El entorno familiar es primordial para la salud mental
Una amplia variedad de trastornos mentales podría afectar a la población, desde el aritmético hasta el más grave que es la esquizofrenia, los cuales tienen diferentes manifestaciones y alteraciones que inciden en el desenvolvimiento de las personas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud mental como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.
La psiquiatra Ana Delia Mazó comentó que existen muchos tipos de trastornos mentales, pero los más frecuentes en el mundo son los trastornos depresivos, ansiosos, bipolares, demenciales, de desarrollo y la esquizofrenia.
Este último solo se presenta en el 1 % de la población mundial, pero es la enfermedad más grave y más peligrosa.
“La esquizofrenia es más grave que los trastornos de personalidad. Los pacientes son capaces de agredirse a sí mismos y a los demás y no estar conscientes de la enfermedad, es peligroso”, alertó.
Mazó señaló que los trastornos mentales tienen diferentes manifestaciones como alteraciones del pensamiento, percepción, relaciones con las demás personas, entre otros; y que el Estado debe crear campañas para la prevención y diagnóstico precoz de estas enfermedades, a fin de aplicar el tratamiento adecuado y, si continúa, realizar una rehabilitación.
“El paciente debe contar con el apoyo de la familia y sus amigos. Quienes no cuenten con apoyo, tienen un mal pronóstico”, añadió.
Según la psiquiatra, toda la población está expuesta a sufrir trastornos mentales, pero existen factores que pueden favorecer como lo social, económico, cultural, ambiental, el soporte del entorno, las condiciones laborales, los planes nacionales de salud mental, el control del estrés, los factores hereditarios y la exposición a riesgos.
Sobre el tratamiento adecuado para los pacientes, Mazó acotó que en Venezuela y en la mayoría de los países estas enfermedades no son relevantes.
Aclaró que en naciones menos desarrolladas entre el 75 % y 85 % de los pacientes no reciben tratamiento, mientras que en las desarrollados atienden solo la mitad de las personas con trastornos mentales.
Primeras señales
La doctora especializada en Psicología y Psiquiatría expresó que las enfermedades mentales tienen diversas manifestaciones que las caracterizan, las cuales empiezan a ser identificadas por la familia, amigos, compañeros de trabajo o estudio del paciente.
En ocasiones los pacientes no reconocen que tienen trastornos mentales, mientras que hay otros que sí se identifican a sí mismos, pero se niegan a recibir atención.
“Lo primero que debe hacer una persona que se siente o identifica enferma mental, es acudir a su médico de confianza y este lo remitirá a un médico comunitario o un psicólogo privado. Lo ideal es detectar el nivel de la enfermedad para empezar el tratamiento”, comentó.
Mazó destacó que es importante el diagnóstico precoz y que la persona logre desarrollarse con normalidad a pesar de padecer un trastorno.
“Son progresivos, pero con el diagnóstico precoz, se empieza el tratamiento desde el primer momento y se le enseña a la persona a valerse por sí misma”, dijo.
La psiquiatra reiteró que, al ser enfermedades progresivas, los trastornos mentales llevan a un deterioro del individuo e incide en el grupo familiar, relaciones laborales y amistades. En casos como los trastornos ansiosos, el no atender a tiempo las señales puede conducir al suicidio.
Identificó la depresión como el trastorno mental más frecuente, el cual tiene mayor prevalencia en la mujer, y es fácil de descubrir con los primeros síntomas.
“El paciente se pone triste, tiene pérdidas de interés por lo que le rodea, presenta trastornos del sueño, alteración del apetito, falta de concentración, síntomas que deben tener una duración de más de un mes”, resaltó.
El tratamiento para la depresión leve es la aplicación de la terapia cognitivo conductual, charlas con profesionales de la salud. En el caso de tener depresión moderada o severa, aparte de la psicoterapia, se aplica farmacoterapia.
Sobre las enfermedades más comunes en niños habló sobre los trastornos de desarrollo, retardo mental y autismo, con más casos en el estado Bolívar y pocos medios para ser tratados.
“Es importante conocer las actividades que le causan tensión a esos niños, alteraciones del comportamiento social, lenguaje, conocer las actividades que le producen temor o bienestar, buscar el entorno adecuado para su aprendizaje, crear rutinas diarias, evitarles el estrés para que puedan desarrollarse con normalidad”, añadió.
Niños hiperactivos y ansiosos
Shuxiam Sotillo, psicóloga clínica con experiencia en la atención de niños y jóvenes, aseguró que los casos infantiles más comunes presentan hiperactividad, ansiedad y, en menor medida, depresión.
Entre las primeras señales de hiperactividad, Sotillo señaló que los padres manifiestan que sus hijos no se quedan quietos y no saben qué hacer porque se vuelven desafiantes.
