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Tradiciones bolivarenses: El juego de Parapara

Es una de las actividades para entretenerse en Semana Santa que data de las primeras décadas del siglo XX. ¡Quiminduñe! ¿Pare o none?
domingo, 04 abril 2021
Cortesía | Semillas de parapara

“Te invito a jugar conmigo el juego de parapara, una antigua tradición de aquí de nuestra Guayana”, con este verso introduce el tema la cultora popular Mariíta Ramirez, para conversar sobre esta actividad de la época de Semana Santa.

“El juego de parapara, un juego de muchas décadas atrás. Yo no lo jugué, simplemente recabé información a través de la tradición oral, con toda la gente que vivenciaron esa manifestación exclusiva de la Semana Santa o Semana Mayor” en Ciudad Bolívar”, apunta Ramírez, directora fundadora del Grupo Parapara, encargado de preservar las tradiciones de la otrora Angostura del Orinoco.

“Es un juego socializador 100%, donde en aquellos tempos, las manifestaciones de jugar tenían su edad, su credo, sus estipulaciones para realizarlo. La excepción de todo eso es el juego de la parapara que, altamente socializador, recreaba acercamiento inmediato de quien quisiera jugar, porque no tenía edad, no tenía credo, nada que impidiera jugar al ‘pares o nones’”, detalla la investigadora cultural.

Continúa: “en parejas, sin impedimento de ninguna especie, pueden jugar mayores con niños o jóvenes, quienes eran los que más se divertían en las plazas Bolívar del estado Bolívar. Porque los adultos en Semana Santa, acostumbraban cumplir con todo lo que era las manifestaciones religiosas y tenían que llevarse a los niños y niñas, preadolescentes y adolescentes. Ellos cumplían esos servicios religiosos, en el caso de Ciudad Bolívar en la catedral, y todos los niños se quedaban jugando al Quiminduñe en la plaza: abre el puño, ¿sobre cuánto? ¿Sobre pares o sobre none? No iban a aguantarse quedando en la iglesia rezando y más bien, jugaban y se distraían jugando la parapara”.

Mariíta Ramírez, directora del Grupo Parapara

Para el juego

Se necesitaban varias semillas de parapara, son pequeñas, de color marrón oscuro o negras. La idea es que el contrario intente adivinar cuántas paraparas tiene en su puño cerrado, al elegir entre una mano y otra. Puede decir “pare”, es decir número par o “none”, número impar.

Es un juego rápido y con picardía. Por lo que, a veces sin conocer al contrincante, solo con acercarse a alguien que iba pasando por la Plaza Bolívar, los muchachos le hacían la pregunta y colocaban las manos ocultas en la espalda. Y hacían la pregunta: ¡Quiminduñe! ¿pare o none?

“La naturaleza del juego de parapara consiste en el acercamiento de una persona a otra, juego de parejas, a través del intercambio de un juego de manos y de palabras, unas románticas, otras chistosas donde se hacen preguntas directas o de diálogo en forma de galanteo o picardía amorosa. Como el: ¿me quieres o no me quieres? ‘me quieres’ sería pares y ‘no me quieres’, nones. Y eso lo utilizaban muchas personas porque no era fácil enamorarse en esos tiempos y acercarse a la chica o al chico que les gustara”, añade la directora del Grupo Parapara.

Regala otro verso sobre este tema del galanteo: “Periquitos van volando y en el pico llevan flores ahora quiero que me digas si son pares o son nones”.

Forma de colocar las manos para el juego

La dinámica hasta ahora mencionada es la del Quiminduñe, una expresión que indica pregunta, sobre la que no tiene claro su origen ero que probablemente sea la desviación de alguna palabra anglo.

El diálogo:

Jugador 1: Quiminduñe.

Jugador 2: ¡Abre el puño!

Jugador 1: ¿Sobre pares o sobre nones?

Si adivina, se gana las paraparas en el puño escogido.

Hay otras variantes del juego con las semillas de parapara como “La sota galleta”. “En este dialogo o trabalenguas existe una variante en relación con la posición de las manos, se coloca una encima de la otra como cuando se juega El avispero; escondiéndose en cualquiera de los dos puños, las paraparas a jugarse y se dialoga de la siguiente manera”:

-Jugador 1 (el que tiene las paraparas en los puños): ¡La sota galleta!

-Jugador 2: La niña le cuenta

-Jugador 1: ¿Qué dice tu padre?

-Jugador 2: Que te comas esta (señalando donde considera que están las paraparas escondidas) y me des esta (señalando el puño sobrante).

