Para estimular el intestino los laxantes más aconsejables son las fibras y los estimulantes de la vesícula biliar, como el aceite de oliva de primera presión o el agua de Carabaña. En ambos casos, la dosis es de una o dos cucharaditas en ayunas.

No se recomiendan lubricantes tales como los aceites minerales, ya que no tratan la causa de la alteración e impiden la absorción de vitaminas liposolubles. Además, se han encontrado depósitos de aceite mineral en el sistema linfático de usuarios crónicos.

4. La estrategia de los cereales integrales

Los cereales integrales pueden ayudar frente al estreñimiento, pues al aumentar el volumen de las heces favorecen el tránsito intestinal.

La recomendación típica es tomar media taza de cereales integrales y aumentar a una tras varias semanas (con leche o yogur incluidos, taza y media).

Beber suficientes líquidos es importante para obtener mejor resultado.

El maíz integral es más eficaz que el trigo integral, mientras que la avena integral es menos irritante y absorbe mejor las grasas.

Más que salvado de trigo, es recomendable tomar el pan integral con levadura madre.

Esto facilita el tránsito intestinal sin impedir la absorción del calcio y hierro producida por los fitatos del salvado. La levadura natural del pan transforma estos fitatos.

5. Lavativas e hidroterapia

Sobre las lavativas y la hidroterapia de colon como depuración del intestino y el cuerpo existen estudios y encuestas de satisfacción general por parte de los pacientes y médicos que practican estos tratamientos, pero recomiendo realizarlos de forma puntual: la lavativa en casos de estreñimiento, para cuadro de fiebre o cólicos renales, y la hidroterapia de colon siempre a cargo de personal preparado.

En la actualidad hay cierto abuso de estas prácticas, sobre todo en pacientes con cáncer o enfermedades crónicas graves, en busca de la curación o la “depuración” definitiva.

Eso puede favorecer efectos secundarios, como la formación de forúnculos y abscesos intestinales, dado que la flora intestinal siempre es delicada, y más en enfermos graves sometidos a antibióticos y a tratamientos que atacan su sistema inmunitario.

Con todo, la hidroterapia de colon puede servir de punto de inflexión para mejorar la flora intestinal en problemas de piel, digestivos, mal aliento, curas, prevención de enfermedades degenerativas.

Pero en todos esos casos -tanto si se realiza esa hidroterapia como cuando de forma espontánea se sufren diarreas-, es crucial seguir cierta disciplina dietética, tomando bacterias beneficiosas tipo lactobacilos, o fermentados vegetales como chucrut, frutas desecadas, alimentos ricos en grupos bacterianos no patógenos…