Opinión

¿Y si Cambio? Manejar la incertidumbre ofrece paz en medio del caos

La certeza por su lado, ofrece confianza, seguridad y motivación.
Yamilet PINTO
sábado, 11 abril 2020

La incertidumbre, por definición, es falta de seguridad, de confianza o de certeza sobre algo o alguien, especialmente tiene que ver con nuestra necesidad de control y certeza sobre el futuro. Nos gusta saber qué va a pasar, cuándo, dónde, cómo y con quien.

Es decir, queremos tener la certeza y el conocimiento sobre los hechos y acontecimientos futuros.  Sin embargo, la vida nos ha demostrado que pocas veces podemos tener el control cien por cien, tanto de las experiencias negativas como de las positivas que vayamos a vivir, por más que nos “preparemos o anticipemos” a ellas, igual ocurrirán como hayan de ocurrir, escapando de nuestro control.

La certeza por su lado, ofrece confianza, seguridad y motivación las cuales fortalecen la autoestima, el autoreconocimiento, la autoaceptación y el autorespeto, necesarias tanto para la toma de decisiones, como para transitar experiencias adversas que no podemos controlar como la enfermedad, el divorcio, la muerte de un ser querido o los cambios climáticos, económicos, políticos y sociales que ocurren en el mundo.

Evitar caer en la angustia y ansiedad que genera la incertidumbre es fundamental para preservar la salud física, mental, emocional y espiritual, tan vital para una convivencia sana con nosotros mismos y con nuestro entorno.

Incertidumbre y ansiedad van de la mano

Desde el punto de vista de la psicología, la angustia y la ansiedad en la teoría de la personalidad es un concepto clave, especialmente en las teorías psicoanalíticas, en las que son determinantes para comprender las dinámicas de nuestras conductas.

Por lo general, se conoce que el estado o sentimiento de angustia está más estrechamente asociado a la incertidumbre que al miedo.

Este estado está acompañado de cambios corporales como intensificación del ritmo cardíaco, aumento del miedo de que algo ocurra, sudoraciones, temblores, dolor en el pecho, entre otros síntomas, provocados por la incapacidad para actuar efectivamente en la satisfacción de un deseo.

Es importante destacar que la angustia está asociada a sentimientos de inseguridad, que comienzan en la infancia y pueden deberse a la sensación de desamparo o a la experiencia de una desaprobación parental, lo cual, al tener un estímulo, externo o interno, que los active nuevamente, produce reacciones físicas y emocionales difíciles de gestionar, producto de la incertidumbre y de la posibilidad de cambiar el futuro.

La vida actual tiene muchos de estos aspectos, especialmente, el de los acelerados e inesperados cambios que, inevitablemente, mueven estructuras internas que exigen de nosotros saberlas gestionar para así evitar crisis por estados de shock y angustia.

Influencia e incertidumbre

Se ha dicho en muchas ocasiones que la incertidumbre nace de la falta de información y de saber. Esa necesidad de saber hace que busquemos información para satisfacer nuestra necesidad de certidumbre, lo que nos hace mucho más susceptibles a recibir cualquier tipo de información de la cual podríamos valernos para satisfacer esa necesidad de saber y control. De allí nacen los múltiples rumores e influencia de las fakes news y con ella los estados de angustia, desesperación, dolor, ira, impotencia, rabia y frustración.

Diversos estudios han concluido que cuanto mayor es la incertidumbre en una persona más fácilmente influenciable es; y cuando una persona posee certeza, seguridad y confianza en sí misma más posibilidades tendrá de neutralizar la influencia y la necesidad de influencia, es decir dejaremos de ser víctimas de noticias falsas, mentiras en las relaciones y mantendremos una personalidad mucho más estable física, emocional, mental y espiritualmente.

Aprender a manejar la incertidumbre

La Psicología Positiva nos ha aportado grandes beneficios para aprender a gestionar y manejar los estados de estrés, angustia y tristeza que se registran en medio de la incertidumbre.

En principio nos permite comprender que es una necesidad básica nuestra, como seres humanos el intentar influir y manejar nuestra propia vida y para lograrlo, necesitamos:

1. Aceptar que no siempre podemos controlar todo en nuestra vida.

2. Aprender a recibir y aceptar los cambios.

3. Explorar dentro de nosotros qué podemos hacer y qué no podemos hacer, en medio de la incertidumbre, nos ayudará a afrontarla sin temor ni angustia.

4. Sanar el sentimiento de indefensión aprendida que surge cuando creemos que hemos perdido o no tenemos ningún control sobre nuestra vida, que estamos a merced, al cien por cien, de los factores eternos y somos incapaces de controlar las circunstancias.

5. Practicar herramientas como el Mindfulness para alcanzar niveles de paz, calma y serenidad.

6. Meditar para aprender a reenfocar la atención de nuestra mente.

7. Soltar, dejar ir y fluir con el todo.Esta nueva manera de vida despertará una nueva energía y un nuevo estado interior.

Yamilet PintoPsicoterapeuta@yamiletpinto

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