En su recopilación con personas que lo jugaron en la plaza Bolívar de Ciudad Bolívar, el equipo de Fundación Grupo Parapara, encontró otras formas de hacer el juego y expresiones:

“¿Cuántos hijos tendremos?, ¡Adivina si es palomo o gavilán!, ¿A qué hora cantó mi gallo?; ¿cuántos gritos pegó mi loca?; Goligoleando el pavo, goligolieando va, ¿cuántos goligolíos pegó?; ¡Andando la burra, andando va! ¿en cuántas patas?; ¡Marineros al agua!¡Al agua cayó! ¿en cuántos remos?”, emergieron de la tradición oral del pueblo.

Frutos en el árbol

Árbol generoso

En las tradiciones bolivarenses hay una profunda conexión con la fauna y flora propia de la región, hecho que se evidencia en las canciones, rutinas y juegos.

El río Orinoco, las faenas de pesca y los nombres de los peces, el merey y por supuesto, las paraparas.

La parapara o árbol de jaboncillo es frondoso y se reproduce por semillas. El crecimiento es lento y se da bien climas cálidos.

“Su carga se ofrece antes de Semana Santa, de allí la utilidad del fruto para el juego. (…) El árbol se descarga hasta en el mismo sitio para sacar las semillitas negras que van a servir para realizar el juego”, rescata Ramírez, del folleto Quiminduñe, publicado hace algunos años, para registrar datos sobre la parapara.

A su estilo, Mariíta, apunta todo en versos. “La Plaza Bolívar que testigo fue/ del pares o nones que tanto jugué/De puños cruzados con frase amorosa/ juego parapara en la plaza hermosa / cruza los puños juega conmigo/ el quiminduñe, querido amigo”.

La poeta Mimina Rodríguez Lezama, recuerda Mariíta, decía que el juego es de “ritualica trascendencia en el realismo mágico de Guayana”.

Cortesía Revista Esencia. Mariíta mostrando juegos tradicionales.

“Lindo paraparo, valioso es tu fruto, pues con tu semilla yo juego y disfruto”, regala otro verso.

“La parapara, también llamada parapiola, es una semilla negra lustrosa de forma esférica que está recubierta por una concha o membrana semitransparente y rugosa de color ambarino, es conocido por conocer un principio muy amargo, tóxico o venenoso, el cual comercialmente tienen sus aplicaciones en la medicina y en la fabricación de jabones. A esta propiedad alude su nombre científico de Sapindus saponaria“, ilustra la profesora.

El fruto de este árbol tiene propiedades jabonosas y se usaba con frecuencia en pueblos del estado Bolívar y también en estados llaneros como Guárico y Apure.

Otros juegos tradicionales

“Además del juego de las paraparas en Semana Santa también había el encuentro de las zarandas y el trompo chino (porque es extranjero)”, explica Ramírez.

Muchos juegos tradicionales que se consideran parte del folklore tienen un origen foráneo como por ejemplo el trompo, el volador y hasta el gurrufío.

“Lo único que nosotros tenemos con autenticidad para jugar son las paraparas y las zarandas que es una calabacita, descendiente de la auyama, y por eso es fácil de quebrar con el trompo”, explica la también músico.

Con antelación las muchachas preparaban sus zarandas. Las dejaban secar, les sacaban todas las semillas y luego las decoraban. Los varones llegaban con sus trompos al encuentro para bailar las parejas e intentar quebrar las zarandas.

En el juego, que usualmente se hacía en el amplio patio de alguna casa de Ciudad Bolívar, había una saranda especial, más pequeña a la que llamaban “reinita”.

Zaranda guayanesa

Era como la máxima prueba para los jugadores, pues la reinita era embadurnada con manteca de cochino y colocada al sol, lo que la hacía absorber la grasa y endurecerse. Luego la decoraban con papeles de colores tan cual reina.

Era la más difícil de quebrar por su firmeza. Quien lograba hacerlo era declarado el campeón de la jornada. Pero una cosa más: en el interior de la zaranda reinita había un papel con una lista de peticiones que debían cumplir el ganador para celebrar la fiesta el Domingo de Resurrección.

Los juegos tradicionales servían para que el encuentro de la muchachada y las familias en Ciudad Bolívar y diferentes centros poblados del estado Bolívar en los días de recogimiento de la semana santa.

Con la llegada de las nuevas tecnologías, cada vez son menos quienes recuerdan las tradiciones, cuya única manera de preservase es practicándola y enseñándola a las nuevas generaciones.

En la Fundación Grupo Cultural Parapara mantienen esta labor activa y orientan a todo el que desee conocer sobre las expresiones propias de Ciudad Bolívar como la guasa y los pájaros de Carnaval, los Caballitos de San Juan, el Día del Congreso de Angostura y más.

Invitan a conocer la historia y tradiciones de Ciudad Bolívar

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