Opinión

¿Y si Cambio? Rechazar a los hijos afecta su desarrollo psicoemocional

El punto es que cuando un niño ha experimentado esta vivencia, su evolución emocional se ve seriamente comprometida.
sábado, 21 septiembre 2024

La maternidad es el estado de una mujer que logra tener hijos, el cual supone felicidad y bienestar, sin embargo, cada vez crece el número de madres que resienten este rol, por sentirse limitadas en el tiempo para sí mismas, para descansar, trabajar, estudiar, compartir con sus amigas o por no sentirse preparadas para atender a tiempo completo a sus hijos, especialmente si presenta algún tipo de trastorno del desarrollo que se le dificulta aceptar, por lo cual los tratan con desprecio, rechazo agresividad, ira y mal humor.

Emocionalmente, las madres que sienten rechazo por sus hijos, por lo general se sienten muy estresadas, culpables, tristes, molestas, avergonzadas y solas, con cierta dificultad para expresar abiertamente lo que piensan y sienten, irónicamente, por temor a ser rechazadas, criticadas y juzgadas.

¿Por qué una madre rechazaría a su hijo (a)?

Esta es una pregunta que muchas personas se hacen, sin embargo, esa sensación pudiera sentirse eventualmente. El problema es cuando ésta se hace permanente y se transforma en un rechazo continuado que afecta significativamente al niño.

Entre las principales causas de este rechazo tan acentuado están:

· La maternidad no deseada, a temprana edad o no planificada en la adultez.

· Las heridas no sanadas con el padre de la criatura, convirtiendo al niño (a) en un disparador del dolor y la ira.

· Heridas de la infancia donde se guardan resentimientos con la madre.

· Patrones de crianza que vienen arrastrándose.

· Algún tipo de trastorno mental de la madre.

· Padecimiento de algún trastorno del desarrollo del niño (a).

· Inmadurez y falta de inteligencia emocional.

Este tipo de rechazo es definido por Ronald Rohner, psicólogo y profesor emérito de Desarrollo Humano y Ciencias de la Familia y Antropología en la Universidad de Connecticut, como Rechazo Parental y consiste en la ausencia de calor, afecto o amor de los padres hacia sus hijos o el privarlos de éstos de modo significativo.

Según el mismo autor puede adoptar las siguientes formas:

· Frialdad o desafecto.

· Hostilidad y agresividad;

· Indiferencia y negligencia (incluye no solo la falta de atención a las necesidades materiales del niño, sino también a las psicológicas y emocionales); y

· Rechazo indiferenciado (creencia de no ser querido por los padres a pesar de no tener indicadores conductuales que reflejan que son negligentes, distantes, hostiles, poco afectuosos o agresivos).

El punto es que cuando un niño ha experimentado esta vivencia, su evolución emocional se ve seriamente comprometida, en virtud que necesita recibir respuestas emocionales positivas por parte de las personas significativas e importantes para ellos, muy especialmente de su madre quien juega un rol determinante en el desarrollo de su personalidad y quién debería ser una poderosa motivadora, proveedora de seguridad emocional y bienestar.

De manera que, si la madre mantiene un rechazo continuado, estará generando en su pequeño profundas heridas en la conformación de su personalidad y conducta, tales como:

· Insensibilidad o falta de respuesta emocional

· Evitación y dificultad para expresar y recibir cariño.

· Violencia, hostilidad, agresión y problemas de relación.

· Ira y resentimiento, disminuyendo su capacidad de manejar y afrontar las situaciones de estrés,

· Mayor inestabilidad emocional

· Baja autoestima y bajo sentido de competencia o autoeficacia, tendiendo a pensar que no posee las cualidades necesarias para ser queridos o que no es merecedor de amor o aceptación.

· Dependencia inmadura (excesivo reclamo de aceptación); e

· Independencia defensiva (evitación de cualquier signo de afecto o aceptación de los otros).

· Percepción negativa del mundo, donde prevalece la desconfianza, la hostilidad, la inseguridad, la amenaza y el peligro.

El amor como antídoto al rechazo

Si como madre estás experimentando rechazo por tu niño o niña, es importante comprender que esta situación es más común de lo que cualquiera pueda imaginar, lo que pasa es que de ello no se habla, por lo que es fundamental entrar en un proceso de toma de conciencia y despertar a la sanación, que implica autoaceptación de las propias decisiones, perdonarse a sí misma y aprender de cada experiencia; así como la aceptación de tu hijo (a), a través de:

· Iniciar un proceso psicoeducativo con un psicólogo profesional, que te permita comprender las causas de este rechazo, los efectos y la solución.

· Concientizar que es un proceso que apenas comienza, por lo que necesitarás paciencia y compromiso.

· Comenzar con pequeñas muestras de cariño, respeto y cuidado, especialmente porque es un ser humano que no pidió venir al mundo, que no es responsable de las decisiones de sus padres y que no es culpable de haber nacido con algún trastorno del desarrollo.

· Psicoeducarte en cualquier trastorno del desarrollo que esté enfrentando tu hijo.

· Evitar compararlo con tus otros hijos o con otros niños.

· Apoyar y acompañar a tu hijo en su camino de sanación y transformación.

Recuerda que un niño es vulnerable y aún no tiene capacidad de independencia, asume con amor la responsabilidad de guiarlo, cuidarlo, protegerlo y brindarle seguridad y estabilidad emocional.

¡Dios y la vida, te lo agradecerán!!

Yamilet Pinto

Psicóloga

@yamiletpinto

yamipinto@gmail.com

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