¿Y si Cambio? La infidelidad ¿causa o consecuencia?
Uno de los principales problemas dentro de la relación de pareja es la infidelidad. De ella se desprenden las separaciones, crisis, divorcios, celos, desconfianza, ira, resentimiento, dolor, tristeza, fragmentación e inestabilidad.
Independientemente de si es una infidelidad emocional (cuando se siente afecto, intimidad y amor por la otra persona) o sexual (cuando es la pasión la que rige los encuentros), afecta significativamente la calidad y continuidad de la relación.
General y culturalmente, la infidelidad es atribuida más a los hombres que a las mujeres, aunque las estadísticas de infidelidad femenina crecen cada día más, tanto si se trata de una relación heterosexual o no.
La forma en que ésta se materializa causa los mismos estragos en la pareja, tanto si se trata de sólo un encuentro o más, haya sido producto de una noche de copas, se haya mantenido en el tiempo o se haya llevado una doble vida durante muchos años a lo largo de la relación de pareja.
Descubrí que mi pareja es infiel ¿Qué hago, me divorcio?
Esta es una de las más frecuentes preguntas de quien ha sufrido la infidelidad. Muchas mujeres deciden divorciarse o separarse, sin pensarlo mucho o cansadas de tantas veces haber pasado por lo mismo.
Otras se quedan en la relación, sin procesar cómo sobrellevar esa nueva realidad y viven la vida sufriendo los coletazos de la infidelidad: La ira, la desconfianza y la vergüenza.
De allí que sea importante tomar conciencia de que la infidelidad es más que un asunto de pareja, es un asunto donde todos los integrantes del entorno familiar sufren las secuelas y consecuencias de la misma.
De las múltiples causas que pueden llevar a una pareja a separarse o divorciarse, la infidelidad ocupa alrededor del 20 % de los casos, aunque en el fondo no estén tan convencidos de querer hacerlo, especialmente, si es el hombre quien ha cometido la falta, en cuyo caso la mujer, en muchas oportunidades, se plantea la posibilidad de perdonar, bien porque piensa en sus hijos, en su estabilidad económica, en su seguridad social, en la continuidad de los negocios o en la posibilidad de consolidar su sueño ideal de conformar una familia; y el hombre, por muy infiel, egoísta o machista que sea, raramente desea deshacer el matrimonio.
De allí el dicho “Hombre no deja mujer”. Caso contrario, cuando es la mujer quien ha cometido la falta, y el hombre, impulsivamente, abandona el hogar o echa a su mujer de la casa, independientemente de sus hijos, herido en su orgullo y con temor a enfrentar la vergüenza.
En cualquiera de los casos, descubrir la infidelidad no necesariamente debe obligar a una separación. Ésta no debe ser una decisión automática, es determinante que antes de gestionar el divorcio o separación, se puedan dar la oportunidad de comprender las razones para irse o quedarse; descubrir para qué pasa lo que está pasando y por qué se llegó al punto donde ahora se encuentran.
Estas reflexiones que han de hacer juntos les permitirá revisar la situación y ambos hacerse cargo de sus respectivos asuntos, asumir sus responsabilidades y decidir si quieren intentarlo una vez más y revisar una alternativa más funcional, como buscar acompañamiento psicoterapéutico individual y de pareja.
Es común que la mujer esté abierta a esta posibilidad y sea el hombre quien se niegue o resista a asistir a estos procesos.
De ser así, ambos tendrían que seguir evaluando sus posibilidades y hacerse consciente de lo que realmente quieren y como lo quieren vivir.
Sincerar sus sentimientos y proyectos y según su decisión, ir hacia el reencuentro y la reconquista o al abogado que gestione la mejor separación.
El camino de retorno
La infidelidad no llega por casualidad, es un fenómeno social que está latente, es como un fantasma que amenaza con sufrirla o cometerla.
Independientemente de donde estemos en este momento, sufriéndola o cometiéndola, reflexionemos un poco más para ir en pro de un camino de luz en la oscuridad:
1. ¿Cómo empezó todo?
Descubrir la intención que tenían al casarse les dará una visual de cómo y cuándo empezó todo. Este es el punto de partida de la mayoría de los problemas.
Algunas respuestas a esta pregunta son: “Me casé porque era la forma de salir de mi casa” “Nos casamos porque estábamos embarazados”, “Mis padres eran muy estrictos, debía cumplir y la verdad no estaba tan enamorado”, “Quería que se quedara conmigo y no con el otro, me apresuré”
2. ¿Cuánto tiempo se conocieron, qué tanto hablaron de su proyecto de pareja, a qué acuerdos llegaron sobre los valores de su relación?
3. ¿Cuáles patrones familiares vienen arrastrando en materia de comunicación, relaciones sexuales, manejo del dinero, crianza de los hijos, cuidado del hogar y fidelidad?
4. ¿Qué tan sinceros u honestos están siendo en la relación en cuanto a sus necesidades, sueños y expectativas?
5. ¿Cuáles son los rasgos personales y emocionales que están afectando la sana convivencia: Agresividad, violencia, celos, inseguridad, baja autoestima, miedo, silencio?Explora y sabrás si la infidelidad es una causa o una consecuencia en tus conflictos de pareja.
@Yamilet Pinto
Psicoterapeuta
Coach de vida
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