Opinión

¿Y si Cambio? Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos, más que miedo a engordar

Una de las maneras en que este sufrimiento se manifiesta, es a través de enfermedades mentales y/o físicas que alteran el bienestar propio y de quienes le rodean.
sábado, 18 junio 2022

La dinámica de vida de las adolescentes se ve impactada por el desarrollo biopsicosocial que atraviesan y con él, los cambios físicos, mentales y emocionales que comprenden.

Aunado a ello, el anhelo de independencia, libertad y encuentro consigo mismas. Esto hace que no sea fácil ser adolescente. Se requieren recursos internos y externos, especialmente de parte de la familia, para sobrellevar exitosamente este camino de transformación, que en muchos casos lleva consigo una estela de sufrimiento interno.

Una de las maneras en que este sufrimiento se manifiesta, es a través de enfermedades mentales y/o físicas que alteran el bienestar propio y de quienes le rodean, siendo una de ellas los Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos, entre las que se encuentran:

· Anorexia nerviosa

· Bulimia Nerviosa

Ambas con serias consecuencias psicofisiológicas, sociales, familiares y académicas.

Factores predisponentes a los Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos 
Para el DSM-5, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su Quinta edición del año 2013, los Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos, se caracterizan por una Alteración persistente en la alimentación o en el comportamiento relacionado con la alimentación que lleva a una alteración en el consumo o en la absorción de los alimentos y que causa un deterioro significativo de la salud física o del funcionamiento psicosocial.

Esta psicopatología es multifactorial. En su génesis están involucrados factores:

· Biológicos o genéticos, relacionados con la prevalencia de alteraciones inherentes a los Trastornos Alimenticios en la familia.

· Socioculturales, donde se imponen los estereotipos de belleza, cuerpos fitness, sobreexposición a las redes sociales, sobrevaloración de la imagen corporal, el bullying para quienes no se acoplen a estos parámetros sociales, la tergiversación de los modelos de alimentación sana, ejercicios y autocuidados mal gestionados, con lenguaje generalizado, subvalorando el efecto que pueda tener en quienes sufren de serias psicopatologías relacionadas con la alimentación y la imagen corporal.

· Psicológicos, relacionados con la baja autoestima, la incapacidad para tomar decisiones, perfeccionismo, Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), Trastornos de Ansiedad, rigidez, descontrol de impulsos, dificultad para manejar las emociones, miedos irracionales con respecto al futuro, al fracaso o a defraudar a los padres.

· Familiares, relacionados con el entorno familiar y patrones de comunicación agresivos, dominantes, controladores, autoritarios y poco afectivos.

Familias que actúan como Factor de riesgo o de Protección
Superar los Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos no es algo que ocurre de la noche a la mañana, es una tarea que lleva tiempo, que requiere del apoyo y participación de la familia y de un equipo multidisciplinario y cohesionado de médicos, nutricionistas y psicólogos, cuyo principal objetivo es dar la mejor calidad de vida al paciente, superar la adversidad, el peso adecuado, según edad y sexo, la independencia emocional y seguridad en sí misma (o).

No se trata sólo de si se tiene miedo al peso o a la figura corporal, se trata de sanar interiormente cualquier distorsión mental y emocional que se tenga, producto de una interacción familiar disfuncional.

Algunos de los factores de riesgo que profundizan los cuadros de Bulimia o Anorexia, tan comunes en estos tiempos, especialmente en adolescentes del sexo femenino, son:

· Bajo grado de tolerancia a las tensiones conflictivas.

· La existencia de límites inestables e intrusivos, físicos y emocionales, entre los miembros del sistema familiar.

· La sobreprotección y control, reflejada en la excesiva preocupación por el bienestar del otro.

· Elevados niveles de rigidez e inflexibilidad.

· La existencia de modelos evitativos de conflictos.

· El involucramiento de los hijos en los conflictos parentales.

· El aglutinamiento o extrema proximidad e intensidad en las interacciones familiares, especialmente con la madre.

· Un modelo de comunicación intrafamiliar severo, agresivo, autoritario e impositivo.

· El apego ambivalente o resistente con la madre, buscando proximidad con ella, y al mismo tiempo resistiéndose a ser consolado por ella.

Estos y otros factores agudizan las crisis y permanencia de los Trastornos Alimentarios y de la Ingestión de Alimentos. Sin embargo, la historia es distinta cuando en lugar de ser un factor de riesgo, la familia se convierte en un factor de protección, que ofrece seguridad y confianza, ayuda a mejorar el funcionamiento familiar y recuperar la estabilidad emocional, tanto del paciente como de los integrantes de la familia:

· Ofreciendo experiencias nutricias, llenas de afecto, respeto, valoración y reconocimiento, dentro de un clima emocional positivo, carente de críticas y descalificaciones.

· Impulsando aptitudes y habilidades a las que puedan acudir cuando se encuentren en medio de la adversidad.

· Guiándoles al encuentro del sentido de su vida.

· Motivándolos a expresar sus dificultades emocionales en un ambiente de confianza, respeto y compasión.

· Desarrollando espacios lúdicos, alegres y disfrutables.

· Impulsando espacios de creatividad que les permita experimentar soluciones, según sean requeridas.

No es un problema con la comida, es un problema psicoemocional que necesita ser atendido integralmente, con amor, profesionalismo, paciencia y mucha compasión.

@Yamilet Pinto

Psicóloga

Coach de vida

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