¿Y si cambio? La depresión se disfraza también de ira

Muchas veces vemos a las personas furiosas, explotando de ira, arrasando con todo y con todos, maldiciendo, golpeando, gritando y reaccionando de manera descontrolada frente a otras, independientemente si se trata de hijos, pareja, padres, compañeros de trabajo, amigos o hermanos.

Son personas que explotan su capacidad de simular o falsear lo que verdaderamente sienten.

Luego que tienen estas explosiones, se arrepienten, sienten culpa y lo lamentan, pero, sin querer, a la vuelta de otra oportunidad, repiten la conducta sin saber por qué.

La razón de esto es que estas personas esconden detrás de sí una de las emociones más rechazadas, de las que nadie quiere hablar ni sentir: La Tristeza.

En vista de no querer mostrar lo que verdaderamente sienten, también las personas deprimidas pueden mostrarse sonrientes, “alegres”, “positivas”, “felices” y “dispuestas” aunque estén llenos de tristeza interiormente, es lo que se conoce como la depresión sonriente o depresión atípica.

La razón por la que las personas eligen esconder la tristeza es que se niegan a mostrase vulnerables, por miedo a ser rechazados, criticados, cuestionados, juzgados y finalmente abandonados.

Temen quedarse solos, por lo cual esconden sus verdaderos sentimientos.

El complejo origen de la depresión

Conocemos la depresión como un trastorno de salud mental, una alteración del estado de ánimo que sucede la mayor parte del día y la mayor parte de los días, afectando a las personas independientemente de su edad, por lo que puede suceder en niños, adolescentes, adultos y adultos mayores.

Conocer las causas que la originan es un proceso muy complejo. Quienes la padecen quisieran tener un conocimiento claro y conciso de lo que la origina.

Sin embargo, no hay una causa única, ya que el ser humano interactúa de diversas formas con el ambiente, tiene su propia historia psicoemocional, biológica y de personalidad que necesitan ser revisados para valorar el impacto que tiene en su bienestar o malestar. Entre los factores que podrían estar relacionados con la aparición de la depresión están:

· Psicoemocionales, los cuales tienen gran influencia en la aparición de los síntomas. Están relacionados con los traumas de la infancia, abuso sexual, maltratos emocionales, mentales o físicos, pérdidas importantes, rechazo o abandono por discriminación en la orientación sexual, religión o política, por parte de los padres o familiares importantes.

· Biológicos, relacionados principalmente por las alteraciones bioquímicas de neurotransmisores que ayudan al bienestar general. Así como alteraciones hormonales y en algunos casos influyen también factores genéticos.

· Personalidad, relacionados la visión y percepción de la vida y sus circunstancias. Por ejemplo, tener un sesgo negativo de la vida, donde se contemplan con pesimismo, negatividad, queja y desesperanza abonan el terreno de la depresión, dándole vida y fuerza.

De manera que el diagnóstico de una persona con depresión es multifactorial y su tratamiento es interdisciplinario, ya que participan en ella el médico especialista en psiquiatría, el psicólogo, y en algunos casos es necesaria la intervención de un endocrinólogo y un nutricionista.

La depresión y sus múltiples formas de manifestarse

Una persona deprimida puede expresar su alteración emocional de diversas formas, o bin de manera silenciosa o bien de manera exagerada, pudiendo presentar:

· Alteraciones en sus estados de ánimo, pudiendo estar profundamente triste, altamente desmotivado y con alto nivel de negatividad y desesperanza o mostrarse en un “eterno estado de felicidad”.

· Ataques o explosiones de ira, cargados de irritabilidad, hostilidad y agresividad verbal, física y emocional con o sin motivo aparente, especialmente en el campo familiar, social, laboral o académico.

· Exagerado nivel de exigencia y perfeccionismo consigo mismo o con el entorno (Hijos, pareja, etc).

· Mucha dificultad para prestar atención y mantener la concentración en actividades académicas o laborales.

· Bajos niveles de energía o exagerada energía que no le permite parar.

· Alteración del sueño y de la alimentación.

· Aislamiento social o exagerada exposición.

· Altos niveles de culpabilidad.

· Pensamientos recurrentes de autolesión o de que “no está pasando nada”.

· Y en los peores de los casos tiene frecuentes pensamientos de autolesión.

En los casos de depresión sonriente, las personas suelen:

· Decir que todo va bien siempre.

· Esforzarse por no colocar excusas y enfrentar todas las responsabilidades.

· Expresar una “permanente felicidad”.

· Mantenerse ocupados todo el día, para huir de la tristeza.

· Cuidar al extremo su imagen personal.

Podemos cambiar el ritmo

Nada está perdido. Podemos encontrar soluciones. Sea cual sea el tipo de depresión que atravieses o la forma en la que la expreses, a través de la ira o de la sonrisa, en ambos casos estos cuadros tienen solución. Sólo hay que actuar a tiempo y buscar ayuda profesional en lo inmediato.

Los pasos principales que tienes que dar son:

1. Reconoce que tienes un problema y si no lo sabes, revisa los síntomas descritos y si tienes cinco o más de ellos, tienes una alarma encendida.

2. Acepta que no existen fórmulas mágicas. Cada caso es único y así será abordado, según las evidencias científicas específicas, que tomará en cuenta el tipo de depresión que se trate, será prescrito el tratamiento que individualmente necesites.

3. Comprender que, así como su origen es multifactorial, la cura también lo es, compleja y posible.

La clave es desenmascarar la depresión y afrontar su verdadera imagen. ¡Hay salidas, búscalas!

Psicóloga YamiletPinto

@yamiletpinto

PsicólogaFPV-16092

yamipinto@gmail.com

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