Cuenta La Leyenda: Frutaleando
Termina de despedirse el año 2020, al que le hemos atribuido cualquier cantidad de nombres por haber sido una situación en la cual hemos vivido, como quien dice “toreando” una cantidad de situaciones de diferentes índole.
Me llamó poderosamente la atención cuando pude palpar en los últimos minutos faltantes para darse el abrazo familiar, la carencia de las uvas en la mesa acompañando la cena del 31 de diciembre.
Cuando la gente se reúne en familia para esperar con gran emoción la llegada del nuevo año que recibirán al son de la música, cornetas, pitos, fuegos artificiales, dejando atrás todo lo viejo, preparándose para recibir la buena suerte que el nuevo año le trae, no importa el tipo de uva, lo que importa es que cada una representa los doce meses venideros y por cada una puedes pedir un deseo , esta es una de las formas que se cree se puedan hacer realidad sus motivaciones para el año que viene.
Para ingerir y desear se cumplan en el año venidero los planes sobre viajes, negocios, estudios y muchas otras cosas, esta es una tradición nacida en España, la cual se extendió a los países de América Latina, que según esta tradición se ubica entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
En caso de no encontrar las uvas en el mercado o no se pudieron lograr por cualquier otro motivo, puede hacerlo también con, aceitunas, arándanos, gajos de mandarina, avellanas, frambuesas, garbanzos y hasta semillas de maní o merey.
Todo esto trae a mi memoria, que cuando me crié en la ciudad del Sol Amado, acompañado con la “cuerdita” del barrio, en cualquier día, hora o mes del año comíamos algunos productos vegetales, entre ellos el llamado caujaro, una pequeña semilla de color trasparente, la cual viene en ramilletes y solo lo comen los murciélagos y algunos pájaros.
También se utiliza en la fabricación de papagayos como pegamento; el almendrón; el guácimo, que es una frutilla de color negro, de aspecto áspero, de consistencia muy dura, se puede comparar con una bolita de café viejo algo dulzona, la masticábamos hasta la saciedad, más de uno tuvo que ir a un puesto de emergencia porque se trancaba en los intestinos y tenían que hacerle un lavado estomacal.
El platanito, que se trata de la fruta del cují, solo lo comen los burros, chivos y los muchachos del barrio; la caña fistola, que es una vaina de color negro, del tamaño y diámetro similar a un plátano, parecida a la vaina del árbol llamado Josefina, en el salón de clases prohibían llevarla, es de sabor agridulce, y olor muy fuerte, se decía que el comía de esto estaba a un grado de comer “caca”; y la frutica parecida a una aceituna española, de color morado fuerte, hay quienes la llaman Oliva y Uva Playera (no debe confundirse con la uva de playa que se da mucho en las playas del litoral venezolano). La maravilla o cundeamor; la parchita o maracuyá.
Luego ya después de esto en Maracaibo abundaba el hicaco, el níspero, el zapote, la lechosa, el melón, la patilla, entre otros frutos, pero, al igual que en otros lugares como en el Estado Anzoátegui, en el Estado Bolívar, Guárico, Monagas y en otros estados está la cantidad y la variedad del mango y se ingiere de muchas maneras incluyendo verde con sal y vinagre.
Y la fruta que he dejado intencionalmente de último, el Anacardo, Acaju, nuez de la India, el conocidísimo merey, en el Zulia lo llaman cajuil, caujil y caují, en las islas caribeñas se conoce como marañón, hay variedad, de color amarillo, rojo, verde, es una de las pocas frutas que tiene su semilla del lado afuera, se produce en casi toda Venezuela, Brasil, Islas caribeñas y es de gran utilidad, en la parte medicinal se usa como, la conserva de merey pasao´, el turrón de merey, merey en almíbar, dulce de merey, bebida alcohólica de merey, vinagre, vinos, jugos y la semilla de merey tostada tiene muchos seguidores, incluyéndome.
Hace unas semanas atrás en una reunión en un colegio de profesionales en Puerto Ordaz, un productor agropecuario muy conocido y exitoso dijo: “A la persona que trabaje y le guste el campo, si siembra 50 árboles de mango, coco, merey o parchita, puede estar seguro de que tiene un futuro asegurado para su familia”.
Y cierro recordando que nuestro presidente durante los años 1964-1969., el doctor Raúl Leoni, dijo en una conversación muy personal, que tenía ganas de industrializar el merey, a mi entender, al ser una persona nacida en El Manteco, Estado Bolívar, estaba claro que nadie lo iba a engañar, lamentablemente no se concretó, tal vez por otras prioridades, a diferencia de que en Brasil se logra conseguir cantidad de productos extraídos del merey.
Aunque tiene que pensarse muy bien el dedicarse a la cosecha de dicha fruta, ya que se cultiva luego de tres años.
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