¿Y si Cambio? ¡Suelta el pasado, perdona, libérate y disfruta de tu paz interior!
¡Cuánto duelen las heridas y cuánto dolor pueden causar en el alma, en la mente, en el cuerpo y en el espíritu!
A veces vivimos tan presos de esas heridas que nos cuesta encontrarnos con nosotros mismos. Parece que nos movemos dentro de un espiral que nos aleja del centro de la paz, la calma y la serenidad.
Pero, esta misma espiral podría representar un símbolo de cambios, transformación y evolución.
Cuando se trata de nosotros mismos, es decir, cuando nos equivocamos o por nuestra causa algo haya salido mal o alguien se haya afectado, nos atormenta la culpa y la angustia de no haberlo hecho mejor.
Y si se trata de otros, lo que más nos atormenta, es el pensamiento y la sensación de haber sido burlados, traicionados o haber sido víctima de una injusticia, una deslealtad, una infidelidad o haber sufrido maltrato psicológico, físico o emocional.
Sin duda, perdonar estos actos se torna muy complejo y se dificulta el proceso de perdón si la persona que ha cometido la falta se muestra indiferente y poco empática frente al dolor de quien sufrió la falta.
Negarnos a disfrutar la paz interior es ceder el derecho de tenerla
La dificultad de dejar el pasado atrás y superarlo, pedir perdón, perdonar y perdonarnos, seguir adelante y aprender de cada experiencia para por entender que:
· No podemos olvidar el pasado, a menos que suframos de alguna enfermedad mental que afecte la memoria. Lo que necesitamos es reconciliarnos con él, no necesariamente con las personas, sino con el aprendizaje que nos deja.
· Culturalmente aprendimos que equivocarse habla mal de nosotros mismos, nos hace malas personas, poco inteligentes y “brutos”, lo cual me hace recordar las palabras de Jesús: “Quien esté libre de pecados, que lance la primera piedra” ¿Quién no se ha equivocado en su vida? ¿Quién osa ser perfecto? Quizás esa forma de pensar nos quita el carácter humano de nuestra existencia. Cuando aprendamos a ver los errores como una experiencia de aprendizaje, cuando reconozcamos que somos falibles, vulnerables, sensibles a fallar todo cambiará, tanto para nosotros como para los demás.
· Es necesario reconocer que las expectativas juegan un papel muy importante en esto de quedarse atascado en lo que queríamos que fuera y no fue. Cuando esas expectativas rayan en la idealización de las personas o circunstancias, la realidad golpea muy duro y la frustración y decepción hacen presencia, a causa de la ceguera emocional, que en muchas oportunidades nos llevó a justificar señales que ya estaban mostrando que la realidad era diferente a la expectativa.
· Al momento de perdonar se podría estar incurriendo en darle la razón al otro.
· Dejar el pasado atrás no significa que se está minimizando la experiencia, al contrario, se le está dando su justo valor.
· Por lo general, se le da más importancia al ego que a la humildad, especialmente cuando nos quedamos anclados a viejas victorias, reforzando el orgullo mal manejado.
Sin darnos cuenta, al actuar de estas distintas formas, estamos cediendo nuestro derecho a la paz, la tranquilidad, la felicidad y el bienestar interior.
Recuperando el poder de decidir por la paz interior
Nada en este mundo es más valioso que la paz interior. Y de verdad, es demasiado importante que la recuperemos y volvamos a ella tan rápido como despertemos del sueño del rencor, el resentimiento y el sufrimiento.
El pasado ya no se puede cambiar, tanto si decides perdonar, como si no, igual ya lo hecho, hecho está y lo vivido, es tal como ocurrió ¿Vale la pena quedarse anclado en el dolor, el resentimiento y la rabia cuando tus agresores ya están fuera de este plano o disfrutando su vida a su manera, mientras sigues apegado al sufrimiento y al dolor? ¿Quién está sufriendo sin poder reiniciar proyectos o comenzar y desarrollar nuevas ideas? ¿Qué tiene que pasar para que decidas de nuevo, una nueva ruta, la del amor, el perdón y la libertad interior?
Como siempre he dicho, no hay recetas mágicas, pero sí se puede decidir de nuevo, sí se puede despertar a la conciencia del amor y la plenitud para darnos cuenta que el sufrimiento no es nuestro propósito en esta vida, de manera que:
· Ábreles un espacio a las emociones y exprésalas para liberar todo sufrimiento emocional.
· Reconoce tu vulnerabilidad y valora tu fortaleza interior.
· Comienza a vivir el momento presente.
· Agradece cada aprendizaje, tanto de las “buenas” como de las “malas” experiencias”.
· Aprende a vivir un día a la vez.
· Mantente conectado con Dios.
· Busca ayuda psicológica profesional, desahoga tus penas y libérate de pensamientos negativos y limitantes.
· Decídete por ti.
· Dale descanso a tu mente, tu cuerpo y espíritu.
· Ríndete ante Dios, ábrele tu corazón y descansa en Él.
· Dedícale tiempo a la meditación.
· Haz ejercicios físicos.
· Disfruta de las pequeñas grandes cosas de la vida.
· Fortalece tu salud.
¡El mayor regalo que nos deja el pasado, es la capacidad de aprender de él y dejarlo ir!
Yamilet Pinto
@yamiletpinto
Psicóloga
FPV 16.092
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