En el caso de la ansiedad, evidencian alteraciones del sueño y pierden el control de esfínteres. Por último, en los casos de depresión, los infantes demuestran que no quieren hacer ninguna actividad, se sienten tristes o asustados.
Acerca de la identificación de las primeras señales de enfermedades mentales en los niños, Sotillo explicó que dependen de la etapa evolutiva correspondiente a la edad.
Por ejemplo, casos de niños que no saben verbalizar si presentan síntomas de ansiedad o depresión, sin embargo, lo hacen de manera simbólica a través del juego o somatización con dolores de cabeza o estómago.
“Los padres los llevan constantemente al médico y no le encuentran nada. No hay control de esfínteres y sí problemas del sueño, de alimentación, varios indicadores. Un factor muy importante es si esa conducta se veía desde antes de la pandemia”, indicó.
De no aplicar tratamiento a tiempo, Sotillo resaltó que los niños y jóvenes pueden empezar a autolesionarse, tener terrores nocturnos y hasta desmayos. En el caso de los jóvenes tienden al aislamiento y desadaptación.
“Con los más pequeños, el abordaje es tanto con los niños como los papás para la implementación de hábitos y límites. Orientando a los padres para poder ayudarlos a que regulen las emociones del niño y a los hijos a darle herramientas para controlar esas señales”, expuso.
Equilibrio en cuarentena
La psicóloga clínica reveló que la cuarentena como medida de prevención ante la pandemia por covid-19 influye en el equilibrio, al cambiar la rutina que se tenía antes del confinamiento y ahora pasar más tiempo en casa, lugar que antes se identificaba más como “lugar de descanso”.
“Eso afecta directamente porque los hábitos se pierden, no fue poco a poco, fue de golpe y obligatorio, eso tiende a crear irritabilidad”, explicó.
Recomienda a los padres mantener un equilibrio, establecer rutinas y un cronograma en casa, además de definir distintos espacios para cada actividad dentro del hogar.
En el caso de los adultos, la psiquiatra Ana Delia Mazó señaló que la cuarentena es un factor determinante para los pacientes con depresión, por las dificultades económicas, los problemas en el trabajo, maltrato físico y mental en casa, falta de apoyo familiar y amigos, lo cual agota física y mentalmente a las personas.
Evitar el aislamiento
Mazó recalcó que la ansiedad y el estrés no son enfermedades mentales sino respuestas normales a un proceso de adaptación, pero que, de no haber el manejo correcto de ambas, el paciente puede desarrollar un trastorno ansioso.
Precisó que la ansiedad se caracteriza por unas sensaciones o amenazas de que algo va a pasar en un futuro, lo que hace que el organismo se active y se prepare para la defensa con respuestas emocionales como miedo, inquietud, preocupación, inseguridad e impulsividad.
El tratamiento para la ansiedad es la psicoterapia, aunque si es un trastorno ansioso muy marcado, se trata con farmacoterapia.
Los pacientes pueden presentar cambios sociales y conductuales, se muestran distraídos o con preocupación excesiva.
“El estrés ya no depende de factores internos sino externos, cuando la persona no tiene la capacidad de adaptarse a una situación, cuando tiene que hacer algo y no se puede resolver, eso genera estrés. No es una enfermedad, pero puede conducir a múltiples patologías como hipertensión, problemas renales y trastornos mentales.
“En el estrés existe un origen que se identifica: la situación que no se puede resolver. La ansiedad es una amenaza que no se sabe a qué. La preocupación está en el estrés, la ansiedad es el miedo todo el tiempo. El estrés dura mientras la situación no se pueda resolver y la ansiedad es algo largo en el tiempo”, comparó Mazó.
Recomendó para manejar el estrés y ansiedad, sobre todo durante la cuarentena, aplicar técnicas de relajación mental, evitar el aislamiento, mantener la comunicación a través de redes sociales, escuchar música, realizar actividades físicas en casa y meditación.
Para el control del estrés sugirió clasificar el tiempo que se tiene para cada actividad y realizarlas por orden de prioridad.
“Hay que hacer un análisis de los pensamientos, si sirve de algo esa preocupación que tengo, si no lo hago qué me va a suceder. Evitar magnificar las situaciones”, puntualizó.
Una de las claves para el manejo del estrés y la ansiedad en época de confinamiento también es trabajar con la respiración, lo cual puede ayudar a evitar situaciones de confrontación.
“Tenemos que manejar la respiración, es importantísimo. Se retiene el aire, cuentas hasta cuatro o cinco, exhalas y repites varias veces. Ayuda cuando quieres dar una respuesta a alguien por la cual te sientes agredido, te controlas para no dar una respuesta agresiva mediante la respiración”, cerró.
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