Opinión

¿Y si Cambio?: Inteligencia espiritual, una dimensión en desarrollo

Lo bueno de todo esto es que no tenemos que ir al Himalaya para sentir paz y ser espiritualmente inteligentes.
sábado, 12 agosto 2023

El ser humano busca paz, tranquilidad, serenidad, calma y sosiego en un mundo agitado, lleno de retos que le sacan de su estabilidad psicoemocional.

Ese estado de quietud sólo se logra con el despertar de la conciencia, lo cual significa estar consciente de las emociones, de los pensamientos y de las conductas que tenemos frente a los acontecimientos y experiencias diarias, frente a las personas y frente a nosotros mismos.

No podemos hablar de Inteligencia Espiritual si nos mantenemos anclados al egoísmo, egocentrismo, a la arrogancia y a la falta de humildad.

La sabiduría interior habita en cada uno de nosotros y en la capacidad que tengamos para darnos cuenta que no es afuera sino dentro de nosotros donde está la verdadera sanación, el verdadero renacer, la verdadera plenitud y las más pequeñas – grandes verdades.

Quizás nos acostumbramos a buscar respuestas fuera de nosotros o quizás aprendimos a culpar a los demás de lo que nos pasa, lo cual sin duda nos distrae del verdadero sentido de vida.

O quizás creímos que la plenitud de la vida se podría lograr pasando por encima de los demás, haciendo lo que nos provoque y sin medir las consecuencias en nuestra propia vida, en la vida de los demás y en el ambiente.

La profundidad de la Inteligencia Espiritual está en la cotidianidad de la vida

Hablar de espiritualidad tiene una connotación profunda, y de alguna manera esto ha alejado a muchos a conversar sobre el tema en la cotidianidad de la vida.

Obviamente, la Inteligencia Espiritual tiene bases filosóficas y psicológicas, porque ambas áreas están cohesionadas con el bienestar interior del ser humano, por lo tanto, la espiritualidad es una dimensión más, que permanece en desarrollo y expansión y que sólo necesita de la disposición de crecer en esta área, tanto como se crece en lo profesional, académico, social o económico.

Para ir adentrándonos en la Inteligencia Espiritual, necesitamos desarrollar también nuestra Inteligencia Emocional, la cual nos involucra a nosotros como personas y a nuestro entorno como dimensión social.

Somos seres emocionales y también espirituales que, desde el estudio de la Filosofía hasta la Inteligencia Emocional, estamos buscamos respuestas para comprender el significado y sentido de la vida, así como descubrir que necesitamos desarrollar competencias que nos permitan vivir en paz, en conexión con nuestro Ser Interior y con las personas que nos rodean, en estado de gracia y gratitud, aprendiendo del compartir la experiencia humana fortalecidos en el amor y la compasión.

Lo bueno de todo esto es que no tenemos que ir al Himalaya para sentir paz y ser espiritualmente inteligentes. Tampoco requiere convertirse en monje para experimentar el despertar de la conciencia. En la cotidianidad lo podemos alcanzar y practicar cuando:

· Agradecemos de corazón cada experiencia de vida.

· Oramos a Dios y hablamos con Él sobre lo que le agradecemos y sobre lo que necesitamos.

· Reflexionamos sobre los errores, buscamos subsanarlos y aprender de ellos con un elevado nivel de conciencia de uno mismo y de lo que somos.

· Meditamos activa o pasivamente.

· Somos flexibles de pensamiento.

· Nos inspiramos en nuestros valores y reconocemos en los demás su aporte en nuestro desarrollo personal y espiritual.

· Hacemos silencio interior y trascendemos el dolor y el sufrimiento

· Somos capaces de soltar y dejar ir lo que ya cumplió su misión en nosotros.

· Comprendemos que estamos interconectados, y que lo que hace uno afecta al otro.

· Somos incapaces de tomar algo que no sea nuestro.

· Nos motivamos e inspiramos en el logro de nuestra misión de vida.

· No le hacemos daño a nadie.

· Abrazamos a nuestros hijos, los escuchamos y le manifestamos nuestro amor, sin juzgarlos ni maltratarlos.

· Construimos un proyecto de pareja consciente del amor y de las competencias y habilidades que necesitamos desarrollar para alcanzar equilibrio mental, emocional y físico dentro de la relación.

· Somos incapaces de tomar algo que no sea nuestro.

· Respetamos nuestro cuerpo y el cuerpo de los demás.

· Hacemos las cosas con y por amor.

· Actuamos con responsabilidad en el trabajo.

· Somos ecológicos en el trato con el ambiente y la naturaleza.

· Reconocemos nuestras emociones y las transitamos con gentileza y compasión.

Y lo que requerimos para lograr esta cotidianidad es vivir en conciencia plena del momento presente, en reflexión, oración, bienestar, equilibrio y atención a nuestras necesidades y al de nuestro entorno.

Un estado de quietud que nos merecemos

¿Quién no está cansado de vivir en medio del perfeccionismo crónico, el juicio permanente, la crítica despiadada, la adicción al sexo, al sufrimiento, al alcohol, a las drogas, al trabajo, al conflicto, a la competencia entre pares, a la lucha por el estatus social y económico?

La humanidad quiere vivir la plenitud que le deja el logro de un sentido de trascendencia, manifestando su creatividad, sabiduría interior y felicidad al:

· Encontrar un propósito, sentido y significado a la vida.

· Mantenerse en un estado de esperanza, gratitud y amor.

· Tener una FE inquebrantable en sí mismo, en Dios y en su prójimo.

· Servir y contribuir a la felicidad del otro.

¡La Inteligencia Espiritual nos permite vivir a plenitud emocional, mental y físicamente!

Yamilet Pinto

@yamiletpinto

Psicóloga

FPV 16.092

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