Opinión

¿Y si Cambio? ¡Alto a las comparaciones!

Un veneno dosificado lentamente va matando la especie. De esa manera funciona la crítica constante que nace de la comparación.
sábado, 15 julio 2023

¿A quién le gusta que lo comparen con otros? De seguro a ninguno de ustedes le agrada las comparaciones. No importa si esa comparación es positiva y mucho menos si es negativa.

Y aunque nos desagrada, pareciera se nos olvida e inconsciente o conscientemente tendemos a ellas, con el argumento de que así enseñamos al comparado cómo hacerlo mejor, olvidando que cada ser es único e irrepetible.

¿A cuántos de nosotros cuando niños, nos compararon con el hermano mayor, la hija de la comadre, los primos o los vecinos? ¿A cuántos de nosotros, aun siendo adultos, la pareja nos compara con la suegra, el esposo de la amiga o con los compañeros de trabajo que ya salieron de la empresa o del negocio? Seguro que a muchos ¿cierto? y a ninguno le agradó ni le agrada que pidan que seamos quienes no somos.

Así como a nosotros no nos gusta, nos incomoda y nos duele que nos comparen, a nuestros hijos tampoco les agrada ser y sentirse comparados con otros.

Les desagrada y duele cada vez que les decimos que su hermano mayor, primo, o vecino (a) lo hacían o hacen mejor: “no sé por qué saliste así, si tu hermano (a) era diferente, ¿por qué si él era tan buen estudiante tú no lo eres?; con él no tuve tantos problemas como los tengo contigo”.

Otra comparación qué desagrada muchísimo es el típico: “yo a tu edad” “yo cuando”… y viene una larga lista de cosas.

El veneno silente de la baja autoestima: La comparación

Un veneno dosificado lentamente va matando la especie. De esa manera funciona la crítica constante que nace de la comparación.

Deshace la autoestima, confianza y seguridad en nosotros mismos. Esa dosis, sin querer y sin saber se la estamos suministrando a nuestros hijos, no sólo en la casa, también la reciben en la escuela, por ejemplo, cuando un hermano ha estudiado o está estudiando en el mismo colegio y sus resultados han sido diferentes, los maestros no dejan de repetir “tu hermano (a) era excelente, se comportaba maravillosamente bien, era un niño (a) espectacular” o la lapidaria frase “¡Qué diferencia!

Esas son las pequeñas dosis de veneno que van matando el autoconcepto y autopercepción de nuestros hijos (niños o adolescentes) y los convierte en personas inseguras de sí mismos que buscan, infructuosamente, ser “perfectos” y “complacer a otros”, para sentirse queridos, amados y aceptados, lo cual inevitablemente, origina las. conductas disruptivas que nacen de la frustración, la ira y la tristeza por no ser quienes los padres y maestros desean, por no cubrir sus expectativas, por no poder complacerlos y mucho peor, por no aceptarse a sí mismos, no ser auténticos y genuinos.

¿Es malo tener modelos de referencia?

No. Al contrario, nuestro primer aprendizaje se da por imitación y repetición de lo que hacen nuestros referentes (padres, abuelos, maestros). Lo que necesitamos concientizar es que luego de aprender cómo se hace, en nuestra originalidad elegimos nuestro propio estilo y forma.

Quien busca hacer las cosas de la misma manera que lo ha hecho otro, termina lleno de frustración al darse cuenta que no lo va a lograr y es necesario comprender que una cosa es aprender de lo que han hecho los demás y otra cosa es querer ser como ellos.

Esto es lo que causa la frustración, ira y dolor, porque no somos como ningún otro, somos únicos. Nuestros hijos también.

Amor incondicional devuelve su autoestima

Los niños forman su autoconcepto y valía sobre la base de lo que nosotros les decimos sobre ellos. Como padres, somos sus referentes más importantes, de manera que lo que diga mamá o papá es una verdad absoluta.

Así que no condicionemos el amor a nuestros hijos ni los obliguemos a ser quienes no son. Esto sólo traerá un auto rechazo y no se aceptará a sí mismo.

Si quieres que tu hijo sea seguro de sí mismo, exitoso y feliz:

1. Deja de compararlo.

2. Acéptalo tal cual es.

3. Agradécele su presencia en tu vida.

4. Evita el perfeccionismo.

5. Escucha sus necesidades.

6. Enséñales a no depender de la aprobación de los demás.

7. Si ya lo haz comparado por mucho tiempo, Juntos pueden sanar las heridas del pasado.

Detén la comparación y procura tener hijos felices, no hijos perfectos.

Yamilet Pinto

@yamiletpinto

Psicologa

yamipinto@gmail.com

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