Opinión

¿Y si Cambio? Gestiona la culpa y el miedo al terminar la relación de pareja

El tema de quien toma la decisión de terminar una relación de pareja hace que el otro se perciba de una u otra manera.
Yamilet PINTO
sábado, 16 enero 2021

Cuando se termina una relación de pareja, surge en cualquiera de las partes, dejado y dejador, diversas emociones, independientemente si la relación termina de manera conflictiva, sorpresiva o negociada.

Es inevitable sentir dolor y tristeza, rabia o culpa, frustración y una sensación de impotencia y nimiedad ante el otro, especialmente el dejado.

El tema de quien toma la decisión de terminar una relación de pareja hace que el otro se perciba de una u otra manera.

Quien decide terminar la relación, dejador, generalmente es percibido como el malo o la mala, insensible y desagradecido (a), mientras que quien se queda (dejado), se percibe muchas veces como el más vulnerable, la victima de la situación por sufrir el abandono.

Independientemente del rol que toque desempeñar en el destino de la relación, es importante gestionar conscientemente las emociones que se viven en el proceso, ya que, de no ser así, se podrían tomar decisiones apresuradas, como retomar una relación que no ha superado las causas de la separación y aunque al principio ambos podrían sentir alivio, también es posible que el miedo, los reproches y la desconfianza afloren y más adelante sufrir las consecuencias de no contar con la capacidad de afrontar emocionalmente una ruptura.

Manejar la culpa es clave para sanar

El sentimiento de culpa es una de las manifestaciones emocionales que destaca en el proceso de duelo y superación de una ruptura de pareja.

La sienten ambos, independientemente, del rol que jueguen en el proceso. Aunque podría pensarse que el dejador está tranquilo, la culpa también le acompaña, especialmente por sentir que es el causante de malestar en el otro, de romper con sueños o proyectos juntos, la ilusión de viajar, tener hijos, comprar una casa, en fin, un conjunto de expectativas que ya no se cumplirán y que hieren al dejado.

En los casos en los que la decisión la toma el dejador por agotamiento emocional, maltrato psicológico y relación de dependencia, su sentimiento de culpa se duplica, porque además de lo anterior, siente no haber hecho lo suficiente para mejorar la relación, por no haber enmendado sus errores a tiempo, por no haber compensado la confianza del otro, diciéndose a sí misma (o):

“Si lo hubiese hecho diferente, esto no hubiese pasado”, y es paradójico porque este sentimiento es propio del dejado.

En este sentido, los sentimientos de culpa del dejado, giran en torno a la magnitud que le da a sus errores, a sus actos, los cuales siente que no corrigió a tiempo; piensa que si no hubiese hecho tal o cual cosa o si hubiese hecho tal o cual otra, la relación continuaría y no se hubiese roto; se culpa de no haber hecho todo lo que estaba a su alcance, decepcionando al otro y justificando su conducta, lo cual en muchos casos le lleva a una dinámica de prometer corregir y cambiar, para volver a “la normalidad”, corriendo el riesgo de una “reconciliación” apresurada que inevitablemente terminará en reproches, desconfianza, reclamos y hasta deseos de venganza.

En importante reconocer que, en ambos casos, el sentimiento de culpa es natural, es solo parte de proceso de duelo que están viviendo.

Es una de las emociones que se requiere gestionar, particularmente si las causas que llevaron a la ruptura no se han hecho conscientes.

Pareciera ilógico mencionar la racionalidad en medio de un duelo emocional, sin embargo, es muy importante revisar muy consciente y deliberadamente, lo que ocurrió a lo largo de la relación y cómo poder superar tales situaciones para, en el futuro, iniciar una nueva relación con los aprendizajes que deja esta, sea o no con la misma persona.

Si no se concientizan las causas y se gestionan las soluciones, una nueva ruptura está en puertas.

Miedo a la soledad, la trampa del circulo vicioso

Transitar el duelo de la ruptura hace que se despierten muchos miedos internos, uno de ellos es el miedo a quedarse sola (o), el cual se convierte en la trampa para caer constantemente en el circulo vicioso de terminar y reconciliarse, sin superar los conflictos existentes en la relación.

Para comprender este ciclo, es determinante reconocer que durante este proceso de duelo se transitan diversas etapas, siendo una de ellas la etapa de la negación, donde se experimentan deseos de reconquista, necesidad de reparación o corrección, empeño obsesivo en entender por qué está ocurriendo esto y una de las más frecuentes y peligrosas es la de querer mantener la amistad a cualquier precio.

Todas ellas llevan escondido, subyacentemente, el miedo a estar sola (o), no caigas en esa trampa que luego lamentarás, en su lugar:

1. Busca ayuda profesional.

2. Enfócate en recuperar tu propia identidad y autoestima.

3. Reconoce y gestiona tus emociones.

4. Reconoce que todo cambia.

5. Pregúntate qué podrías aprender de esta experiencia.

6. Plantéate un nuevo plan o proyecto de vida.

7. Fortalece tu capacidad para tomar decisiones.

8. Tómate el tiempo que necesites.

9. Recupera tu autonomía emocional.

10. Blíndate espiritualmente.¡Es tiempo de volver al amor, es tiempo de volver a ti!

Yamilet Pinto

Psicoterapeuta/Life Coach

@yamiletpinto

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