¿Y si Cambio? La agresividad en el hogar afecta la autoestima de sus integrantes
La conducta agresiva es una de las principales causas de conflictos intrafamiliares, laborales y de pareja. Implica diversas conductas impulsivas, violentas, hostiles y conflictivas que afectan la estabilidad emocional de los más pequeños y vulnerables, como los niños y adolescentes, y también afecta a los mayores de la casa, los abuelos o padres de la tercera edad.
La mujer es víctima de violencia de género y en menos proporción se encuentran los adultos del sexo masculino.
Los efectos que trae consigo la violencia incluye la baja autoestima de los hijos, el crecer en ambientes tan conflictivos, llenos de peleas, gritos, ofensas, descalificaciones e insultos hacen que ellos sufran mucho en su desarrollo psicoemocional; la destrucción de la vida matrimonial; la soledad en la que finalmente queda el agresor, ya que a nadie le gusta vivir en ambientes y con personas tan tóxicas.
Es necesario hablar abiertamente de esto que está ocurriendo dentro de muchos hogares, independientemente del estrato económico o social.
¿Trastorno de Personalidad Antisocial (TPA) o Trastorno Explosivo Intermitente (TEI)?
La agresividad no es una expresión normal. Es necesario ponerle mucha atención, porque en la generalidad de los casos de termina justificando tales agresiones con un “el/ella tiene un carácter muy fuerte”.
Y así intimidan a toda la familia o amigos y se refuerza su conducta, porque cada vez que se identifican con ese “carácter fuerte” se sienten más seguro.
En estos casos, la psicoeducación de cada integrante del hogar es fundamental, tanto para comprender qué ocurre y cómo poder resolverlo.
No cabe la menor duda que el confinamiento social originado por la pandemia del COVID-19 ha exacerbado este tipo de conductas, sumado a la ingesta de alcohol u otros estimulantes.
Así que es importante conocer algunas de las características de los principales Trastornos que están asociados con conductas agresivas, según el DSM-5.
Trastorno de la Personalidad Antisocial
Corresponde a un patrón dominante y vulnerable de los derechos de los demás. Puede aparecer desde antes de los quince años de edad y se manifiesta por tres o más de las siguientes conductas:
• Impulsividad o fracaso para planear con antelación.
• Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o agresiones físicas repetidas.
• Desatención impudente de la seguridad propia o de los demás.
• Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización de alias o estafas para provecho o placer personal.
• Ausencia de remordimiento y manifestación de indiferencia o racionalización del hecho de haber herido, maltratado o robado a alguien.
Trastorno Explosivo Intermitente (TEI)
Según el DSM-5 se caracteriza por presentar arrebatos recurrentes en el comportamiento, que reflejan una falta de control de los impulsos de agresividad manifestada por una de las siguientes:
• Agresión verbal, por ejemplo, berrinches, diatribas, disputas verbales o peleas.
• Agresión física contra la propiedad, los animales u otras personas, en promedio dos veces por semana, durante un período de tres menes.
• Tres arrebatos en el comportamiento o el comportamiento que provoquen daños o destrucción de la propiedad o agresión física con lesiones a animales u otros individuos, sucedidas en los últimos doce meses.
• La magnitud de la agresividad expresada durante los arrebatos recurrentes es bastante desproporcionada con respecto a la provocación o cualquier factor estresante psicosocial desencadenante.
• Los arrebatos agresivos recurrentes no son premeditados, es decir son impulsivos o provocados por la ira; tampoco buscan alcanzar un objetivo tangible como el dinero el poder o intimidación.
• Los arrebatos agresivos recurrentes provocan un marcado malestar en el individuo, alteran su rendimiento laboral o sus relaciones interpersonales, tendiendo consecuencias económicas o legales.
Algunas personas que presentan este comportamiento, es posible que tengan una sensación de alivio y/o cansancio después del episodio y luego podrían sentir remordimiento, arrepentimiento o vergüenza por lo que han hecho.
¿Hay en casa este tipo de comportamientos?
¿En quienes se están repitiendo más, en mamá, papá, niños o adolescentes?
¿Qué hacer si alguien en casa está presentando esta conducta?
1. Reconocer que hay un problema en la familia. De nada sirve justificar lo injustificable.
2. Resguardar a los más vulnerables, los niños, ancianos y mujeres.
3. Conocer los factores de riesgo: ¿hubo maltratos y/o traumas de la infancia? ¿existen otros trastornos mentales asociados o diagnosticados?
4. Buscar ayuda profesional, antes que haya consecuencias mayores, como traumatizar a los niños a dañarlos más emocional, física y mentalmente.
5. Someterse al tratamiento necesario, que incluye psicoterapia cognitivo conductual y farmacológica, si fuera el caso.
6. Reducir cuadros de estrés.
7. Hablar, siempre hay alguien que puede escuchar sin juzgar.
Conocer estos trastornos ayudará a la familia a buscar ayuda más temprano, dejar de ser cultivo para trastornos en los futuros adultos y nos ayudará a crear un planeta más consciente, más humano, más despierto.
Yamilet Pinto
Psicoterapeuta/Life Coach
@yamiletpinto
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